Castilla-La Mancha lidera la transición energética rural con el 15% del potencial renovable de España
España se encuentra en plena transformación de su modelo energético, y las zonas rurales aparecen como el gran escenario de oportunidad. Así se puso de manifiesto en la jornada “Entorno rural: Transición energética y vertebración económica”, organizada en Toledo por la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (Aelec) y la Confederación Regional de Empresarios de Castilla-La Mancha (CECAM). El encuentro sirvió para presentar el informe “La transición energética en el entorno rural español”, elaborado por Monitor Deloitte, y para abrir un espacio de debate entre administraciones, empresas y expertos del sector.
Según el documento, Castilla-La Mancha concentra alrededor del 15% del potencial renovable de España, lo que la convierte en una de las comunidades clave para alcanzar los objetivos de descarbonización fijados a nivel nacional y europeo. Actualmente, la región genera más de una cuarta parte de su electricidad a partir de solar fotovoltaica y dispone de margen adicional para crecer en biomasa y almacenamiento energético, dos vectores estratégicos para diversificar el mix energético y mejorar la estabilidad del sistema.
El informe también revela que el 84% de la generación renovable española se produce ya en zonas rurales, situando a Castilla-La Mancha, Castilla y León y Aragón en el epicentro de la transición. Este despliegue conecta directamente con el reto demográfico: 15 provincias españolas tienen una densidad de población inferior a 30 habitantes por kilómetro cuadrado, muy lejos de la media nacional (96). Entre ellas se encuentran Cuenca, Ciudad Real y Albacete, territorios que, pese a la amenaza de despoblación, cuentan con condiciones idóneas para la expansión de renovables y para atraer proyectos de inversión.
La presidenta de Aelec, Marina Serrano, remarcó en su intervención que España dispone de “condiciones inmejorables” para liderar esta transformación gracias a su territorio, viento y sol. “La transición energética no solo es una oportunidad ambiental, sino también una palanca de desarrollo y cohesión territorial. Castilla-La Mancha debe situarse en el centro de esta transformación para atraer industria, generar empleo estable y fijar población”, afirmó. Serrano insistió en que este proceso requiere modernizar y ampliar las redes eléctricas para garantizar que las inversiones lleguen a los territorios y para facilitar la implantación industrial vinculada a las energías limpias.
En la misma línea, el director general de CECAM, Mario Fernández, recordó que “cualquier desarrollo social o económico depende de unas infraestructuras energéticas básicas” y defendió que la región debe convertirse en un polo de atracción de inversiones gracias al sector eléctrico. Por su parte, el director general de Transición Energética de la Junta de Castilla-La Mancha, Alipio García Rodríguez, señaló que la comunidad ya ocupa la segunda posición nacional en despliegue renovable y se comprometió a continuar reforzando la competitividad industrial y el desarrollo socioeconómico, “conjugando siempre el diálogo con la ciudadanía para mejorar la aceptación social de los proyectos”.
El encuentro dedicó un espacio relevante a la agrivoltaica, modelo que combina agricultura y energía solar en los mismos terrenos. Según los expertos, esta práctica puede incrementar hasta un 60% la retención de agua en el suelo y favorecer la polinización, a la vez que proporciona ingresos adicionales a los agricultores. Proyectos piloto en provincias como Cuenca o Guadalajara muestran el potencial de esta solución para diversificar las fuentes de renta en el sector primario.
Las mesas de debate reunieron a representantes de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), AgroTech España, Viñedos del Río Tajo y Powerfultree, entre otros, que destacaron la necesidad de integrar innovación, digitalización y formación en el despliegue de renovables. También se abordó el papel de las redes eléctricas y digitales, consideradas esenciales para mejorar la competitividad de los territorios.
El informe de Deloitte identifica cinco prioridades para maximizar el impacto de la transición energética en el medio rural:
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Desarrollar cadenas de valor locales en torno a las renovables.
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Fomentar la participación activa de las comunidades rurales en los proyectos.
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Optimizar el uso del suelo con modelos multifuncionales, como la agrivoltaica.
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Modernizar las infraestructuras eléctricas y digitales para atraer inversión y empleo.
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Articular una visión territorial coordinada que vincule transición energética y desarrollo rural.
La clausura corrió a cargo de Adrián Muelas Gil, subdirector general de Coordinación e Iniciativas contra la Despoblación del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, quien defendió que “la transición energética debe ser justa y no limitarse a desplegar infraestructura, sino ir acompañada de empleo de calidad, innovación y fortalecimiento del tejido productivo y asociativo”.
Con estas conclusiones, la jornada consolidó la idea de que la transición energética es, al mismo tiempo, una oportunidad para descarbonizar la economía y una herramienta estratégica frente al reto demográfico que afronta gran parte de la España rural.