Muere en Bolivia con 96 años el jesuita y pintor guadalajareño Mariano Alique

Alique pasó los últimos años en una casa de reposo de la orden en Cochabamba aquejado por problemas de la vista que le impidieron seguir expresando su creatividad a través de la pintura al óleo con obras que se expusieron en sendas ocasiones
Muere en Bolivia con 96 años el jesuita y pintor guadalajareño Mariano Alique
photo_camera Muere en Bolivia con 96 años el jesuita y pintor guadalajareño Mariano Alique

El jesuita y pintor guadalajareño Mariano Alique Razola murió este viernes a los 96 años en la ciudad boliviana de Cochabamba recordado como benefactor de ancianos y enfermos en el altiplano de Bolivia con los ingresos de sus obras que se exhibieron en salas bolivianas y del exterior.

"Unámonos en oración pidiendo su descanso eterno en la morada del Señor, a quien con tanto cariño ha servido", expresó la Compañía de Jesús en Bolivia al momento de informar sobre el deceso de Alique en sus redes sociales.

Alique pasó los últimos años en una casa de reposo de la orden en Cochabamba aquejado por problemas de la vista que le impidieron seguir expresando su creatividad a través de la pintura al óleo con obras que se expusieron en sendas ocasiones.

Este jesuita y artista se caracterizó por pintar representaciones de los corales con contrastes de colores, una técnica que denominó de "fondos marinos" que fue un rasgo predominante y "único" en su obra además de propuestas de arte abstracto e imágenes del altiplano.

En su blog de internet se puede apreciar aún una galería en línea en la que también se detallan algunas de sus exposiciones más importantes entre 1994 y 2010.

Durante una celebración religiosa esta jornada, el sacerdote Marcos Recolons recordó que Alique "mantenía" a unos "treinta o cuarenta ancianos" con el dinero que recaudaba por la venta de sus pinturas.

Alique nació en la ciudad española de Guadalajara en 1926 e ingresó a la Compañía de Jesús en 1955.

Llegó a Bolivia como misionero en la década de 1960 y la mayor parte de su labor la realizó en la pequeña comunidad aimara de Qurpa en el altiplano de La Paz, cerca del lago Titicaca.

Recolons recordó que entre las labores que brindaba Alique estaba el trasladar a los enfermos de la comunidad hasta La Paz para que reciban una atención especializada y que hacía "varias veces a la semana" esos viajes de más de 122 kilómetros.

Algunos allegados de Alique también lo recuerdan por su afición al fútbol, puesto que llegó a jugar partidos en la liga de la comunidad y fue un infalible espectador los fines de semana en el estadio Hernando Siles de La Paz cuando los equipos Bolívar y The Strongest jugaban sus partidos.

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