Fotos terribles. “Borracho perdido”. Kiko Hernández y María Patiño callan. Y es de Sálvame

Los colaboradores del programa no quieren hablar de lo que pasó a una persona muy importante para ellos
El mayor miedo del colaborador Kiko Hernández sobre sus dos hijas y la salud de estas
photo_camera Fotos terribles. “Borracho perdido”. Kiko Hernández y María Patiño callan. Y es de Sálvame

Según recoge Diario Gol, lo sabían, pero nunca han querido hablar, hasta que lo ha hecho él mismo. Jorge Javier Vázquez ha hecho una de sus mayores confesiones en su blog de la revista Lecturas, a menos de una semana de ser operado de nuevo y desaparecer temporalmente de la pequeña pantalla. El presentador confiesa que en su familia nunca se había bebido, incluso su padre pedía Bitter Kas sin alcohol. En su barrio, a pesar de la peligrosidad, era algo muy mal visto.

El periodista asegura que se despendolo cuando empezó a moverse por el ambiente gay y su vida nocturna. Empezó a beber su primeros gin-tonics."Como me daba ansiedad entrar a un bar, nada más traspasar el umbral, me dirigía a la barra y me pedía una copa. Solo así lograba calmar el nerviosismo que me producía estar rodeado de homosexuales como yo", explica. 

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Confiesa que seguía tomando copas ya por aburrimiento. Sea porque no le entraba nadie o porque el que le gustaba pasaba olímpicamente de él. El periodista esperaba y esperaba a que esa persona se acercase a él y perdía la noción del tiempo. Creía que si se iba para casa iba a perder la oportunidad de su vida. Finalmente no se cumplían sus pronósticos y él acababa completamente ebrio. De alguna forma tenía que matar el tiempo en ese local. 

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Pero los desengaños amorosos no fueron los únicos culpables de que Jorge Javier Vázquez acabara la mayoría de los días borracho, como él cuenta. El trabajo y el éxito también tuvieron parte de culpabilidad. "Durante los años en los que el trabajo ocupó la mayor parte de mi tiempo, usé el alcohol como ansiolítico. Era tal el nivel de adrenalina que soportábamos en los platós que llegaba el fin de semana y nos desmadrábamos. Fue una época divertida, no nos vamos a engañar. Nos iba bien y, luego, lo celebrábamos en almuerzos que se alargaban hasta bien entrada la noche, o en cenas que terminaban en desayunos". 

El presentador de Sálvame habla abiertamente de aquellas fotografías que se filtraban en las que aparecía un Jorge Javier Vázquez echo polvo que ni tan siquiera lograba ponerse en pie. "Me lo he pasado muy bien por la noche. Existen numerosísimos testimonios gráficos en los que se me ve incluso dormido en el sofá de una discoteca. La gente se fotografiaba delante de mí como si fuera un animal de una especie en extinción". 

Ahora mismo confiesa que ya no está para eso. Antes tenía otra edad y como tal aguantaba lo que le echaban, pero eso ya no es posible. Prefiere estar en casa viendo una película en Netflix con la bata y sus tres galgos, aunque eso pueda parecer más aburrido a simple vista. Hay edades para todo. Y Jorge Javier Vázquez ha disfrutado mucho de su juventud y su éxito. 

"Muchas personas me envían esa fotografía para avergonzarme, pero la realidad es otra: vergüenza debería haberles dado a esas personas que no tuvieron la delicadeza de despertarme. Ya me dice mi madre: “Ay, Jorge, es que yo no quiero que bebas para que no se rían de ti”. Y ahora, a mis 49 años, he pensado en lo importante que es reírse con uno y no de uno. Eso y el miedo", concluye. 

A Jorge Javier Vázquez le daba miedo ser fotografíado en esos lugares y en actitudes bochornosas, pero era el precio de ser quién es. "También he pensado mucho en el miedo. Cuánto tiempo he pasado pensando que un móvil indiscreto me ha cazado en una actitud bochornosa. Cuántas mañanas de remordimientos, de complejos de culpa, de arrepentimientos. Cuánto tiempo desperdiciado".

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