Un artículo de Jesús Manuel Ruiz publicado en exclusiva en EsDiario
Dos versiones y una sola verdad. Aquí no existe la gama de los grises. O blanco o negro. Y es más negro el presente de Federico Prat que blanco. La última entrevista del hermano de Joaquín Prat en la revista Lecturas desmiente la versión de la madre Marianne Sandburg donde confirmaba que su hijo Federico era un adicto y que viven un verdadero infierno a consecuencia de su inmersión de en el mundo de las drogas. Esta semana Federico asegura que es un episodio pasado y que ya está limpio.
ESdiario ha podido hablar con personas cercanas al protagonista de la Línea de la Concepción (Cádiz) donde reside actualmente y cuentan que su mundo sigue siendo el mismo al de antes. Que el pasado adictivo sigue siendo presente. La realidad es otra distinta a la que narra el protagonista de portada de este miércoles.
Este diario tiene la prueba testifical de la realidad que atraviesa la familia de Joaquín Prat. La matriarca ha hecho todo lo posible (económica y personalmente) para ayudar a Federico incluso cuando sus otros hijos estaban cansados del desgaste que suponía la situación porque no avanzada por el camino adecuado.
Joaquín Prat (47), Alejandra (45) y Andrea (35) hicieron todo lo posible hasta que su paciencia colmó porque no pudieron luchar contra su enemigo mayor, la droga. El testigo de ESdiario quiere mantener su anonimato porque asegura que dar la cara en un lugar como la Línea de la Concepción es muy complicado porque es pequeño y todos saben por donde van "los tiros".
ESdiario ha hablado con gente cercana a Federico Prat y personas que han superado este problema
Más allá de la prueba testifical, ESdiario ha hablado con personas que han superado este problema y comentan a este periódico que una persona que ha superado estas adicciones nunca podría a su familia en el "ojo del huracán" público. Todo lo contrario. En estos casos hay arrepentimiento y necesidad de reanudar la relación perdida con su familia. Esto es todo lo contrario. Federico se sigue presentado como víctima de la situación y mostrando a su madre y hermanos como verdaderos verdugos. La prueba de que uno está limpio es el reconocimiento del daño producido a su entorno cercano. Aquí no ha acaecido porque "la limpieza" aún no ha llegado.
Federico Prat cuenta su historia con el propósito de hacer daño a su familia. Y más sabiendo que es mediática y que tendrá repercusión. Es una manera de hacer daño y al tiempo hacer dinero fácil porque sus palabras a no le duelen. Consigue hacer daño a los terceros con una mentira.
