La localidad de Campillo de Ranas, una orgullosa "isla" en la España vaciada

Las bodas entre parejas homosexuales fueron generando en el pueblo y en sus núcleos o barrios dependientes toda una infraestructura hotelera y hostelera que garantiza la supervivencia de la localidad

La localidad de Campillo de Ranas, una orgullosa "isla" en la España vaciada - EFE
photo_camera La localidad de Campillo de Ranas, una orgullosa "isla" en la España vaciada - EFE

En 2005, cuando se aprobó el matrimonio homosexual, a Francisco Maroto, alcalde de Campillo de Ranas (Guadalajara), no le quedó más remedio que hacer "un gesto de militancia" cuando escuchó a algunos alcaldes decir que no casarían a parejas del mismo sexo. Él sí iba a hacerlo y lo anunció a los cuatro vientos.

Así que ese acto de militancia política -su partido, el PSOE, entonces en el Gobierno, había aprobado la ley- y personal provocó un "boom mediático" que llevó hasta este pequeño pueblo, enclavado en la ruta de la Arquitectura Negra, a muchas parejas homosexuales para que Maroto les casara.

Fue así como Campillo de Ranas se convirtió en una especie de "isla" en la España vaciada. Gracias al boca a boca, las bodas fueron generando en el pueblo y en sus núcleos o barrios dependientes toda una infraestructura hotelera y hostelera que garantiza la supervivencia de la localidad.

Con méritos suficientes para incluirse como destino "gay friendly", aunque solo sea para celebrar la boda, Campillo de Ranas es un ejemplo más entre los municipios españoles que han hecho de la tolerancia su bandera. Sin olvidar, claro está, la repercusión económica que conlleva.

Por ambas razones, los candidatos de pueblos y ciudades que el domingo día 26 celebran elecciones municipales tienen muy en cuenta que una parte del electorado milita en el colectivo LGTBI y, por ello, muchos llevan en sus programas medidas para luchar contra la discriminación por razón de sexo.

Otros, como Vox, les querrían un poco más lejos cuando celebran su multitudinaria fiesta del Orgullo Gay en Madrid. Si este partido ganara el Ayuntamiento de la capital, mantendría la subvención municipal al evento, pero, como ha anunciado su candidato Javier Ortega Smith, se celebraría en la Casa de Campo, lejos del centro, y los organizadores tendrían que pagar la limpieza.

Y como la tolerancia no adquiere el mismo nivel en todo el territorio, España ha perdido puestos y ya no está entre los diez países europeos más respetuosos con los derechos del colectivo. Ahora ocupa el número 11, según la Federación Española de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Campillo de Ranas sigue siendo tolerante, pero el 'boom' de las bodas gay de los primeros años ha dado paso a una más razonable proporción respecto a la cantidad global de parejas que ven en el entorno de este pueblo un lugar ideal para unir sus destinos.

Maroto explica a Efe cómo el porcentaje de bodas homosexuales ha pasado de representar el 40 por ciento del total de las celebradas al 10 por ciento.

O con parejas del mismo sexo o heterosexuales, la media de matrimonios que "bendice" el alcalde es de 2 o 3 a la semana. Y esa "ilusión" por casarse en un pueblo de la Arquitectura Negra, que está muy bien cuidado y enclavado dentro de un atractivo paraje natural, ha hecho posible que la llegada de visitantes se mantenga todo el año.

Porque antes de la oferta del alcalde para casar a quienes otros regidores rechazaban hacerlo, desde primeros de mayo y hasta mediados de octubre la presencia de turistas era testimonial. Campillo de Ranas se visitaba en otoño e invierno gracias a que la distancia con Madrid no es mucha.

Las bodas "llenaron ese hueco" de entre mayo y octubre, dice el alcalde. Y gracias a ellas la hostelería instalada en la zona -16 alojamientos rurales con entre 80 y 100 plazas en conjunto y 5 bares y restaurantes- se mantiene.

Maroto abrió una ventana que dio a conocer a un pueblo que tiene más atractivos para quienes no quieren que su estancia se limite al banquete de bodas, como rutas de senderismo, en bicicleta o barranquismo, que complementan a su vez a eventos como la media maratón por el pico del Ocejón, el festival folk, arte en la plaza o el festival de cine documental de montaña.

Por una cosa o por otra, las entre 50 y 60 personas (censadas hay 165) que viven de forma habitual en la localidad se convierten en entre 200 y 300 los fines de semana.

No a todos los habitantes les hace mucha gracia este "asalto" semanal, aunque todos reconocen que mantiene la economía del pueblo. Felipe Camino empezó a ir a Campillo hace más de 30 años y cuando se jubiló decidió quedarse allí.

"Para la tranquilidad, nos fastidia un poquillo, pero todo el mundo tiene que comer", dice a Efe sobre esa notable llegada los fines de semana de turistas o de invitados a una boda.

Veinte años -16 como alcalde y 4 como concejal- es la trayectoria municipal de Maroto, que nació en Madrid y que un buen día, en 1984 y como los hippies de la época, decidió con unos amigos trasladarse a esa zona de Guadalajara. Vivieron en una cueva y después en una cuadra de ganado mientras trabajaban para el ICONA.

El alcalde vuelve a presentarse, y esta vez y a pesar del cansancio propio de tantos años, con renovada ilusión y con un equipo con ideas para que los vecinos no tengan que irse. E incluso, para que lleguen otros nuevos. Por el Ayuntamiento no va a quedar.

Campillo de Ranas es un pueblo "gay friendly", pero no deja de ser una pequeña localidad.

Otras ciudades llevan también con orgullo haberse convertido en destino de los homosexuales, aunque sea por turismo. Conscientes de ello, han puesto en marcha planes municipales quinquenales para la diversidad sexual y de género, como se llama el del Ayuntamiento de Barcelona, o para el colectivo LGTBI, como se denomina el de Benidorm, también para el periodo 2016-2020.

Seis destinos LGTBI se han consolidado en España: Madrid, Barcelona, Ibiza, Sitges, Gran Canaria y Torremolinos. Ciudades con un gran peso en el sector turístico, pues representan un 10 por ciento del turismo total que recibe España.

Pero para ser "gay friendly" tuvieron que superar algunos obstáculos. Como ya contaba el diario El País en 1983, por ejemplo, el Frente de Liberación Gay de Cataluña denunciaba en esa fecha al Ayuntamiento de Sitges por la campaña anti-gay que estaba llevando a cabo, que incluía la persecución por la Guardia Urbana a los homosexuales.

Nada recuerda ya en Sitges esa época. Hoy, como puede comprobarse en un simple vistazo por la red, el calendario de eventos de esta ciudad barcelonesa, donde se construyó el primer monumento antihomófobo de España, está plagado de citas para el colectivo.

Desde 2005 los ayuntamientos españoles no han parado de celebrar bodas gay ni de idear planes y actividades en pro de la tolerancia. Que nada lo quiebre el 26M. 

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