Rocío Carrasco crucifica también a Raquel Mosquera: "Para mí esa persona no existe"

Sobre Antonio David: "Ha hecho que mis hijos me odien. Ha ensuciado su mente"
Rocío Carrasco crucifica también a Raquel Mosquera: "Para mí esa señora, señorita... no existe"
photo_camera Rocío Carrasco crucifica también a Raquel Mosquera: "Para mí esa persona no existe"
Según recoge el HuffPost, en vez del domingo, ha sido la noche del miércoles. En vez de dos episodios ha sido sólo uno, Quién te crees tú, algo más largo, pero uno. La docuserie Rocío, contar la verdad para seguir viva sigue avanzando en el tiempo y hoy se abordan dos importantes momentos de la vida de la hija de Rocío Jurado: la muerte de su padre, el boxeador Pedro Carrasco, y la resolución del proceso de separación de Antonio David.

¿Sin relación con su padre?

En los primeros minutos del capítulo, Rocío Carrasco ha ahondada en la relación con su padre, muy marcada por la actitud de Pedro Carrasco con Fidel Albiac tras el accidente de coche que casi le cuesta la vida y que contó en el capítulo anterior.

La desconfianza de su padre hacia el que era su pareja en aquel momento y la complicidad con su madre para sacarle de la casa en la que vivían juntos mientras ella permanecía hospitalizada supuso un distanciamiento entre padre e hija que se mantuvo, prácticamente, hasta el día del fallecimiento de Carrasco.

Un año y medio después de aquellos fatídicos días en los que se llegó a temer por la vida de Rocío, fue Pedro Carrasco quien quiso ver a sus nietos. Según su propia hija, Fidel propició esa conversación pendiente entre ellos, encuentro en el que se produjo un acercamiento. “Mi padre pidió perdón a Fidel y me pidió perdón a mí. Me dijo que me quería y que se había equivocado”, ha contado emocionada la hija de La chipionera.

Después, ha tenido duras palabras para Raquel Mosquera, la viuda del campeón de boxeo. Ha negado vehementemente que su padre pudiese decir de ella al marcharse “a esta hija de puta no vuelvo a verla”, como contó Mosquera en una revista. Y ha dejado entre interrogantes posibles problemas de su padre con el alcohol: “Ella sabe perfectamente porqué mi padre se fue haciendo eses”.

Esa fue la última vez que Rocío Carrasco vio a su padre. A los pocos días, el deportista falleció víctima de un infarto.

En esos delicados momentos, tampoco se libró de la presencia de Antonio David Flores, que acudió al funeral y al que ella culpa de la imagen de mala hija que la gente criticaba y por la que llegó incluso a ser abucheada a la salida del entierro.

El disputado Rolex de oro

Un reloj Rolex de oro que lucía su padre fue uno de los grande motivos de desencuentro entre la hija de Pedro Carrasco y su mujer, Raquel Mosquera. Un reloj que, según la protagonista, sólo quería —y no tiene— porque siempre llevaba puesto y tenía grabada la fecha de la boda de su padres. “Si hubiese sido un Casio o un Swatch también lo habría querido”, ha asegurado.

A continuación ha dirigido unas duras palabras a la mujer de su padre: “La vi en el tanatorio. La vi en el entierro. Hablé con ella en alguna otra ocasión. Y ya. Para mí esa persona no existe. Existe sólo y exclusivamente en lo que judicialmente se refiere”.

Informes psicológicos de la Audiencia Provincial

Al abordar la cuestión sobre el juicio de la separación y la custodia de los niños, Rocío Carrasco ha echado mano de los informes psicológicos que la Audiencia Provincial realizó sobre la unidad familiar descompuesta.

“Atiende, controla, vigila y se preocupa. Se siente elegida. Seguridad en la relación. Temores de separación con rechazo de figuras sustitutivas”, ha leído la hija de La más grande sobre la conclusiones del informe de la niña en la relación con su madre. “Esa es la imagen que ella tenía de mí con cinco años. Ella no quería separarse de mí”.

Por contra, los informes sobre Antonio David contenían afirmaciones sobre su persona que Carrasco ha querido destacar: “Difícil aceptación de crítica”, “alta valoración del bienestar material del que disfruta” o “poco control de los impulsos”.

Él, según estos informes, acusa de actitud prepotente a su mujer y de que ella no quería llegar a un acuerdo. Además, alude que “a la madre le falta dedicación” y que ya han cambiado varias veces de tata.

“Me ha quitado a mis hijos teniéndolos. Ha hecho que me odien y que tenga esa imagen de mí que es mucho más cruel. Ha ensuciado su mente. Eso no se hace con dos criaturas pequeñas, eso no se hace con una madre, eso no se hace con nadie. Y eso lo ha hecho él”, ha concluido.

Terrores nocturnos y un brazo roto

La primera parte de este capítulo termina con el relato de dos estremecedores episodios: los terrores nocturnos de su hija y el brazo roto de “su enano”, su hijo David.

