A la luz las claves del (no) divorcio de Iñaki y Cristina: el pacto, el rey emérito...

Los exduques de Palma acordaron los términos de su separación después de varios meses de enfrentamiento. La mediación del Rey emérito fue clave en el proceso
La Infanta Cristina y Urdangarin reaparecen juntos en un funeral y pasa esto
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Según informa en exclusiva Silvia Taulés en VANITATIS, cada vez que preguntamos nos dicen lo mismo: parado, no hay nada. El divorcio de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin sigue un curso lento, tal como ellos mismos dijeron al inicio de todo el arduo proceso, hace justo un año. Es tan lento que es casi imperceptible. Y todo tiene una explicación, aseguran a Vanitatis desde el entorno de ambas familias: ya están separados, ambas partes llegaron a un acuerdo fructífero y ahora no tienen prisa.

Ese pacto al que llegaron los exduques de Palma fue propiciado, en parte, por el padre de ella, el rey Juan Carlos I, quien vio como su exyerno sufría ante la separación por no poder tener la vida que pensaba que podría tener una vez estuviera fuera de prisión.

Es más, el propio Urdangarin se quejaba a los suyos, les decía que le habían prometido que al salir de la cárcel su vida sería un camino de rosas y cuando obtuvo la libertad condicional, fue todo lo contrario. “Estuvo un tiempo que no tenía dinero ni para un café”, recuerdan sus amigos, quienes le pagaban las cenas, las comidas y los desayunos cuando quedaban. Y “eso le comía por dentro”.

Conversaciones con el padre

Así que Juan Carlos I llamó a su hija, habló con ella muchas veces y finalmente, cuando se encontraron en agosto, la situación estaba al límite. El Rey expatriado ayudó a la Infanta a ordenar su situación financiera para que su exmarido no se viera en condiciones penosas.

A finales de agosto, la infanta Cristina fue a Abu Dabi, donde comprobaron todos los puntos que debían acordar. Y algo más tarde, a principios de septiembre, don Juan Carlos viajó a Suiza, donde vive doña Cristina, para ayudarla. Se acordó cómo debía ser la separación, pero... ¿y el divorcio? Volvemos a preguntar. “Nada, no hay nada todavía, están bien así”.

Las 'jugarretas' de Cristina

Una vez llegaron a un acuerdo de separación, ambos decidieron tomar sus propios pasos. La infanta Cristina se tragó el orgullo, un orgullo que le llevaba a despreciar a su exmarido e incluso a hacerle alguna 'jugarreta'. Como lo que todos vimos este verano: se presentó en Bidart, donde pasa los veranos la familia Urdangarin. Y después estuvo en las dos bodas de los sobrinos de Iñaki, algo que dolió especialmente al exmarido. La Infanta fue muy insistente con ese viaje a América, nos aseguran desde su entorno familiar más inmediato, y su padre entendió que esa no era la actitud, que esos gestos debían finalizar. Y así sucedió.

Se vieron en verano, decíamos, en Abu Dabi y después en Suiza, y allí el Rey emérito convenció a su hija de que debía llegar a un acuerdo con su exmarido. Tenemos que puntualizar que don Juan Carlos no tenía miedo a que Iñaki Urdangarin comentara o contara alguna interioridad o incluso escribiera una especie de memorias literarias sobre su vida con los Borbón.

No, nos dicen que no se trata de eso. Que la intención de la familia del rey Felipe VI era tener a Urdangarin tranquilo y contento, todo con el objetivo de que se acabaran las informaciones sobre ellos. La gota que colmó el vaso fueron los llantos desconsolados del exduque de Palma en un coche, junto a su novia, Ainhoa Armentia.

Satisfacer a Iñaki

La finalidad del acuerdo de separación ha ido siempre dirigida a satisfacer a Urdangarin y evitar que hablara de la situación porque toda la información negativa que rodea a la familia real, es decir, al rey Felipe y a la reina Letizia, les puede perjudicar. Y, en consecuencia, puede reducir las posibilidades de que el rey Juan Carlos vuelva a España, uno de sus principales objetivos en la vida. Volver a su país, aunque sea de forma temporal, de vez en cuando.

La felicidad financiera de Iñaki Urdangarin se convirtió pues en el objetivo de Juan Carlos y la infanta Cristina. Una vez lo lograron, todos los problemas acabaron.

Fuera de los juzgados

Ahora falta por ver cuándo cerrarán el acuerdo de divorcio, que nos aseguran que tarde o temprano llegará. Los términos serán similares a los de la separación porque todo está ya muy encauzado. Uno de los principales detalles que se tienen en cuenta en la actualidad es la edad de Irene Urdangarin, la única hija del todavía matrimonio y la única además menor de edad. Si se divorciaran ahora, cuando aún es menor de edad, supondría que los detalles del acuerdo tendrían que pasar forzosamente por un juzgado, algo que ninguna de las dos partes quiere.

Porque allí se deberían dirimir aspectos como la manutención, algo que afecta directamente a sus finanzas y que ellos, por el momento, no quieren que se haga público. Cualquier dato que entra en un juzgado, ya sea en España, ya sea en Suiza, puede terminar en manos de alguien que lo haga público. Ese hecho pesa en el proceso de divorcio, advierten las mismas fuentes, quienes señalan que les perjudicaría a ambos y, de nuevo, al resto de la familia.

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