La capital alcarreña ha amanecido este miércoles con la restauración cerrada así como gimnasios o centros comerciales debido a la entrada en vigor de las medidas de nivel 3 reforzado, puestas en marcha para frenar el creciente aumento de los datos de covid-19, si bien las nuevas restricciones han sido recibidas con hartazgo e impotencia entre los sectores afectados.
Apenas algunos establecimientos hosteleros han decidido abrir sus puertas para ofrecer bebida y comida a domicilio, que sí está permitido en estas restricciones, y es que esta alternativa no es opción para muchos, tal y como señala a Efe Mario de Lucas, vicepresidente de la Federación provincial de Turismo y Hostelería de Guadalajara.
En cuanto al nuevo cierre, afirma De Lucas: “no lo esperábamos, la verdad. Te van diciendo cosas pero como nos enteramos sobre la marcha y se van dando bandazos sobre cuándo se cierra o no, no hay unos criterios claros pues no al final en el restaurante sigues comprando y sigues el ritmo que tienes que llevar para trabajar.
Este empresario hostelero asegura que "el desánimo está ahondando mucho en la gente. Los trabajadores están mareados. Ahora ERTE, ahora cambio de hora".
De Lucas comprende que la situación es "muy complicada para todo el mundo" pero sobre todo insiste en denunciar "la premura con la que se decretan los cierres", pues denuncia: "Tenemos las cámaras llenas de género y la mayoría de veces que nos lo han dicho son jueves o viernes, cuando estás a tope de compras".
El sector de la hostelería entiende la situación y la dificultad de conciliar salud y economía pero incide en que si las restricciones las declaran en función de datos de las últimas semanas, "puedan avisar con más antelación para evitar más pérdidas".
También piden que las medidas sean proporcionales “ya que hay locales de 60 metros cuadrados y otros de 2.000 metros cuadrados y las medidas son iguales y eso antes o después tendrán que mirarlo”.
De Lucas, vicepresidente de la Federación provincial de Turismo y Hostelería de Guadalajara, denuncia que las autoridades competentes no cuentan con el sector a la hora de dictar las medidas y que, si bien al principio la relación era más fluida, “actualmente no es tan buena la comunicación”.
Con todo, confía en que próximamente puedan retomarla en una reunión que han solicitado con la consejera de Economía, Patricia Franco, y con el consejero de Sanidad, Jesús Fernández Sanz.
A esto se suma, señala de Lucas, las “prácticamente inexistentes” ayudas al sector. “Cuando lees la letra pequeña es difícil cumplir con los requisitos porque ahora mismo que te exijan estar al 100% al corriente de pago en todos los sitios y con la situación actual es complicado”.
La mezcla de desánimo, cabreo y hartazgo se extiende a otros sectores afectados como los gimnasios. Así se puede ver en las redes sociales de muchos de estos negocios, donde no olvidan el apoyo recibido por sus usuarios.
Y es que si algo les impulsa a seguir es pensar en que el ciudadano tiene ganas de volver a disfrutar de la caña, la comida con amigos o las clases de zumba en estos negocios que no saben si tendrán oxígeno para llegar al final de la crisis sanitaria que atravesamos.
“Se vive con incertidumbre que genera mucha desesperación para todo el mundo: los trabajadores, los clientes, los proveedores, etcétera”, afirma Esteban Ramos, presidente de la recientemente creada Federación de empresas de servicios deportivos de Guadalajara, integrada por cerca de medio centenar de negocios.
Lamenta que el mensaje que se está trasladando a la gente es que los sitios deportivos no son seguros cuando asegura que en ellos se realiza una práctica controlada del deporte, con todas las medidas de seguridad, que beneficia el estado físico y mental de los ciudadanos como herramienta también para luchar contra los efectos del virus.
Coincide con los hosteleros en que las ayudas son escasas por no decir inexistentes, “apenas los ERTEs porque los créditos ICO son eso, créditos que hay que devolver”.
Y añade que las perspectivas de futuro no son buenas.
“Mirar al futuro es preocupante. No vemos esperanza, no vemos rayos de luz. Nos están vendiendo el tema de las vacunas y la sensación no es que se vaya a solucionar ya y cuando alguien está en las últimas y se le pide que aguante un poco más es complicado”, afirma de Lucas a lo que Ramos añade que “es difícil estar remando sin saber dónde está la orilla”.
