El calor, las plagas y los incendios retan a una vendimia que vuelve a adelantarse

El calor, las plagas y los incendios retan a una vendimia que vuelve a adelantarse
Calor, plagas e incendios marcan una vendimia adelantada en Castilla-La Mancha y en el resto de España, donde la calidad de la uva se mantiene pese a la caída de producción

La vendimia de 2025 vuelve a adelantarse en Castilla-La Mancha, principal viñedo de Europa y motor del sector vitivinícola español. El calor extremo, la sequía, las plagas y los incendios han condicionado el inicio de una campaña que se prevé más corta en volumen, pero con uvas de gran calidad. Una situación que se repite en otros territorios vitivinícolas de España, desde Cataluña a Galicia, pasando por Rioja o Ribera del Duero.

Castilla-La Mancha: el gran viñedo europeo frente al reto climático

En la comunidad castellanomanchega, con más de 450.000 hectáreas de viñedo —cerca de la mitad de toda España—, las labores de vendimia comenzaron a principios de agosto con las variedades más tempranas: Chardonnay, Moscatel, Sauvignon Blanc o Verdejo. La Denominación de Origen La Mancha, la mayor de Europa en extensión, abrió la campaña con Chardonnay, constatando racimos con buena sanidad, grado alcohólico medio en torno al 13 % y equilibrio en acidez y pH.

Las cooperativas y bodegas confirman que el adelanto del calendario es generalizado, con una media de entre 10 y 15 días respecto a campañas anteriores. En Valdepeñas, segunda denominación de origen en superficie de viñedo, las primeras parcelas de variedades blancas se vendimiaron ya durante la primera quincena de agosto, y se espera que el grueso de la cosecha se concentre en septiembre, con Tempranillo y Airén como protagonistas.

En otras zonas como Manchuela, Almansa o Uclés, los viticultores confirman igualmente una merma en la producción, aunque con una notable concentración aromática en variedades tintas. En la DO Manchuela, las bodegas subrayan que la uva Bobal presenta este año un buen equilibrio entre azúcar y acidez, lo que augura vinos de alta calidad pese al menor rendimiento.

El impacto del calor extremo ha provocado que el peso de la uva sea inferior al de campañas anteriores, lo que se traduce en un descenso en los kilos recolectados. Cooperativas como El Progreso, en Villarrubia de los Ojos (Ciudad Real), calculan una reducción de entre un 15 y un 20 % respecto a 2024. Otras entidades, como Virgen de las Viñas en Tomelloso o Baco en Alcázar de San Juan, coinciden en que la merma será generalizada, aunque con diferencias según las zonas más afectadas por la sequía o el pedrisco.

El papel de los seguros agrarios vuelve a ser fundamental. Agroseguro estima que más de 116.000 hectáreas de viñedo se han declarado en siniestro en España por pedriscos, tormentas e incendios, con indemnizaciones que superarán los 61 millones de euros. De esta cifra, cerca de 20 millones corresponden a Castilla-La Mancha, lo que refleja la magnitud de los daños sufridos en la región.

El campo castellanomanchego también ha tenido que convivir este verano con el temor a los incendios. El siniestro registrado en julio en Méntrida (Toledo) arrasó unas 3.200 hectáreas, afectando a áreas próximas a viñedos, y obligó a reforzar la vigilancia durante toda la campaña. A mediados de agosto, el Gobierno regional decretó el nivel de riesgo excepcional por incendios, lo que conllevó la prohibición temporal de labores agrícolas y forestales en buena parte del territorio.

Ante las altas temperaturas, que en muchos municipios han superado los 40 grados, numerosas bodegas han generalizado la vendimia nocturna. La recogida se concentra entre las tres y las once de la mañana, con el doble objetivo de preservar la frescura de la uva y reducir el consumo energético en los procesos de vinificación. Esta práctica, cada vez más extendida en La Mancha y Valdepeñas, es ya vista como una herramienta estratégica de adaptación al cambio climático.

Castilla-La Mancha produce habitualmente más de la mitad del vino español y es líder mundial en volumen exportador. La región genera más de 20.000 empleos directos durante la vendimia, entre jornaleros, técnicos y personal de bodegas y cooperativas. La merma de producción prevista para este año —en torno a un 15-20 % menos que en 2024— tendrá impacto económico, aunque los mercados internacionales podrían absorberlo gracias a la elevada calidad de la uva.

El sector vitivinícola afronta, por tanto, una campaña de contrastes: menos litros en las cubas, pero vinos que, según enólogos y responsables de cooperativas, destacarán por su equilibrio, frescura y calidad aromática. Para Castilla-La Mancha, este escenario vuelve a confirmar la necesidad de seguir apostando por la innovación, la reestructuración del viñedo y la diversificación varietal como fórmulas de adaptación a los nuevos escenarios climáticos.

Cataluña: el Penedès abre camino con el cava

En Cataluña, el Penedès fue de las primeras zonas en inaugurar la vendimia, ya a finales de julio, con variedades destinadas al cava como Macabeo, Xarel·lo o Parellada. El Consejo Regulador estima una caída del 15 % en volumen, consecuencia de la falta de lluvias y del calor acumulado durante todo el verano. Sin embargo, la calidad de la uva es buena, con gran potencial aromático, lo que permitirá elaborar cavas frescos y equilibrados.

