Ve la luz la farsa de Kiko Rivera e Irene Rosales: no estaban casados, su boda fue un negocio

Hizo creer no solo a Irene Rosales, sino a los invitados, que la boda era real, pero no. El nacimiento de su hija Carlota descubrió la verdad de aquel 7 de octubre de 2016
Destapan la farsa de Kiko Rivera e Irene Rosales: no estaban casados, su boda fue un negocio
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Según informan en exclusiva Gustavo González y Pablo González en LA RAZÓN, el 7 de octubre de 2016, Irene Rosales creyó haber vivido un día soñado, pero acabó suponiendo una pesadilla. Irene grabó en los zapatos que calzó aquel día, la fecha del enlace y las palabras «Cuento de hadas». No sabía que estaba siendo objeto de una terrible farsa. La supuesta boda fue una descarada puesta en escena para que Irene no pidiese más la formalización legal de la relación y para rentabilizarlo a sabiendas de que no tenía validez legal alguna. ¿Por qué? Kiko Rivera tenía sus reticencias para casarse con Irene Rosales. La mujer que le ha demostrado a día de hoy una lealtad absoluta. Decidió entonces organizar una escenificación pensando que si algún día se rompía la relación, sería mucho más fácil legalmente acabar con todo. Kiko e Irene llevaban entonces dos años como pareja, tras oficializar la relación el 24 de mayo de 2014.

Kiko Rivera celebró una boda que acaparó horas de televisión, portadas de revista y, sobre todo, una carísima exclusiva que hizo correr ríos de tinta por la presencia de su madre con caché aparte. Familiares, amigos y conocidos mediáticos, se reunieron sin saberlo para una boda que nunca fue, algo parecido como lo que ha ocurrido recientemente con Dulceida y Alba Paul. La boda solo tuvo el propósito de rentabilizar el evento para propio beneficio y calmar, de paso, la insistente demanda de Irene en formalizar el matrimonio. Irene Rosales firmó un papel mojado que Kiko Rivera guardó sin elevarlo a público. El cantante habría seguido con la falacia siempre, de no haber sido por un hecho que descubrió el engaño: el nacimiento de su primogénita, Carlota, el 30 de enero de 2018. El 5 de febrero de 2018, la pareja se vio obligada a acudir conjuntamente para inscribir a la pequeña. Irene no entendía el porqué puesto que estando casados, cualquiera de los padres podría realizar la gestión administrativa. En el Registro Civil, la bella andaluza creyó vivir una pesadilla al descubrir que en el estado civil de los padres de la pequeña figuraban los dos como solteros. Pensó, entonces, que se trataba un error burocrático pero ante su insistencia descubrió que llevaba tres años pensando que estaba casada. No había dudas, Irene Rosales y Kiko Rivera no estaban casados, porque los documentos de su boda nunca fueron entregados en la administración correspondiente.

Tras descubrir la verdad, Irene Rosales y Kiko Rivera tuvieron una gran discusión que desembocó en una crisis en la pareja. El momento era delicado, ya que Irene vivía para cuidar a su madre Mayte Vázquez, que estaba también entregada a su esposo Manuel Rosales, también enfermo. Ambos, desgraciadamente, fallecieron en 2020, con tan solo 9 meses de diferencia. Irene soportó la vergüenza en silencio, superaron la crisis, incluso apoyando a Kiko en su lucha contra la adicción que él mismo ha reconocido públicamente más de una vez . Irene esperó a formalizar el matrimonio, ante la promesa que le hizo Rivera de solventar el problema. Pero la relación quedó resentida. No podría volver a confiar en el padre de sus hijas. La pareja entró a participar en el «reality» «GH DUO» en enero de 2019. Semanas antes habían iniciado los trámites para formalizar, por fin la boda y subsanar todo. La pareja fue al juzgado de Castilleja de la Cuesta y dieron la firma previa necesaria para establecer el matrimonio. Irene había puesto como condición a su participación en el «reality» que Kiko pusiese remedio al fraude de la que fue objeto. Y así fue. Ella mantuvo durante todo el concurso una actitud seria y a veces, dura, con su pareja. Todos, entonces, creímos que se refería a la delicada situación económica que estaban superando, debido a las deudas que el DJ había contraído con la Hacienda Pública. Pero eran mensajes subliminales a la ofensa que llevaba aguantando en silencio desde hacía un año. Cuando ambos acabaron su participación en el programa, por fin, firmaron su unión matrimonial.

El enlace real

La pareja acudió el miércoles 24 de abril de 2020 a las 10:30 de la mañana al juzgado de Paz de Castilleja de la Cuesta, minutos después de dejar en el colegio a sus hijas. Kiko e Irene acudieron con dos testigos de su íntima confianza para que no trascendiese y guardasen el secreto Los testigos de aquella boda, bajo la mirada de la jueza María José Trillo Ortiz, fueron Francisco José Sánchez, representante y amigo de Kiko y María de los Ángeles Tovar, una de las mejores amigas de Irene. Este periódico se ha puesto en contacto con Irene Rosales y no ha obtenido respuesta alguna de la andaluza.

Kiko Rivera ha declarado, para dejar en mal lugar a su prima Anabel Pantoja, que el día de la celebración no era importante. La realidad era otra. Kiko Rivera ha sorprendido a todos volviendo a Mediaset. El hijo de Isabel Pantoja ha decidido entrar en «Secret Story» para promocionar junto a Yerai, de Los Rebujitos, «Te necesito», su último tema en cuyo videoclip participa Irene Rosales. El Dj no ha podido evitar emocionarse al entrar en la casa en la que ya estuvo viviendo durante su participación en «GH VIP» y «GH DÚO». «Me trae muy buenos recuerdos. Tal y como están las cosas me quedaba aquí tres meses», le confesó a Jorge Javier nada más poner un pie en la casa.

Unas palabras que han sorprendido mucho al presentador, y es que pensaba que la situación con su madre ya estaba mejor. «Están medio bien», ha reconocido. Una vez más, el cantante tira para adelante. Siempre a su lado, Irene, una mujer que ha demostrado con creces al hijo de Isabel Pantoja que no merece nunca más ser traicionada.

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