Alemania se plantea desvincular a medio plazo el precio del gas y la electricidad

La propuesta forma parte de un plan que está analizando el Ministerio de Energía y Protección del Clima, cuyo titular, el verde Robert Habeck, ha acelerado la reducción de la alemana respecto a Rusia y la búsqueda de alternativas al gas ruso
Imagen de archivo del ministro alemán de Energía y Protección del Clima, Robert Habeck - EFE/FILIP SINGER
photo_camera Imagen de archivo del ministro alemán de Energía y Protección del Clima, Robert Habeck - EFE/FILIP SINGER

El gobierno alemán se plantea, a medio plazo, desvincular el precio del gas y de la electricidad para evitar que, en caso de un repunte de precios, se contagien entre sí y en el marco de una reforma del mercado energético.

La propuesta forma parte de un plan que está analizando el Ministerio de Energía y Protección del Clima, cuyo titular, el verde Robert Habeck, ha acelerado la reducción de la alemana respecto a Rusia y la búsqueda de alternativas al gas ruso.

Según el diario económico "Handelsblatt", se trata de un plan a medio plazo que rompería con el principio, defendido hasta ahora por Alemania entre otros países europeos, de vincular el precio del gas al de la electricidad.

En caso de un repunte del precio del gas, como ocurre actualmente en los países fuertemente dependientes de Rusia, la factura energética se dispara.

A Habeck, con rango de vicecanciller en el tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales del canciller Olaf Scholz, le corresponde llevar adelante la transición hacia una energía verde y, a la vez, cortar con la dependencia energética respecto a Rusia.

En febrero, con el inicio de la invasión rusa de Ucrania, los suministros del gas ruso representaban aún un 55 % del total que importaba Alemania, mientras que en junio el porcentaje había bajado al 25 % y ahora se sitúa sobre el 15 %, según cifras recientes del Ministerio de Economía.

Los envíos procedentes de Rusia se han sustituido principalmente por gas de Noruega y de Países Bajos.

Pese al descenso de los suministros a través del gasoducto Nord Stream, Alemania ha logrado hasta ahora mantener el ritmo del almacenamiento de sus depósitos de cara al invierno.

Actualmente los depósitos están en un 81 % de su capacidad, según las cifras del viernes de la Agencia Federal de Redes alemana -la Bundesnetzagentur-, con lo que se estima que se logrará alcanzar la próxima semana el 85 %, el nivel que se preveía conseguir para octubre.

El objetivo marcado por Habeck para garantizar que no habrá escasez de gas en invierno es del 95 % en noviembre.

El reverso de la medalla en cuanto a los avances del ministro de Economía de Scholz es la controvertida tasa sobre el gas, que se cargará a partir de octubre sobre industria y hogares, y cuya normativa debe ser aún revisada tras revelarse que puede beneficiar a empresas que generan ya ganancias.

Fuentes gubernamentales admitieron ayer que el Ministerio de Economía y Protección del Clima está analizando cómo aplicar ciertas regulaciones para garantizar que la tasa sirva para apoyar solo a las empresas con problemas de liquidez.

La nueva tasa topaba ya con críticas de distintos frentes, incluidas las propias filas de la coalición de Scholz, mientras que la oposición conservadora quería bloquearla en el Parlamento.

El objetivo de la tasa, que Habeck defiende como necesaria, es paliar los efectos de la reducción de suministros de gas ruso en empresas como la alemana Uniper, de la que le depende su distribución en municipios de todo el país, que se han visto obligadas a comprar gas a mayor precio de otros proveedores.

La tasa, establecida en 2,419 céntimos de euro por kilovatio/hora (kWh), acarreará costes adicionales de varios centenares de euros anuales en los hogares alemanes que consumen gas -un 49 % del total-.

Habeck reconoció de entrada que su implantación era un paso "difícil" o hasta "amargo", pero lo justificó como necesario, además de asegurar que cualquier alternativas sería incluso peor.

Si los proveedores de gas quebrasen, la consecuencia sería que ya no podrían abastecer a sus clientes y, en el caso de los hogares, éstos tendrían que firmar nuevos contratos con otras empresas al precio actual del gas, indicó el ministro.

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