Ventura y Ponce protagonizan la apertura triunfal de la feria de Guadalajara

El rejoneador Diego Ventura, que cortó una oreja de cada toro de su lote, y el diestro Enrique Ponce, que paseó tres, abrieron este viernes de forma triunfal la Feria de la Virgen de la Antigua de la ciudad de Guadalajara

Francisco Notario.

El rejoneador Diego Ventura, que cortó una oreja de cada toro de su lote, y el diestro Enrique Ponce, que paseó tres, abrieron este viernes de forma triunfal la Feria de la Virgen de la Antigua de Guadalajara.

FICHA DEL FESTEJO.- Dos toros -primero y cuarto- de Fernando Sampedro para rejones, descastado y parado el primero, y más colaborador el segundo; y cuatro en lidia ordinaria de Zalduendo, bien presentados y, salvo el descastado segundo, en general, de buen juego. Destacó sobremanera el quinto.

El rejoneador Diego Ventura: pinchazo y rejón caído (oreja); y pinchazo y rejón (oreja).

Enrique Ponce: estocada caída (oreja); y buena estocada (dos orejas).

José Antonio "Morante de la Puebla": estocada baja al encuentro (oreja); y siete pinchazos y descabello (palmas en la despedida tras aviso).

La plaza tuvo más de tres cuartos en tarde calurosa.

Esfuerzo y Magisterio

Ventura sorteó en primer lugar un toro muy descastado y parado con el que tuvo que poner todo de su parte para lograr cortar una meritoria oreja.

Sobre "Cigarrera" puso dos rejones de castigo al manso, que provocó que perdiera más celo si cabe, embistiendo siempre al paso hasta pararse por completo.

Labor, por tanto, muy dificultosa y laboriosa de Ventura, que tuvo que echarse muy encima del animal para clavar banderillas a lomos de "Nazarí" dentro de un conjunto técnicamente perfecto, pero condicionado por lo poco que se prestó el oponente.

Otra oreja paseó, esta vez del cuarto, Ventura por una labor más vibrante y efectista, no exenta de algunas desigualdades como un fallo en un par a dos manos en las postrimerías, que enmendó, eso sí, a la segunda clavando de forma soberbia.

Faena completa en la que brilló con los galopes a dos pistas y cambios por los adentros sobre "Chalana", las banderillas al quiebro con "Oro" y el epílogo con "Remate". El pinchazo previo al rejón final dejó todo en un trofeo.

Ponce no tuvo rival en su primero, toro manso y sin fondo, que obligó al valenciano a hacer un derroche de técnica para torearlo a media altura por el derecho, acompasando las medias embestidas del animal, en una labor sin emoción por lo poco que aportó el toro. La rápida muerte del astado le permitió pasear un apéndice.

Lo mejor estaba por llegar. Y llegó. Fue en el quinto, un gran toro de Zalduendo al que Ponce cuajó de principio a fin. Elegancia, suavidad y limpieza fueron las bases de una gran faena del maestro de Chiva, trufada con adornos y remates también de especial sabor. Gran estocada y dos orejas al canto.

Morante, que con su primero apenas se le vio de capote, sin embargo, brilló con la franela en una labor de mucho temple y torería.

Dos tandas al natural abrieron faena, mas por ese lado le faltaba un tranco más al animal en sus embestidas. Por el derecho surgieron los mejores momentos de la lidia, con muletazos cadenciosos y profundos, enroscándose con un toro "de dulce" que, no obstante, acabaría "rajándose". Una estocada habilidosa dio paso a una oreja.

En el sexto empezó bien la cosa con el particular y grandioso toreo a la verónica de Morante. El toro, que nunca humilló y con el defecto añadido de puntear los engaños, no fue el compañero de viaje ideal. Pero el de la Puebla de Río no se arrugó y planteó batalla, tanto que logró extraer muletazos aislados de muy buena compostura.

Cuando tenía la oreja en su mano, se lió a pinchar y perdió así el trofeo que le hubiera permitido salir a hombros con sus compañeros.

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