Ejercicio físico y vida activa, importantes para frenar el avance del Parkinson

En Guadalajara hay unas 1.100 personas que padecen la enfermedad de Parkinson. Una cifra que va en aumento debido al envejecimiento poblacional

La práctica de ejercicio físico como complemento al tratamiento farmacológico resulta clave en el tratamiento de las personas que padecen la enfermedad de Parkinson, han recordado neurólogos del Hospital Universitario de Guadalajara con motivo del Día Mundial de esta dolencia.

El jefe de la sección de Neurología del Hospital Universitario de Guadalajara, Antonio Yusta, ha destacado que la actividad física diaria resulta tan importante como la terapia farmacológica ya que actividades como caminar durante hora y media diaria, leer, conversar o ejercitar la memoria estimulan la actividad cerebral y ayudan a prevenir la muerte neuronal asociada a la enfermedad de Parkinson, ha explicado el Gobierno regional en un comunicado.

"Estas actividades ayudan a controlar los síntomas y frenar la evolución de la enfermedad", ha subrayado el doctor Yusta, quien apunta al baile como una actividad "ideal para estos pacientes porque mejora la movilidad, la habilidad, la memoria, la coordinación y el equilibrio".

Asimismo, ha destacado que la crisis sanitaria ha supuesto un empeoramiento de la calidad de vida de las personas que padecen el mal de Parkinson, debido precisamente a las limitaciones para la práctica de actividad física que ha supuesto el confinamiento.

La enfermedad de Parkinson afecta a una de cada 40 personas mayores de 65 años y los factores principales que predisponen a padecerla son la edad y el factor genético.

Actualmente, 1.100 personas padecen en Guadalajara esta enfermedad que afecta en la toda la región a más de 7.000 pacientes. Aunque se asocia tradicionalmente a población mayor, también puede darse entre personas jóvenes, debido fundamentalmente a factores genéticos.

La enfermedad de Parkinson se relaciona con la alteración de un gen denominado PARK2. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa que provoca graves daños neurológicos con dificultad para controlar el movimiento del cuerpo y problemas de equilibrio y coordinación.

Aunque a día de hoy no existe cura para el mal de Parkinson, se ha avanzado notablemente en tratamientos que permiten controlar los síntomas y evolución de la enfermedad y las nuevas investigaciones giran en torno a nuevas formulaciones de la levodopa o a su combinación con otros fármacos que potencien y mejoren su efecto, así como otras formas de administración de los tratamientos, ha señalado Yusta.

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