La quiebra de Arantxa Sánchez Vicario, de 35 millones a 900.000 euros en diez años

La tenista tiene una cita con su expareja el próximo 1 de febrero en los juzgados de Miami. Paralelamente, el divorcio también se dirime en España, con documentos sorprendentes

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Según informa Silvia Taulés en VANITATIS, mientras en los juzgados de Barcelona el divorcio entre Arantxa Sánchez Vicario y Pepe Santacana sigue su curso, en Miami también. El pasado 9 de enero hubo una vista de cinco minutos y ambas partes deberán verse de nuevo las caras el 1 de febrero de 2019, la semana que viene, para una 'citación especial'. Se trata de una audiencia, que volverá a producirse el 4 de febrero, en la que se debe decidir si la causa sigue adelante. Un mes más tarde, el 7 de marzo, la expareja está citada en los juzgados del condado para determinar una pensión por los niños. La extenista tiene varios procedimientos abiertos y el más inmediato en el tiempo es este de Florida, donde debería verse las caras con su exmarido, según ha confirmado Vanitatis.

Sánchez Vicario interpuso una demanda de divorcio cuando Santacana la retiró. Se trata de mantener el pleito abierto en Estados Unidos, donde las capitulaciones que firmaron meses antes de casarse ante un notario barcelonés no tendrían valor. Así, el exmarido no puede abstraerse y deberá revelar su patrimonio ante un juez americano.

Todo forma parte de la estrategia de la campeona, quien pretende demostrar que no gestionó su patrimonio y que fue su marido, tras casarse, quien se hizo cargo de todos sus bienes. Es el mismo objetivo que persigue en Barcelona, donde su abogado ha presentado un escrito para demostrar que ella no gestionó sus fondos. Lo ha publicado 'La Razón', medio que aporta la documentación judicial en la que Arantxa trata de demostrar que era su exmarido quien gestionaba su patrimonio.

En el documento, de casi 40 folios, la tenista aporta los mensajes intercambiados con el bufete Phyton, de Ginebra, que se ocupa de su fortuna desde 1996. El mismo bufete admite que no ha tenido relación con ella, sino con su marido, en todo el tiempo que estuvieron casados. Pero lo sorprendente de ese documento es que destapa la verdadera situación financiera de la tenista. Según el bufete suizo, solo le quedan dos posesiones a Arantxa: la sociedad Properties Holding SA, con un saldo de 863.149,58 euros, y una cuenta en UBS Switzerland con 25.528,47 euros.

Lo cierto es que la merma de su patrimonio ha sido notable a lo largo de estos años. Meses antes de casarse con Josep Santacana, Arantxa hizo recuento de todo lo que tenía y la cifra final resultó ser bastante amable: 35 millones de euros en activos. De ahí a los poco menos de 900.000 euros que dice tener ahora hay un océano.

Cuentas claras

Las cuentas estaban claras cuando la extenista, a sus casi 40 años, listó todas sus pertenencias. Había 18 millones en efectivo en cuentas bancarias y el resto lo poseía en activos inmobiliarios. Tenía propiedades repartidas por todo Cataluña y también en Andorra, donde había fijado su residencia fiscal, motivo por el que arrastra deudas con Hacienda y varias entidades bancarias.

Sus inversiones en inmuebles, casi siempre asesorada por gestores, fueron inteligentes y provechosas. Un ejemplo fue la casa que se compró en La Cerdanya. Se trataba de una bonita construcción de nueva planta, en pleno campo, a las afueras de uno de los primeros pueblos que hay en el valle pirenaico tras atravesar el túnel del Cadí. Compró una casa que vendió al poco tiempo, en 2010, con un aumento en el precio del 300%.

Así sucedió con casi todas las propiedades que atesoraba. Las fue vendiendo. En aquellos años, entre 2009 y 2012, Arantxa Sánchez Vicario tenía, a su nombre o a nombre de sus sociedades, un piso en San Cugat, otro en Sant Just Desvern, dos apartamentos de lujo en S'Agaró (allí también tenía un solar) y dos más en Port Ginesta. También se contaba en el listado otra casa en Andorra, donde declaró vivir durante años, lo que originó sus deudas con Hacienda.

En Barcelona ciudad tenía la casa de avenida Diagonal, un piso de 200 metros cuadrados en el que ahora vive su madre, quien es usufructuaria. Este piso lo compró el hermano mayor, Emilio Sánchez Vicario, y Arantxa se lo recompró en un momento de necesidad del también campeón de tenis. La familia se trasladó a vivir allí en los 80, cuando se construyó el edificio. Antes habían vivido en un piso en la calle Sabino Arana, cerca del actual. Ese piso también aparecía en el listado que realizó Arantxa.

En Premià de Mar tenía dos locales comerciales y en Sant Just Desvern​, dos plazas de garaje. Cerca, en esta zona del Llobregat, es donde vivía con Pep Santacana tras casarse: en una casa en Ciudad Diagonal, en Esplugues, cerca de la actual casa de Shakira Gerard Piqué. En la zona hacían vida la pareja y sus hijos, y allí cerca, en la parroquia de Sant Just, bautizaron a Leo, en octubre de 2012.

Pero a principios de 2013, ya publicado el libro '¡Aranxa, vamos!', en el que acusaba a sus padres de haberla arruinado (entre otras muchas cosas), puso a la venta el inmueble. Con unas dimensiones de 750 metros cuadrados, salió al mercado por cuatro millones de euros.

Las deudas con Hacienda, contraídas antes de casarse, apretaban y la extenista también tuvo que deshacerse de la casa de Formentera, una mansión de 300 metros cuadrados y un terreno de 5.000 con vistas directas al mar. Una propiedad en la que se cuenta que se alojaron Brad Pitt y Angelina Jolie durante su paso por la pequeña y paradisiaca isla. Situada en Porto Saler, salió a la venta por cinco millones de euros.

El listado reclamado por Sánchez Vicario llegó meses antes de que fuera condenada a pagar una multa por fraude fiscal que, con los intereses, ascendía a 5,2 millones. Hacienda cobró esa cantidad gracias a la garantía del Banco de Luxemburgo. Pero la tenista nunca pagó al banco y alegó que desconocía su patrimonio porque lo manejaba su padre. Ahora, con unos 7 millones de deuda, mantiene una disputa judicial con el Banco de Luxemburgo, que se querelló en su contra y en la de su marido, y que los podría llevar a prisión.

En España, ya no queda nada a su nombre ni cuenta con ninguna empresa que esté activa.

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