Así se fundió Kiko Rivera 8 millones: "Cinco gramos diarios", "putas" y fiestas de una semana

Kiko Rivera culpa a su madre de su adicción a las drogas: "Si hubiese estado más atenta, yo no hubiese caído"
Así se fundió Kiko Rivera 8 millones: "Cinco gramos diarios", "putas" y fiestas de una semana
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Según recoge Informalia, Kiko Rivera se ha abierto en canal y ha contado su viaje a los infiernos de la droga. El hijo de Isabel Pantoja ha confesado que se gastó "alrededor de cuatro millones de euros sin comprar casas, sin invertir", admite.

"Era un cabeza loca, íbamos a Londres, pagaba aviones, fiestas pagaba todo", recordaba este domingo en el programa de Jesús Calleja. "Cuando el dinero te llega fácil, te lo gastas fácil. Puede haber gente que se lo haya pasado bien en este país, pero ninguno como yo", decía el hijo de Paquirri.

"He sido drogadicto como la gente sabe. He podido llegar a consumir entre cuatro y cinco gramos al día", explicó en televisión. "Dos ruinas, en total unos ocho millones de euros", aseguró. "Llegué a tener 11 coches en casa". El marido de Irene Rosales reconoció que ha gastado como si no hubiera un mañana: "Me he arruinado dos veces en mi vida. Empecé a los 18 y a los 22 o 23 estaba arruinado", señaló. "Vivía en casoplones, 11 coches en mi casa, motos de agua, barcos, qué loco estaba", dijo.

Las reflexiones del DJ

Kiko volvió a aparecer este domingo a Mediaset con motivo del Planeta Calleja que grabó en Nepal hace unos meses, antes de que se produjese la esperada reconciliación con su madre. El pequeño del alma de la tonadillera habló del origen del enfrentamiento que en aquel momento mantenía abierto con ella y también de sus adicciones a las drogas y de la forma en la que ha malgastado el dineral que ha ganado con los años.

Por un lado, tuvo unas palabras de agradecimiento para su mujer,  que ha estado con él en las buenas y en las malas: "Salí de las drogas, sobre todo por mi mujer. Irene es de lo más importante que tengo en mi vida junto a mis hijos", confesó. 

De hecho, la sevillana llamó a Isabel para hablarle del problema de Kiko. Entre todos, tomaron una decisión: "Lo correcto hubiese sido entrar en un centro de desintoxicación, pero tenía miedo a que la gente se enterase. Decidí irme a una casa que tiene mi madre en El Rocío", explicó.

A continuación, tuvo unas palabras de agradecimiento para su madre que, para él, en esta ocasión sí estuvo a la altura. No obstante, le reprochó otras cosas: "Fue la única vez sentí a mi madre a mi lado. Luego no volvió a preguntarme nunca más cómo estaba, cómo me sentía, si lo había vuelto a hacer o no... Si mi madre hubiera estado más atenta yo no hubiera tenido cientos de recaídas", aseguró. 

En pleno enfrentamiento con su madre, confesó entonces: "Sigo amando a mi madre, era mi ejemplo a seguir y tengo que asimilar todo lo que está pasando (...) No soy el hijo perfecto, pero jamás he tenido una palabra hacia ella, hasta que por mis propios ojos vi que la que no me respetaba era ella", añadió.

En este sentido, aseguró que fue su abuela quien le dio "besos, abrazos y consuelo" en su infancia: "Si quieres que hablemos de amor, tenemos que hablar de mi abuela, no de mi madre. Esa era la que me daba amor. Ser madre no solo es parir. Parir puede hacerlo cualquiera. Ser madre, no".

El origen de su guerra con Isabel

A su vez, Kiko contó lo que realmente ocurrió cuando estalló su guerra con Pantoja en 2020, tras descubrir en una habitación de Cantora los enseres que creía robados de su padre: "Tuve una recaída. Me refugié en la cocaína, nuevamente (...) Al final somos débiles y la droga destroza al débil. Yo he sido drogadicto. Empecé a consumir con 17 o 18 años y he tenido épocas que he llegado a consumir hasta 4 y 5 gramos de cocaína al día. A día de hoy estoy bien aunque tengo el demonio en el hombro", explicó. 

El rechazo a su hija pequeña

Sobre sus hijas, Ana (6) y Carlota (5), Kiko habló - al igual que hizo hace una semana en el programa de Bertín Osborne - del rechazo que sintió por su hija menor tanto antes de su nacimiento como cuando llegó al mundo por encontrarse hundido a causa de sus adicciones. "Yo estaba muy mal y no aceptaba ese embarazo. Los nueve meses no toqué la barriga ni una sola vez. No la quería, incluso, el día de su nacimiento tampoco. Pero, poco a poco, me fue ganando", desveló con lágrimas en los ojos.

Al mismo tiempo, explicó que aunque quiere a sus tres hijos "por igual, mi Carlota ella solita cada día me ha ganado, es la más cariñosa".

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