La vendimia en Cataluña también se ve afectada por episodios de mildiu y oídio, enfermedades fúngicas que reaparecen en campañas de calor húmedo, aunque en menor medida que en años anteriores. Las cooperativas de Vilafranca y Sant Sadurní insisten en que el reto es garantizar el relevo generacional en el campo, pues cada vez hay menos jóvenes viticultores.

La Rioja: entre la calidad y la incertidumbre

La Rioja encara una vendimia adelantada en torno a una semana, con previsiones de comenzar oficialmente a finales de agosto o principios de septiembre. Las variedades blancas como Viura o Tempranillo Blanco presentan buen estado sanitario, mientras que en las tintas, el Tempranillo, Graciano y Garnacha muestran racimos más pequeños debido a la sequía.

La Denominación de Origen más reconocida de España prevé una producción inferior a la media de los últimos cinco años, aunque bodegas y enólogos destacan que la concentración de la uva podría dar lugar a vinos muy expresivos, de gran color y estructura. El Consejo Regulador mantiene, no obstante, la cautela ante la posibilidad de tormentas de final de verano que podrían alterar la maduración.

Ribera del Duero: adelanto notable y concentración en los vinos

En Ribera del Duero, la campaña se ha adelantado entre 10 y 15 días, algo poco habitual en una zona de clima continental donde las vendimias suelen comenzar más tarde. La variedad estrella, el Tempranillo o Tinta Fina, llega a bodega con grados alcohólicos adecuados, aunque con menor peso en los racimos.

Las bodegas de Valladolid, Burgos y Soria esperan menos kilos, pero destacan la gran concentración aromática de la uva, lo que podría traducirse en vinos de larga guarda, con mucho color y taninos potentes. La reducción de producción, estimada en torno al 15 %, también puede tener un efecto positivo en el mercado, al equilibrar la oferta con la demanda tras varias campañas de excedentes.

Galicia: frescura atlántica pese al calor

En Galicia, las denominaciones Rías Baixas, Ribeiro, Ribeira Sacra y Monterrei inician la campaña con optimismo en calidad, aunque con caídas de producción de entre un 10 y un 15 %. El Albariño en Rías Baixas y el Treixadura en Ribeiro presentan este año racimos más pequeños, lo que garantiza una mayor concentración de aromas.

El sector gallego confía en que la menor cantidad se compense con la alta calidad, clave en los mercados internacionales, donde los vinos atlánticos gallegos siguen ganando presencia. Los viticultores insisten en que la mayor amenaza es la irregularidad climática: alternancia de lluvias abundantes y olas de calor extremo que desestabilizan el ciclo vegetativo de la viña.

Navarra y Aragón: vendimias tempranas y menor peso en el grano

En Navarra, las variedades más tempranas como Chardonnay o Garnacha Blanca ya se recogen en zonas de la Ribera, con previsiones de merma del 10 %. El Consejo Regulador prevé que la vendimia principal de Tempranillo arranque a principios de septiembre.

En Aragón, las denominaciones de Cariñena, Calatayud y Campo de Borja reportan también adelantos significativos. El Garnacha aragonés, cada vez más valorado, muestra gran intensidad aromática, aunque con racimos de menor tamaño. El calor ha reducido los rendimientos, pero los enólogos esperan vinos de corte moderno, con mucha fruta y buen equilibrio.

Andalucía y Extremadura: tradición y resistencia al calor

En Andalucía, la vendimia comenzó en Montilla-Moriles (Córdoba) a mediados de julio con la variedad Pedro Ximénez. La campaña está marcada por el calor extremo y la necesidad de adaptar los horarios de vendimia, concentrados en la noche. En Jerez, la recogida de Palomino para el Marco de Jerez arranca también antes de lo habitual, con expectativas de menor volumen.

Extremadura, con la DO Ribera del Guadiana, afronta igualmente una vendimia adelantada y con pérdidas estimadas del 15 %. Sin embargo, las cooperativas insisten en que los vinos extremeños mantendrán un buen nivel de calidad, especialmente en variedades tintas como Tempranillo y Syrah.

Balance nacional: una vendimia corta pero de gran calidad

En conjunto, España espera recoger en torno a 37,5 millones de hectolitros de vino y mosto, ligeramente por encima de los 36,8 millones de 2024 pero todavía lejos de los máximos históricos. La reducción de producción en comunidades clave como Castilla-La Mancha, Rioja, Ribera del Duero o Cataluña se ve compensada con la excelente calidad de la uva en la mayoría de zonas.

El sector afronta un escenario de contrastes: menos kilos en las bodegas, pero vinos de gran intensidad y carácter. España refuerza así su posición como primer viñedo del mundo en superficie, con más de 900.000 hectáreas, y demuestra, campaña tras campaña, la resiliencia de un sector que sabe adaptarse a la adversidad climática.