Lío en Zarzuela: nueva polémica en Portugal del emérito con unos amigos íntimos
Según recoge EsDiario, cuando la discreción es la consigna, cualquier movimiento fuera del guion genera temblor. Y es precisamente lo que ocurre ahora con Juan Carlos I, que ha decido abrir un nuevo frente en una partida de alto riesgo. Tras anunciar su regreso a Sanxenxo, para reencontrarse con viejos amigos y retomar las regatas a bordo del Bribón, los focos apuntan a otro destino: Cascais, en Portugal. Allí, el Emérito habría organizado un viaje con amigos íntimos, con el objetivo de explorar posibles viviendas en la zona —una maniobra que adelanta el portal Monarquía Confidencial—. Un paso más en lo que ESdiario le hemos contado que se ha bautizado como Operación Cascais, un plan que desafía el supuesto exilio permanente en Abu Dabi.
Pero ESdiario ha podido averiguar que este nuevo movimiento del padre del Rey Felipe VI vuelve a incomodar y mucho en La Zarzuela porque rompe con el pacto de silencio y moderación que Felipe VI y la Casa Real negociaron con el Rey Emérito tras los escándalos fiscales. Una norma tácita que Don Juan Carlos parece estar pasando por alto. Este viaje a Cascais, previsto para el mes de agosto, no es un simple paseo náutico: es una señal clara de su intención de regresar a Europa, de buscar una residencia que le permita mayor cercanía física al corazón de España, y de recuperar presencia pública.
El problema es que este doble movimiento —regreso físico y regreso literario— coincide con el momento más tenso de su relación con su hijo, algo que ESdiario ha venido contando con detalle. La publicación de su autobiografía, Reconciliación, prevista para el mes de noviembre, promete revelar episodios cruciales de su vida política y privada, en una apuesta por “ajustar cuentas” con su propia historia… pero también con los que le apartaron del poder y del palacio.
En la localidad gallega de Sanxenxo ya se respiraba la incomodidad. La visita pasada estuvo marcada por su negativa a admitir las evidencias de una salud frágil ante la prensa, pese a aparecer apoyado en bastón o acompañado constantemente por colaboradores. Esta actitud cortante —y polémica— dio la señal: su autonomía es un tema sensible, y cualquier paso en falso se convierte en noticia.
Ahora, todo eso confluye con su anunciada gira por Portugal. Para muchos, es el preludio de un nuevo ciclo de visibilidad en Europa; para Zarzuela, un inesperado quebradero de cabeza institucional. Porque en este delicado equilibrio entre honra, herencia y moderación, Don Juan Carlos I acaba de mover pieza… y ha cambiado el paso en Palacio, que cada vez ven más cerca ese traslado desde el lejano Oriente a las más que cercanas tierras lusas. El ahora Rey Emérito está a punto de ser peninsular.