La atleta Vanessa Veiga cumple un año como entrenadora de un grupo de mujeres corredoras, historias de esfuerzo, superación y compañerismo, en donde todas han encontrado su "medicina" y ella, además, motivación para superar su intervención quirúrgica y pensar en los Juegos de Río.
Un año en el que la olímpica ha sufrido y superado un "parón" por una lesión en el tendón de Aquiles, en el que las "chicas" han sido sus piernas, y tras el cual ya ha vuelto a entrenarse y a buscar el punto de forma que la lleve de nuevo a la competición.
Veiga comenta a la Agencia Efe que la idea de formar un grupo de mujeres, TrainingRey Girls, la tenía en la cabeza desde hace "muchísimo tiempo", y hace un año, durante la preparación del maratón de San Sebastián, pensó que sería una forma de desconectar de la competición.
Así, ella que pensaba sería un éxito reunir a una veintena de chicas, se llevó una "sorpresa tremenda" al comprobar que había 70 apuntadas, muchas de ellas madres también como ella, y que un año después se mantienen unas cincuenta que destacan a Efe todo lo bueno que han encontrado: libertad, superación, fuerza, desahogo.
"Este grupo se creó y creció en un momento muy complicado para mí, tanto física como mentalmente, y de alguna manera el poder ayudar, escuchar o simplemente ver cómo poco a poco estas chicas consiguen ilusionarse, se superan y alcanzan cosas que creían imposibles, me ha dado una energía, una fuerza increíble, han sido mi medicina y ahora mi motivación", asegura la atleta.
Y todas coinciden en eso, es un "grupo maravilloso" del que se alegran de formar parte, que les ayuda en todas las facetas de la vida. "Es que yo, desde que corro en este grupo, soy más feliz", asegura Carol.
Eso lo explica la "capitana" en que "tal vez entre todas hemos hecho una terapia que, sin darnos cuenta, nos ha ayudado a todas a reforzar aspectos de nosotras mismas que, por miedo o falta de confianza en nosotras mismas, pensábamos que nunca conseguiríamos".
Pilar, que fue la primera en apuntarse al grupo de entrenamiento, confiesa que empezó por la insistencia de su familia y de la propia Vanessa, pensando en buscar una excusa para no volver, sin embargo, no solo volvió sino que cada día que pasaba conseguía superarse y "correr como nunca antes lo había hecho".
"No hay día que no recuerde las palabras de Vanessa que desde el primer momento nos dijo que no valía el no puedo, que éramos capaces de eso y de mucho más, que nuestra meta estaba por llegar y que nunca, nunca nos rindiéramos", y así, dice, "esta experiencia de correr me devolvió las ganas de seguir hacia adelante".
Veiga destaca ese espíritu de superación de las mujeres, que son "tremendamente perfeccionistas, con un nivel de auto exigencia muy alto, y eso muchas veces nos lleva a generar miedo al fracaso", a lo que se une la falta de tiempo de las mujeres, muchas trabajadoras y madres.
Para la campeona de España de maratón y de medio maratón, el éxito del grupo es "el buen trabajo que hacemos, las chicas confían en mí y yo las ayudo a ver lo que ellas creían imposible, les doy equilibrio, cariño y, sobre todo, las admiro por el esfuerzo que sé que tienen que hacer".
Y ese avance lo están notando todas, por ejemplo Noelia cuenta cómo empezó "buscando algún truco para correr más y cansarme menos", y ahora, lo que hace un año parecía imposible, se te hace fácil y "sólo piensas en mejorar tiempos y ampliar distancias".
Es un deporte, explica Veiga, en el que encuentras bienestar, libertad, tiempo para dedicarte a ti misma, es "como una ventana mágica que por un rato te hace olvidar los problemas, te lleva a un estado de equilibrio emocional increíble, donde solo importas tú y la naturaleza. La mejor medicina para muchas enfermedades".
Un ejemplo de ello es Amelia, a quien el deporte no solo ha ayudado a mejorar problemas digestivos y "liberar tensiones", sino que también le gusta el aspecto de superación personal y de evasión que tiene el atletismo.
A Eva le ayuda a relativizar los problemas y asegura que "aunque parezca una contradicción" le ayuda a organizarse, a priorizar porque "acababa tan cansada que solo hacía lo realmente importante".
Los martes y los jueves se reúnen para seguir los entrenamientos que planifica Julio Rey (plusmarquista de España de maratón), marido de Vanessa, y ella los adapta a las necesidades de cada chica.
"Empiezas de cero y te vas superando a ti misma", dice María, para quien esta iniciativa ya es "un estilo de vida", como Meri, que espera superar su impaciencia e inconformismo "en este grupo con maravillosas mujeres y una gran entrenadora".
Estrella asegura que la fuerza de voluntad de sus compañeras la empuja y hace que el deporte sea diferente, y Paloma explica que empezó a correr cuando sus dos hijas no le permitían horarios y, de esta forma, se ponía las zapatillas "y al lío", y tanto, porque cinco años después solo le paran las lesiones, o ni eso, porque asegura haber vivido un gran momento cuando, con dolor en la rodilla, pudo acompañar a su compañera Belén en los últimos kilómetros del maratón.
"Este grupo -asegura Ana- me ha dado fuerza y confianza en mí misma, ganas de superarme, y no hablo solo de los entrenamientos, que cada vez son más exigentes, sino de mi vida en general. Me he dado cuenta que puedo cambiar lo que no me gusta si me lo propongo y me he propuesto cambiar algunas cosas".
Veiga coincide con ellas: "Estas chicas son lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo, además, una de las cosas que más nos llenan a los deportistas profesionales es saber trasmitir lo que nos aporta el deporte, y yo me he dado cuenta de que lo he conseguido".
