Así era Reme, la ‘tata’ que conquistó a Picasso en casa de los Bosé

La mujer que cuidó a los hijos de Luis Miguel Dominguín y Lucía Bosé es ahora objeto de discordia por un cuadro que el pintor malagueño le regaló en 1963. Esta es su historia

Así era Reme, la ‘tata’ que conquistó a Picasso en casa de los Bosé - EL ESPAÑOL
photo_camera Así era Reme, la ‘tata’ que conquistó a Picasso en casa de los Bosé - EL ESPAÑOL

Según informa Brais Cedeira en EL ESPAÑOL, a Pablo Picasso no le gustaba que le molestasen mientras trabajaba. Pero con los pequeños de los Bosé Dominguín, hacía siempre una excepción. Miguel Bosé era apenas un renacuajo cuando correteaba por las habitaciones de la mansión que el artista malagueño tenía en Cannes, en la Costa Azul. Eran veranos felices e inocentes. El pequeño se colaba en el estudio del genio, que todavía a sus 80 años echaba 14 horas al día frente al cuadro sin descansar. Se lo encontraba con las manos manchadas de mil colores, la camiseta de rayas negras y blancas y la mirada fija en el lienzo. “Pablo, quiero pintar yo también”. “Pues pinta”. Y allí que se quedaba. Y de telón de fondo, siempre acompañando, siempre atenta, la tata, Remedios de la Torre Morales. Reme para los de casa. Los ojos de la verdadera madre que los Bosé tuvieron.

Picasso imaginaba a Remedios como una mujer con dos enormes pescados en las manos. Con los ojos negros. Con una falda hecha de jirones verticales de color rojo y amarillo. Con brío. Con siete pies y siete piernas. Era como si se multiplicase para hacer mil y una tareas en aquella casa. Así la imaginaba y así fue el modo en que la representó el genio cubista. Con cuatro trazos sencillos en un pequeño dibujo repleto de colores. Lo hizo el 12 de febrero del año 1963 en su mansión de Cannes. En la parte de atrás del papel tan solo escribió la dedicatoria: “Para Reme”.

El cuadro era uno más de los que Picasso realizó por y para los niños y la familia Bosé, de forma absolutamente espontánea. En casa de Lucía, la matriarca de la familia, había de todo: esculturas, cuadros, dibujos. Decenas y decenas de recuerdos de una larga relación en el tiempo que se mantuvo casi hasta la muerte del artista. Reme ya nunca más se marchó de aquella casa.

Este pequeño esbozo desapareció durante décadas. No volvió a saberse nada de él hasta ahora. A Lucía Bosé, la matriarca del clan, amiga íntima de Picasso durante años, le ha llegado esta semana el escrito de acusación de la fiscalía de Madrid. María Pilar y Manoli, las sobrinas de la tata Reme, le exigen 200.000 euros por haberse apropiado de esa obra que Picasso le regaló a su tía.

Reme fue un pilar en la familia Bosé-Dominguín. Ella sola se ocupó durante décadas la casa de los Bosé-Dominguín y de la educación de sus hijos. Les quería como si lo fueran. Y Miguel, Paola y Lucía, los tres hijos del clan, amaban igualmente a Reme como si de su propia madre se tratase. Muchas veces, o casi siempre ejercía como tal. Siempre en un segundo plano. Testigo de cómo algunos de los grandes nombres del siglo XX iban de visita a los salones de aquella familia.

Tras el divorcio entre Lucía Bosé y el matador Luis Miguel Dominguín, la importancia de Reme se incrementó todavía más. Miguel Bosé siempre dice que su madre Lucía ejercía de padre. Y la madre era la tata Reme. Su vida quedó unida para siempre a aquellas dos familias que, con el tiempo, la vieron como una igual, como un miembro más de aquella dinastía. Así la conocieron.

El cuadro La chumbera fue pintado en el año 1963. Representa a Reme, la tata de los Bosé.

De cómo los Bosé encontraron a 'la tata'

Saelices es apenas un pueblo de 500 habitantes, al noroeste de Cuenca, casi pegándose con las sierras del sur de Madrid. En su día, las calles fueron todo un festival de glamour. Luis Miguel Dominguín poseía allí una finca, conocida como Villa Paz, a la que él y la familia acudían con regularidad. También los amigos del diestro, que procedían, en su mayoría, de la alta sociedad española, europea y estadounidense.

No era extraño, por tanto, advertir por sus calles a actrices como Ava Gardner, que mantuvo un fogoso romance con el torero a mediados de los años 50. El encanto que emanaba de Dominguín, que atrajo hacia sí a escritores, artistas, actores y actrices de Hollywood acabó repercutiendo en el pueblo. Y en sus gentes.

En Saelices, quien más quien menos tiene todavía en alta estima al diestro ya fallecido. El hecho que de instalase allí su finca pronto repercutió en la pequeña economía del pueblo. De ese modo, uno cuidaba los toros, otro mantenía limpia la finca, aparecieron negocios adyacentes y relacionados con los dominios del torero. El pueblo cobraba un ambiente enorme cuando Dominguín se llevaba a su finca a toda clase de amigos, organizando allí fiestas que convertían el lugar en una especie de Hollywood manchego.

La historia de Reme con la familia Bosé-Dominguín comienza justo después de la doble boda de Lucía y Luis Miguel en el año 1955. Primero, la pareja se casa en Las Vegas. Luego, en la finca de Dominguín en Saelices. Era el inicio de un feliz matrimonio que iba a durar bastantes años.

Justo después de casarse, la pareja empezó a hacer los planes para los años siguientes. Necesitaban alguien que les ayudase a cuidar a sus hijos cuando ellos no estuviesen. Gran parte del tiempo, Luis Miguel no paraba de viajar, ya que recorría el mundo saltando de plaza en plaza, de muleta en muleta, de toro en toro. Lucía se iba con él en muchas ocasiones. Así que se pusieron a buscar a una persona que pudiera estar siempre disponible para ellos.

Sigue leyendo el reportaje completo en EL ESPAÑOL

Comentarios