El español David Ferrer fulminó hoy aL tenista toledano Feliciano López, al que derrotó por 6-1, 7-5 y 6-4, en poco más de dos horas, con lo que logró la clasificación para octavos de final de Roland Garros por tercer año consecutivo.
Su rival saldrá del duelo entre el canadiense Milos Raonic, cabeza de serie número 14, y el sudafricano Kevin Anderson, 23.
Ferrer se mostró en todo momento muy superior al toledano, a quien le costó entrar en el partido y poco pudo hacer contra el cuarto favorito de Roland Garros.
La primera manga se saldó en media hora y, con esa losa encima, el levantino se sintió cómodo para adaptar el encuentro a sus necesidades, desde el fondo de la pista, un tenis mucho más propio de la pista rápida que el ataque de López.
Feliciano nunca había ganado a Ferrer sobre tierra batida y ya había advertido de la dificultad de vencerlo en el actual momento deforma que atraviesa el levantino.
Sin embargo, López había derrotado en seis ocasiones a Ferrer antes de la cita de hoy, las mismas en las que había sucumbido.
Ferrer demostró que está en un buen momento de forma y que en este Roland Garros quiere hacer algo grande.
Tras mostrar algunos problemas en la primera ronda contra el australiano Marinko Matosevic con algunos problemas, aunque sin ceder un set, su juego elevó el nivel frente a su compatriota Albert Montañés, que llegaba a París tras haber ganado en Niza.
Contra López, el juego de Ferrer pareció todavía elevarse un poco más, en busca de su mejor momento en París, con la vista puesta en su techo, las semifinales que alcanzó el año pasado, cuando su raqueta se cruzó contra la de Rafael Nadal, intratable sobre la Philippe Chatrier.
A sus 31 años y después de que en noviembre pasado sumara en la capital francesa su primera triunfo en un Masters 1.000, el de Bercy, Ferrer muestra una solidez que le hacen temible para cualquier rival.
Este año ha sumado dos títulos, los de Auckland y Buenos Aires, y en el circuito de tierra batida europea llegó a la final de Estoril, donde fue derrotado por el suizo Stanislas Wawrinka.
En Madrid y en Roma se topó en cuartos de final contra la misma piedra, Nadal, al que logró arrebatar un set en cada contienda.
Ferrer se acerca y su experiencia y solidez le muestran como el único candidato creíble para romper la hegemonía de los tres grandes en Roland Garros.
