El Gobierno prepara una partida a varias bandas para negociar sus presupuestos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comenzado su ronda de contactos esta semana con los partidos para tantear los apoyos a unas cuentas que ni siquiera tiene pactadas con sus socios de Unidas Podemos, y la respuesta provisional es que ninguna puerta está cerrada
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en su encuentro mantenido esta semana en Moncloa
photo_camera El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, en su encuentro mantenido esta semana en Moncloa

Con la única certeza de que hay que sacar adelante como sea unos presupuestos que apuntalen la legislatura se prepara el Gobierno para negociarlos. Cada socio lo hace con sus preferencias pero tanto el PSOE como Unidas Podemos saben que ésta es una partida decisiva y tratarán de jugarla a varias bandas.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha comenzado su ronda de contactos esta semana con los partidos para tantear los apoyos a unas cuentas que ni siquiera tiene pactadas con sus socios de Unidas Podemos, y la respuesta provisional es que ninguna puerta está cerrada.

Las fuentes consultadas dejan claro que aparentemente será más fácil negociar con Ciudadanos que con ERC, pues, con diez diputados, la formación de Inés Arrimadas tiene menos que perder que los republicanos, que están a expensas de las elecciones catalanas.

El sector socialista no oculta su simpatía por la formación de Inés Arrimadas, a quien la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha elogiado en público porque -asegura- antepone el interés de España al de su partido.

En privado, el sector socialista del Gobierno apunta a que Cs es el único partido que ha entendido el reto al que se enfrenta España, mientras reprocha a ERC un tacticismo electoral.

En ese escenario, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha asumido en público que aceptará a Ciudadanos como socio, aunque solo si no le queda más remedio.

Y antes de darse por vencido, Iglesias quiere explorar la vía de los socios de investidura: ha obtenido el compromiso de que las conversaciones formales sobre el proyecto presupuestario relegarán a Inés Arrimadas. Pero ésta, en la práctica, le ha mostrado al presidente del Gobierno su disposición "real y firme" a negociar unos presupuestos "moderados". Y el PNV no ha cerrado la puerta a Cs.

Sin embargo, en el entorno del vicepresidente segundo del Gobierno apuntan a que las cuentas pueden salir sin Cs, negociando y cediendo para mantener el bloque de investidura: el sí del PNV, Más País-Compromís, Nueva Canarias, BNG y Teruel Existe, y la abstención de ERC y EH Bildu.

En Podemos son conscientes de que la abstención de ERC es muy complicada con un contexto preelectoral en Cataluña, pero aún así piden abrirse a otras opciones, como la posibilidad de que los cuatro diputados de Junts per Cat alejados de la dirección actual acaben por dar un sí a Sánchez, o de que EH Bildu se mueva de la abstención al sí a cambio de no mucho.

Para sacar adelante las cuentas, el Gobierno necesita en el Congreso mayoría simple, es decir, más síes que noes, pero los apoyos están muy ajustados y un mínimo movimiento podría ser determinante.

Con la oferta a ERC para que la mesa de diálogo se reactive en septiembre, los socialistas sostienen la posibilidad de un acuerdo.

"Necesitamos todas las manos", ha remarcado esta semana la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, que asegura que no se elegirá "a unos sobre otros" sino que trabajará "con todos", con la intención de encontrar un "común denominador" con el que consensuar las cuentas públicas, para que sirvan tanto para la reconstrucción económica como para fortalecer los servicios públicos.

EL CONSENSO, PRIMERO EN EL GOBIERNO

Antes de pactar con el resto de formaciones, el PSOE y Unidas Podemos tendrán que cerrar el proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) que Sánchez e Iglesias pretenden presentar y aprobar en el Consejo de Ministros a finales de septiembre, con la intención de que pueda debatirse en el Congreso antes del 1 de octubre.

La tercera semana de septiembre se llevaría a aprobación la senda del déficit, un gesto que, según las fuentes consultadas, buscaría no dejar mucho margen entre esa votación y la de las enmiendas a la totalidad para evitar los vaivenes entre quien haya decidido apoyar las cuentas.

La negociación que pilotan la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y el secretario de Estado y responsable de Economía de Podemos, Nacho Álvarez, va bien, aunque el Gobierno admite que la negociación de unos presupuestos siempre comporta escollos, y el principal será el impositivo.

Podemos ya renunció en el acuerdo de la reconstrucción al impuesto de la riqueza, pero en esta ocasión quiere forzar al PSOE a que haga "un gesto", que podría concretarse en una subida del IRPF en sus tramos más altos o en la carga impositiva a grandes empresas, e Iglesias apela a que las cuentas se basarán en "el acuerdo de investidura", que recoge subir la progresividad fiscal.

La propia portavoz del Gobierno replicó que queda toda la legislatura para cumplir esos compromisos y no solo hay que adaptarse a la situación económica sino también a la voluntad de otras formaciones de otros espectros políticos, mostrando así la intención del Gobierno de contentar a Cs, que rechaza de plano las subidas impositivas.

EL FIN DEL VETO MUTUO ENTRE CS Y PODEMOS

No es la primera vez que Sánchez intenta sumar a Cs y Podemos: lo logró durante el estado de alarma pero fracasó en muchas otras ocasiones, la más notable el intento de que Iglesias bendijese su gobierno con Cs para evitar otro mandato de Mariano Rajoy.

Aquél contexto poco o nada tiene que ver con éste: Unidas Podemos está ahora en el Gobierno y en las filas moradas explican que no están dispuestos a renunciar a su capacidad de influencia, por limitada que sea.

Podemos mantiene además su estrategia de marcar distancias con el PSOE, como se ha visto esta semana de nuevo con posiciones sobre la monarquía o la presión para que los padres tengan bajas médicas para el cuidado de los niños en cuarentena.

Y del otro lado, Cs se ha quedado ahora con diez diputados, y en el Gobierno comparten la sensación de que no cobraría caro un pacto presupuestario, pues el acuerdo en sí permite a Arrimadas ganar peso frente a un PP desdibujado.

En su papel de jefe de la oposición, Pablo Casado tiene claro que su estrategia pasa por rechazar de plano los presupuestos, si bien escucha cómo sus presidentes autonómicos le alertan de la necesidad de que España tenga pronto unas nuevas cuentas.

Por lo pronto, en su vuelta de vacaciones el presidente Sánchez ha logrado marcar la agenda tanto en las reuniones con los líderes de la oposición como en la conferencia en la que atrajo a numerosos presidentes y consejeros delegados del IBEX-35.

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