Un pintor discapacitado decora la ampliación del Hospital de Parapléjicos

Ángel Baltasar es un pintor que, además de tener una dilatada trayectoria como artista, también está en una silla de ruedas y, tras pasar varias temporadas en Parapléjicos, ha dibujado su propuesta para decorar la ampliación del hospital

Ángel Baltasar es un pintor que, además de tener una dilatada trayectoria como artista, también está en una silla de ruedas y, por este motivo y tras pasar varias temporadas en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, ha dibujado su propuesta para decorar la ampliación de este hospital.

En una entrevista concedida a la Agencia Efe en su casa de la Torre de Esteban Hambrán (Toledo), que también hace las funciones de taller de pintura, Baltasar ha explicado que en la decoración que él ha diseñado para la ampliación del Hospital de Parapléjicos, y que confía en que se pueda mostrar en las paredes del centro sanitario, representa todas las situaciones de los pacientes que están en rehabilitación o ingresados.

"Es un paisaje del Hospital de Parapléjicos donde los protagonistas somos nosotros, los lisiados, los que estamos un poco defectuosos, con las alegrías y tristezas que eso supone y sobre todo con la superación que eso supone o debe de suponer", define Baltasar su obra.

Escenas de pacientes haciendo diversos ejercicios de rehabilitación con la ayuda de enfermeros, jugando al baloncesto en silla de ruedas o al ping-pong o charlando en los jardines del hospital son algunos de los más de 600 dibujos que ha pintado Baltasar para decorar la ampliación del Hospital.

Pero de momento, el proyecto no está materializado, sino que se encuentra en almacenado en un programa de diseño gráfico por ordenador, a la espera de que finalmente se pueda ejecutar.

Ángel Baltasar (Madrid, 1955) explica que se dedica a pintar desde que era niño y, tras estudiar la carrera de Bellas Artes, decidió 'lanzarse a la piscina" y optó por la creación en vez de por la enseñanza, lo que le ha llevado a pintar "miles de cuadros".

En sus años de artista, relata, ha hecho "muchas exposiciones" de arte figurativo, abstracto, arte conceptual e incluso performances, a pesar de que "prácticamente la carrera de artista comenzó a la par que sufrir una discapacidad" que le ha dejado en una silla de ruedas, con la mitad izquierda de su cuerpo paralizada.

A pesar de que la discapacidad comenzó a manifestarse a mediados de la década de los 80, Baltasar asegura que él no ha sido consciente de estar en una situación de discapacidad hasta hace siete años, cuando se tuvo que sentar en una silla de ruedas.

"Anteriormente, me caía todas las semanas diez veces, vivía solo y trabajaba, pero prefería no enterarme de la situación. Era como una carrera hacia delante, porque el arte, que supone exposiciones y viajar, es lo suficientemente complejo como para tener que acordarte de que tú vas con bastón", admite Baltasar.

A pesar de que asegura que su discapacidad no ha influido en su estilo, afirma que cuando se le diagnosticó la enfermedad que le ha dejado mitad del cuerpo paralizado, lo primero que pensó fue: "tengo una enfermedad muy grave y me voy a morir".

Por eso, se decidió a pintar "una obra maestra, 500 cuadros de color rojo y hacer un mural".

Pero recuerda que no murió y que pintó otra serie de cuadros en verde, "luego erótico, luego en cenizas y luego una torre de ocho metros", lo que lleva a afirmar que quizá su discapacidad "sí puede haber influido, como un reto permanente".

En la actualidad, está inmerso en una serie de veinte o treinta retratos actuales, que comenzó con una enfermera del Hospital de Parapléjicos y la continuó con una camarera del mismo centro sanitario.

Para Baltasar hay "dos cosas importantes" en su vida.

En primer lugar, el arte porque le ha enseñado a pensar, a interesarse "por todo", a sentir curiosidad y a medir los valores.

La segunda es: "pueden pasar mil cosas en esta vida, porque vivir es arriesgado. Una de ellas es quedarte en una silla de ruedas y por esa razón hay que vivir con más ganas".

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