Anabel S.A., el lucrativo negocio de apellidarse Pantoja: por esto la detestan Kiko y Chabelita

La mediática sobrina de Isabel brilla ya con luz propia: 20.000 euros al mes, 600 euros por «Sálvame» y 1.5 millones de seguidores en Instagram
Anabel S.A., el lucrativo negocio de apellidarse Pantoja: por esto la detestan Kiko y Chabelita. En la imagen Anabel Pantoja y su novio Omar Sánchez
photo_camera Anabel S.A., el lucrativo negocio de apellidarse Pantoja: por esto la detestan Kiko y Chabelita. En la imagen Anabel Pantoja y su novio Omar Sánchez

Según recoge LA RAZÓN, el apellido Pantoja da para mucho; y también para muchos. Durante un tiempo la vida de la matriarca del clan Isabel Pantoja fue un filón para las revistas del cuore. Eran tiempos en los que los directores de las publicaciones del ramo sabían que una portada con la tonadillera, por poca información que incluyera, significaba ventas en kiosco. Años después, y desdibujada su figura por los líos amorosos y quebrantos judiciales, la estrella de la artista sigue cubriendo con su manto a varias generaciones. Es el caso de Kiko Rivera y su hermana Isa, pero sin duda quien más partido ha sabido sacar del apellido familiar ha sido Anabel Pantoja. La sobrinísima ha pasado de encarnar el título de «sobrina de» a convertirse en una estrella rutilante del universo «Sálvame», con personalidad y documental propio («Anabel, al desnudo»), al más puro estilo Kardashian.

Pero su camino hacia el estrellato no ha sido fácil. Ana Isabel es hija de Bernardo Pantoja y su primera mujer, Mercedes Bernal. Tras pasar por varios formatos de la cadena, en 2014 fichó como concursante de «Supervivientes» siendo la segunda expulsada, tras quince días de convivencia. Pese a lo breve de la experiencia su paso por la isla le valió para convertirse en colaboradora de «Sálvame», el formato estrella de la cadena. Tras unos inicios difíciles en los procelosos mundos del universo Mediaset, sus colaboraciones en el programa se hacen más asiduas hasta convertirse en una «silla fija» tres tardes a la semana, una categoría reservada solo para unos pocos elegidos, entre ellos Lidia Lozano o los Kikos (Matamoros y Hernández).

A diferencia de sus compañeros de plató, que tienen que ganarse la silla con información y exclusivas, Anabel Pantoja ha escalado en importancia gracias a su tirón en redes sociales. El «boom» lo alcanzó durante el confinamiento, cuando sus seguidores se multiplicaron como la espuma con sus vídeos virales. Lo mismo una tabla de ejercicios que un directo insultando a su novio, Omar, emocionada de más, a las cuatro de la madrugada. Un contraste que la acerca a sus seguidores. Imperfecta pero real. Un cóctel de verdad por el que matarían otras instagramers e influencers del ramo.

Su éxito, según los entendidos, reside en que la joven, que acaba de cumplir 35 años, encarna el rol de chica normal, alejada del modelo de «top model» que ofrece las redes, imperfecta y orgullosa de sus kilos de más, que muestra y saca partido. Ese perfil falto de complejos es el que hace que empatice con muchas chicas de su edad, que se identifican con ella en lugar de con perfiles de chicas perfectas pero muy alejadas de la realidad. Un reclamo que no ha pasado desapercibido para las marcas que se la rifan. La joven no ha querido revelar nunca sus ingresos, aunque su compañera María Patiño aseguraba que cobra una media de 20.000 euros al mes por sus publicaciones en redes sociales, entre anuncios y colaboraciones con marcas. «Ha llegado a ganar cerca de 4.000 euros por tres stories en una sola mañana», afirma la periodista gallega. En Instagram ya acumula más de un millón y medio de seguidores. Fama y mucho dinero. A ese que gana en las redes hay que sumar los 600€ que se embolsa por programa en «Sálvame». Anabel es además empresaria autónoma. Posee un establecimiento en la calle Castilla de Sevilla, censado como un salón de belleza y cuidados estéticos que se dedica a la manicura y pedicura. Una estrella rutilante con un apellido de lo más rentable.

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