“Después de volver del fin de semana, día sí y día no, yo me acostaba, los niños se dormían y, de repente, la niña salía al pasillo y empezaba a llamarme: ’Mamá, ¿dónde estás?”, ha explicado emocionada mientras retorcía los papeles que tenía en la mano. Ese miedo a no saber dónde estaba su madre y a que apagase la luz despertó la desconfianza de Rocío Flores. “Es que papá dice que cuando nos dormimos, Fidel y tú os marcháis y nos dejáis solos”, le contó la niña. Ella salió de la habitación llorando como nunca por la crueldad de esas palabras.

Con la voz entrecortada, también ha contado cómo un domingo Antonio David Flores llevó a los niños de regreso a su casa muy tarde. “Al coger a David, le noté un bulto muy grande en el brazo”, ha explicado. Fue su hermana mayor la que le contó que se había caído de una litera. En urgencias confirmaron que el pequeño tenía el brazo roto y ella no dudó en denunciar al padre de sus hijos. Denuncia que terminó retirando porque no quería tener problemas con el padre de sus hijos, por ellos.

Siguiente capítulo: la nulidad matrimonial

En julio de 2002, la Audiencia Provincial ratifica la sentencia de separación que le concede la custodia de los hijos a la madre y 170.000 pesetas de pensión alimenticia para los niños. “No hay un documento oficial que diga que me quitan la custodia y se la dan al padre”, ha afirmado rotunda.

Fue entonces cuando pidió la nulidad matrimonial. Uno de los argumentos que esgrime para conseguirla es que Antonio David llegó a sugerir la idea del aborto, además del abandono que sintió la propia Carrasco durante su segundo embarazo.

Numerosas personas del entorno de la propia Rocío declararon a su favor y luego negaron esos testimonios. “Lo hicieron para resarcirse y vengarse de algunas cosas que no consideran justas. Pero eso ya lo hablaré”, ha afirmado la protagonista.

En el recurso presentado por Antonio David contra la demanda de nulidad vuelven a recurrir a la infidelidad de Rocío Carrasco, pero no tiene pruebas. Finalmente, el matrimonio quedó disuelto. Antonio David Flores recurrió también al Tribunal de la Rota, que volvió a ratificar la nulidad. “Ese día fue uno de los más felices”, ha zanjado la hija de Rocío Jurado.

Una vida normal

“Después de esto, mi vida, con todo lo mediático y con todo el terror, era una vida normal. Yo trabajaba, estaba con Fidel, tenía a mis niños y su padre se los llevaba fines de semana alternos”, ha detallado Rocío. Por su parte, Antonio David trabajaba en la televisión, desde donde ella asegura “me sigue humillando”, y montó un bar en Sevilla, en el que trabajó Sonsoles, la mujer con la que le fue infiel a su mujer en aquel famoso verano en Chipiona.

Respecto a la relación de Fidel con los niños, cuando ha sido preguntada por la periodista, Rocío ha contado que él “siempre ha sido muy especial. Muy tierno, muy condescendiente, mucho más blando que yo, en muchos sentidos. “Mi enano” moría con “Fidelito”. Rocío, cuando era más pequeña, le contaba las cosas a Fidel. Siempre fue muy complice de los niños. Siempre se preocupó de las notas, de que estudiaran...”, ha contado con ternura.

Pero todo terminó cambiando porque su hija “empezó a estar aleccionada desde muy pequeña para que llevara información, y luego usarla, manipularla, tergiversarla o hacer lo que le diera la gana”, ha sentenciado con rabia.

Fidel: acusado de malos tratos

La protagonista ha confesado que llegó un momento en el que no se podía fiar de nadie “porque trató de implicar a todo el mundo de alrededor en su mafia”.

Carrasco ha aprovechado para aclarar uno de los episodios más dolorosos que vivió, cuando la portada de una revista acusó a Fidel Albiac de maltratarla. Fue una de las cuidadoras de sus hijos la que se puso en contacto con José María Franco, hombre de confianza de Antonio David para poner en marcha el plan y acudir a la revista. El director de esta publicación advirtió que no se podía publicar si no existía una denuncia, y la extrabajadora se fue a interponerla a una comisaría de Alcobendas.

Rocío se entera de esta portada cuando estaba trabajando y decide sentarse con Teresa Campos en directo y contar su verdad. Es ahí cuando la cantante Massiel, manipulada por el propio Antinio David, según la protagonista, se atreve a afirmar que en esa entrevista bajo el maquillaje del ojo se intuye un ojo morado. Carrasco la demanda y gana el contencioso.

Por todo esto, Rocía acusa abiertamente a su exmarido de manipular a todos los que ha tenido a su alrededor, a los ha puesto en su contra para aislarla: periodistas, productoras, directores de programa, artistas... “Me ha aislado hasta profesionalmente”, ha clamado dando fin al episodio.

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