Quioscos, horchaterías y heladerías ven con prudencia el segundo verano covid

aunque hay quienes prevén una buena temporada, no todos son tan optimistas dadas sus cifras de facturación, tal y como explican fuentes del sector, que analizan las promociones en las terrazas o el cierre del ocio nocturno como grandes dificultades para su recuperación este verano
Quioscos, horchaterías y heladerías ven con prudencia el segundo verano covid
photo_camera Quioscos, horchaterías y heladerías ven con prudencia el segundo verano covid

Quioscos de helados, horchaterías y heladerías encaran los meses más calurosos del verano en medio de la campaña de vacunación contra la covid, con la esperanza de que sea una buena estación tras meses de restricciones y conscientes de la competencia que suponen las terrazas.

Y aunque hay quienes prevén una buena temporada, no todos son tan optimistas dadas sus cifras de facturación, tal y como han explicado a Efe fuentes del sector, que analizan las promociones en las terrazas o el cierre del ocio nocturno como grandes dificultades para su recuperación este verano.

Entre los que gestionan quioscos a gran escala figura el grupo Unilever -fabricante de helados como Frigo, Magnum y Ben & Jerry's-, que cuenta con 540.000 puntos de venta temporales, entre ellos 641 quioscos, a los que suma con su programa de inclusión laboral "Soy Frigo" más de 250 gastronetas, carritos o bicicletas.

Fuentes de la compañía ven con optimismo el verano: "Sabemos que cada vez más personas consumirán en locales y terrazas, pero igualmente desde Unilever seguimos apostando por el formato quiosco porque nos permite tener un mayor acceso a las personas en otros momentos de consumo, como es el 'take away'".

Por ello han incrementado la presencia de puntos de venta como quioscos, carritos o bicicletas en paseos marítimos y zonas turísticas.

En otros casos, como El Kiosko de Horchata Miguel y José -un clásico en la calle Narváez de Madrid- dependen por completo de las ventas de sus recetas de verano, de elaboración propia; en su caso, horchata, granizado de limón y agua de cebada.

Lo gestionan los hermanos que le dan nombre, José Manuel y Miguel García, la cuarta generación en este negocio familiar que nació en 1944 y para los que el comienzo del verano de 2021 va "muy flojo".

"Hoy en día la gente se ha acostumbrado a sentarse, a estar más cómoda. En los días que vivimos ahora y con este tipo de ocio estamos en una situación muy crítica", explica José Manuel a Efe.

Abren cuando comienza el buen tiempo y cierran a finales de septiembre, y lo mismo ocurrió el año pasado, aunque tuvieron que retrasar la apertura por las restricciones de la covid.

"No es que fuera pletórico pero la gente estaba con ansias de salir. No era lo que esperamos pero no se dio mal. Este año está la cosa floja", continúa José Manuel, quien detalla que en 2020, el primer año de pandemia, vivieron una caída cercana al 30 % en su facturación respecto al año anterior.

Reconoce, además, que cada año hay menos clientela -"Cada año se va notando 'un poquito menos, un poquito menos' y con el paso del tiempo, si esto sigue así, habrá que ver si la situación compensa para estar aquí tantas horas", ya que una vez que abren no hay vacaciones ni descansos- y lamenta el poco interés que tienen los consumidores por los productos artesanales.

En el caso de heladerías como Gamela -tres locales en Baiona y Nigrán, en el área metropolitana de Vigo-, la competencia no deriva de las terrazas, que tienen sus propias mesas en el exterior, sino por las limitaciones del ocio nocturno.

Y también por los rebrotes que ha habido en distintas regiones españolas y en Portugal, explica a Efe su gerenta, Isabel Alborés.

Abren con el buen tiempo, pero es en los meses de máximo calor cuando casi el 70 % de su facturación depende del consumo a partir de las ocho de la noche, cuando la costumbre es tomarse un helado y pasear por la zona después de cenar.

"La gente comenta que está todo alquilado, pero le falta el punto del ocio nocturno, ya que en verano se trabaja hasta las 2 de la mañana y al no haberlo el horario nos lo está limitando", señala Alborés, quien de momento ve un comienzo de verano "muy normal" y que no alcanza a lo registrado en 2019.

Esperan que este 2021 sea mejor que 2020 "por salud mental y económica", aunque reconoce que hay mucha incertidumbre a raíz de los brotes de nuevos contagios.

"Esperamos seguir abiertos, que no nos hagan recortes de horarios, pero la incertidumbre la tenemos todos porque no sabemos qué es lo que va a pasar", asegura, aunque este año ven a una clientela más relajada con la reducción de las restricciones y medidas de prevención de contagios.

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