Los nuevos impuestos digital y de transacciones pretenden recaudar 1.818 millones anuales

Montero ha destacado que se vuelven a poner en marcha ambos tributos paralizados la pasada legislatura por la convocatoria de elecciones y se enmarcan en las prácticas fiscales defendidas por las autoridades europeas
La ministra Portavoz y de Hacienda, María Jesús Montero, comparece en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros en Moncloa
photo_camera La ministra Portavoz y de Hacienda, María Jesús Montero, comparece en rueda de prensa tras la reunión del Consejo de Ministros en Moncloa

El Consejo de Ministros ha aprobado este martes la creación de nuevos impuestos a las transacciones financieras y a determinados servicios digitales, con los que el Gobierno prevé recaudar 1.818 millones de euros anuales y sentar las bases para la modernización del sistema tributario.

Con sendos proyectos de ley, el Ejecutivo retoma la tramitación de estos nuevos tributos, que ya fueron aprobados en enero de 2019 y que decayeron ante la disolución de las Cortes por la convocatoria de elecciones generales.

La ministra de Hacienda y portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, ha explicado durante la rueda de prensa posterior al Consejo que estos impuestos están en línea con los planteados a nivel internacional y que, de esta manera, "España se convierte en avanzadilla".

Constituyen, además, "un primer paso" hacia un sistema fiscal "más justo, más redistributivo y más moderno", capaz de gravar nuevas actividades económicas para que contribuyan a sostener los servicios públicos y evitar, así, "competencias desleales" con los negocios tradicionales.

El impuesto indirecto sobre determinados impuestos digitales gravará con un 3 % los ingresos que las grandes multinacionales tecnológicas obtengan de los servicios de publicidad dirigida en línea, servicios de intermediación en línea y venta de datos obtenidos a partir de información proporcionada por el usuario.

Afectará únicamente a las empresas que facturen más de 750 millones a nivel mundial y 3 millones en España, y pretende recaudar 968 millones de euros, menos de los 1.200 millones inicialmente planteados debido a la "ralentización de la economía", ha detallado Montero.

El impuesto se liquidará trimestralmente, aunque el Gobierno ha diseñado una excepción para este año -cuando las liquidaciones del segundo y tercer trimestre no se realizarán hasta al menos el 20 de diciembre- con el objetivo de dar tiempo a la adaptación de las empresas y "margen" a la negociación internacional.

Esta medida, que la ministra ha enmarcado en las conversaciones en la OCDE y el G20 para el establecimiento de un nuevo impuesto digital a nivel global, está en línea con la adoptada por Francia, que ha dejado en suspenso el pago de su impuesto hasta diciembre para evitar represalias de los Estados Unidos.

En ese sentido, Montero ha defendido que las relaciones con los Estados Unidos son "fluidas" y que el país conocía la intención del Gobierno de poner en marcha este impuesto, al tiempo que ha circunscrito las medidas arancelarias puestas en marcha a la guerra comercial en materia aeronáutica.

En cualquier caso, la propia ley especifica que, en caso de alcanzarse un acuerdo internacional para la puesta en marcha de un tributo digital, la normativa española se adaptará.

Por lo que respecta al impuesto sobre las transacciones financieras, Montero ha explicado que gravará con un 0,2 % las operaciones de compraventa de acciones de empresas españolas con una capitalización bursátil superior a 1.000 millones de euros, lo que excluye a las pequeñas y medianas empresas (pymes).

La liquidación del impuesto, que espera recaudar 850 millones de euros anuales, corresponderá a los intermediarios financieros y atañe a un sector "que durante la crisis recibió un importante apoyo" público, ha subrayado.

La ministra ha defendido que la puesta en marcha de estos tributos "de ninguna manera tendría que repercutir en el servicio final" que reciben los usuarios, y ha criticado que algunos "quieren asustar" siempre que emergen nuevos impuestos.

Con la recaudación obtenida con estos tributos se gana "capacidad de gastar en pos de la igualdad de todos los ciudadanos" y equilibrar la necesidad de cumplir los objetivos de déficit y estabilidad presupuestaria con la "vocación decidida de este Gobierno de avanzar en justicia social", ha añadido.

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