Máxima preocupación por el estado de Dioni: Camela cancela todos sus conciertos

En la imagen de archivo el duo Camela en uno de sus conciertos
El cantante del mítico grupo no puede seguir sus actuaciones debido a un delicado estado de salud que le mantiene apartado de los escenarios

Según recoge EsDiario, el aire de Leganés estaba impregnado de música, pero también de algo más difícil de describir: un pulso de emociones que se colaba entre las luces del escenario. Allí, en el Festival RadioléRubén Martín —hijo de Dioni, alma de Camela— se convirtió en el centro de todas las miradas. No solo por su voz y su talento, sino por la generosidad con la que abrió su corazón ante miles de personas.

En mitad del concierto, y con la complicidad de un público ya entregado, Rubén detuvo la música para hablar de su padre. Dioni, alma de Camela, atraviesa un momento delicado: problemas de voz le han obligado a suspender varios conciertos. El hijo no lo ocultó; lo convirtió en homenaje.

—Lleva un tiempo un poquito malo de la voz… ¿Qué os parece si grabamos un vídeo y le mandamos un saludo?

El auditorio se sumó en un solo aplauso, mientras Rubén, mirando a cámara, improvisaba el mensaje:

—Marqués, estoy hoy aquí en Leganés con toda esta gente. Te mandamos un saludo enorme.

Pero aquella noche guardaba otro momento aún más íntimo. Rubén Martín presentó, por primera vez en un escenario, a su hija de 15 meses, María Lucía. La voz se le quebró, no por la música, sino por la emoción.

—Para mí es un lujo estar esta noche con vosotros… Desde hace 15 meses soy padre. Tengo una niña preciosa que se llama María Lucía. Ha sido un regalo de la vida. Nunca imaginé el sentimiento y el cariño que puede darte una niña.

Entonces llegó la canción. Una pieza compuesta para ella, con la ternura de quien escribe más con el corazón que con la pluma: Llegas a mi vida. Rubén la presentó como un regalo compartido: para su hija, para el público, para todos los que quisieran dejarse envolver por sus acordes.

Y así, entre dedicatorias, aplausos y confesiones, la noche se cerró con la certeza de que, a veces, la música no solo se escucha: se vive, se hereda y se regala para goce de los vecinos de la sureña localidad madrileña.