La hija de Michu y José Fernando se queda con Ortega Cano y con Gloria en Madrid
La muerte de Michu, expareja de José Fernando Ortega Mohedano, ha dejado un vacío irreparable y ha desencadenado una serie de decisiones difíciles en torno al futuro de su hija Rocío. La joven, de tan solo 33 años, falleció el pasado 7 de julio como consecuencia de los problemas cardíacos congénitos que padecía desde la infancia y que la habían llevado a diversas operaciones a lo largo de su vida.
Tras el fallecimiento, la custodia de la niña se convirtió en el centro de atención. La madre y la hermana de Michu expresaron inicialmente su voluntad de hacerse cargo de la pequeña, argumentando que habían estado presentes en gran parte de su crianza. Sin embargo, la decisión final ha recaído en la familia Ortega Cano, que asumirá la tutela. Rocío se trasladará a Madrid para iniciar allí el nuevo curso escolar junto a sus abuelos y tíos paternos. Mari Carmen Ortega, hermana del diestro, confirmó la medida y subrayó que el objetivo es priorizar la estabilidad y el bienestar de la menor.
La cuestión patrimonial abrió un nuevo frente. El testamento de Michu reveló que había dejado todos sus bienes —una vivienda, un coche y una moto— a su madre, Inmaculada, decisión que sorprendió a su hermana Tamara, quien se mostró incrédula al enterarse en directo en un programa de televisión. Pese a ello, la legislación española establece que los hijos son herederos forzosos, por lo que Rocío conservará su legítima, la parte de la herencia que le corresponde por derecho.
La reacción de Inmaculada, madre de Michu y ahora heredera designada, ha estado marcada por la emoción y la incertidumbre. “Regular, no estoy bien… No he visto testamento ninguno. Lo que había ahí lo sabía, pero que me haya puesto a mí… eso no”, confesó entre lágrimas. Consciente de la situación, aseguró que, en caso de confirmarse, destinará todo a su nieta: “Si fuera para mí, yo se lo pondría a Rocío porque es la que necesitará un techo el día de mañana”. También dejó claro que no se siente sorprendida por la decisión de su hija, a la que definió como “su todo”.
En cuanto a la convivencia familiar, Inmaculada defendió la independencia de su otra hija, Tamara, de quien dijo que “es trabajadora y no le hace falta nada”. En un tono más duro, añadió: “Con Michu se podía contar, pero con Tamara no”. Sobre la mudanza de Rocío a Madrid, la abuela materna mostró resignación, pero respetó la voluntad de Michu: “Si fue la decisión de mi hija, bendita sea”. No obstante, adelantó que reclamará sus derechos como abuela para mantener a su nieta cerca durante vacaciones y festivos: “Voy a pedir mis derechos, que Rocío esté en verano conmigo y en Navidad”.
Desde la familia paterna, Gloria Camila, hermana de José Fernando, respondió a las críticas y quiso zanjar rumores de desatención. Aseguró que siempre estuvo en contacto con Michu y que incluso hablaron horas antes de su fallecimiento. Además, recalcó el compromiso de los Ortega Cano con el bienestar de Rocío: “Haremos todo lo posible para que tenga una vida plena y estable”.
En medio del duelo, la prioridad compartida por ambas familias es proteger a la menor, que deberá afrontar no solo la pérdida de su madre, sino también el inicio de una nueva vida en Madrid. Con la herencia aún en fase de aclaración y las emociones a flor de piel, el futuro de Rocío se dibuja ahora entre la estabilidad que ofrece su nueva tutela y el cariño que su abuela materna está dispuesta a defender a toda costa.