La Cátedra del Tajo defiende caudales ecológicos para garantizar la calidad del agua

Apuntan que en la planificación hidrológica existe "una poderosa herramienta para hacer compatibles los usos con los procesos ecológicos de los ríos"

La Cátedra del Tajo ha defendido la importancia de que la nueva planificación del río establezca un régimen de caudales ecológicos "completo y más exigente ambientalmente", para garantizar "el buen estado de las aguas superficiales y subterráneas", aunque ha considerado que el plan en tramitación tampoco cumple la legislación vigente.

Esta es la conclusión a la que llega la Cátedra, impulsada por la Universidad de Castilla-La Mancha y la Fundación Soliss, en su artículo "Caudales ecológicos: ¿Qué son y por qué son necesarios en el Tajo?", en el que se indica que los caudales que circulan por el Tajo en la actualidad son "bastante diferentes" a los que circulaban cuando estaba en su estado natural, "antes de la construcción de sus grandes embalses".

El motivo de ese cambio es "la sobrerregulación de la cuenca y en concreto de su cabecera para abastecer las grandes demandas urbanas y agrícolas del Tajo y del Segura", ha explicado la Cátedra, que ha señalado que la consecuencia es "el deterioro del estado ecológico del río", pues ha apuntado que, por ejemplo, han desaparecido especies propias del río, han llegado otras invasoras que se adaptan más fácilmente a las nuevas circunstancias y ha desaparecido el bosque de ribera en ciertas zonas.

La Cátedra ha apuntado que en la planificación hidrológica existe "una poderosa herramienta para hacer compatibles los usos con los procesos ecológicos de los ríos", en alusión a los caudales ecológicos, que tienen la finalidad de conservar y recuperar el medio natural, así como mantener "como mínimo la vida piscícola que de manera natural habitaría o pudiera habitar en el río, así como su vegetación de ribera".

Además, también permiten "mantener de forma sostenible la funcionalidad y estructura de los ecosistemas acuáticos y de los ecosistemas terrestres asociados", es decir, que los caudales ecológicos contribuyen a alcanzar el buen estado de los ríos.

Pero la Cátedra ha advertido de que, para que realmente cumplan esta función, los caudales ecológicos no pueden reducirse a una cantidad fija de agua, ya que de forma natural el agua que discurre por los ríos tiene variaciones en magnitud, en frecuencia, en duración y en las distintas épocas del año.

Así, ha subrayado que estas variaciones de caudal son clave para mantener y conservar la diversidad en los hábitats y, en consecuencia, en las poblaciones biológicas de los ecosistemas fluviales, por lo que se considera más apropiado hablar de establecer un régimen de caudales ecológicos, con un caudal mínimo, un caudal máximo, un caudal regenerador, de crecida o de avenida, y una tasa de cambio.

Sin embargo, la Cátedra ha denunciado que el Plan Hidrológico del Tajo del segundo ciclo, el vigente, solo estableció caudales mínimos, y solo para un 5% de las masas de agua de la cuenca y que, además, en las tres masas del río Tajo a su paso por Aranjuez, Toledo y Talavera de la Reina se aprobó un caudal mínimo constante, no ecológico, determinado sin estudios previos ni justificación.

Esto dio lugar -ha recordado- a cinco recursos legales que terminaron en 2019 con otras tantas sentencias del Tribunal Supremo que derogaban los artículos del Plan referidos a los caudales ecológicos y obligaban a la Confederación a fijar un régimen de caudales ecológicos con todos sus componentes en todas las masas de agua de la cuenca.

Sin embargo, la Cátedra ha alertado de que el Plan del tercer ciclo, actualmente en tramitación, tampoco cumple con la legislación vigente. De hecho, ha argumentado que sí que establece los caudales ecológicos mínimos en todas las masas de agua, pero con una ligera variación trimestral, en lugar de mensual.

Además, ha denunciado que los caudales del tramo central del Tajo se relegan a 2027 y el resto de los componentes son fijados en "muy pocos embalses", en concreto en 15 de los más de 200 embalses que tiene el río Tajo.

Por todo ello, la Cátedra ha defendido la importancia de contar un régimen de caudales ecológicos "completo y más exigente medioambientalmente" para garantizar el buen estado de las aguas superficiales y subterráneas, y ha denunciado que la ausencia de un régimen de caudales ecológicos mínimo impide que se mantenga de forma sostenible la funcionalidad y estructura de los ecosistemas; la ausencia de caudales generadores hace que no se inunde la llanura adyacente fuera del cauce ordinario, favoreciendo la pérdida del espacio fluvial, y que la vegetación de ribera quede reducida a una estrecha banda.

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