Según recoge Informalia, la ruptura de Shakira y Gerard Piqué, que este jueves soplan 46 y 36 velas respectivamente, tiene de todo: infidelidades, indirectas, canciones, etc. Solo le faltaba un detalle añadido para convertirse en un auténtico culebrón: un detective privado.
Todo habría empezado hace un año, en enero de 2022, cuando la cantante empieza a dudar de la lealtad del exjugador culé por el famoso bote de mermelada que aparecía misteriosamente en la nevera cuando no era un producto que se consumiera en casa.
Con la mosca detrás de la oreja, la de Barranquilla viaja en ese momento a Estados Unidos por 17 días para cumplir con unos compromisos profesionales pero contrata un detective para vigilar las salidas nocturnas del padre de sus dos hijos en Barcelona, según cuenta Cuatro al día.
Para sorpresa de Shakira, el detective descubre a Piqué con Clara Chía y le entrega unas fotografías como prueba. Es entonces cuando la intérprete de Waka waka le propone al dueño de Kosmos acudir a terapia de pareja. No obstante, el citado medio asegura que el exfutbolista se negó y fue cuando se marchó a su piso de soltero en el centro de la ciudad condal. Unos meses después, en mayo de 2022, Gerard quiere volver a casa y ella accede. Pero la relación ya está en su peor momento y es en junio de ese mismo año cuando deciden hacer pública su ruptura.
