Músicos y periodistas, ¿hacia el final de los prejuicios?

Amaral se suma a cartel de Festival Gigante de Guadalajara
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Comenta en broma Eva Amaral que "las ruedas de prensa las carga el diablo". No le falta razón a la cantante y autora, una de los muchos artistas que ha disfrutado los beneficios del periodismo musical y, a veces, también sus ocurrencias, errores o su rigor, no en cuanto "precisión", sino como "inflexibilidad".

Sobre cómo se forja el criterio del periodista trata uno de los grandes fenómenos editoriales de 2016, la versión en castellano del libro "Música de mierda", de Carl Wilson, colaborador de medios de prestigio como Pitchfork o The New York Times.

Escrito en pleno fragor de "My heart will go on", de la BSO de "Titanic", cuando Celine Dion era el equivalente en ventas de Adele (multiplicado por el buen momento de la industria), Wilson se pregunta por qué triunfa alguien que él no es capaz de apreciar musicalmente, si existe un gusto con mayúsculas y si se debe trabajar a partir de una valoración personal.

"Muchos críticos deberían dejar sus prejuicios a un lado", opina a Efe Dani Martín, quien, después de observar una tendencia mayor a escribir "sin más motivo que el amor a la música, dando cabida a todo tipo de artistas", lamenta que aún haya profesionales que en sus conciertos no cuenten si sonó bien o si emocionó a la gente.

Destacan, protesta, que había muchas niñas gritando en primera fila. "A los Beatles les gritaban las niñas. ¿Qué tiene eso de malo? ¿Por qué el nivel de credibilidad en España baja cuando tu popularidad sube?", inquiere el actual número 1 en ventas en España.

"Nosotras estamos destinadas a ser más juzgadas por ser cuatro mujeres que hacen rock, con comentarios que un tío jamás va a tener", afirma Carlotta Cosials, miembro de Hinds, fenómeno nacido al amparo de la (en principio) más democrática difusión de internet.

Este cuarteto madrileño atrajo enseguida la atención de los medios británicos, en su opinión, "más abiertos a la novedad", llegando a actuar dos veces en el importante festival de Glastonbury y a tocar en horario de máxima audiencia en la televisión de EE.UU.

"Cuando empezamos el grupo, no teníamos ni idea. Pero yo nunca me había sentido menos por ser chica hasta llegar al mundo de la música. No eres la creadora de nada. Eres la foto, el pelo, las piernas", comentaba Cosials en unas charlas de la Asociación de Periodistas de Música (PAM), celebradas esta semana en Madrid.

Juan Aguirre, cincuenta por ciento de Amaral, criticaba duramente en ese foro a un periodista que había llamado "frígida" a su compañera Eva y arremetía contra quienes se sorprendían de que esta fuese algo más que "una voz impresionante" dentro del dúo. "Tendían a pensar que yo era el genio en la sombra", señalaba.

"A mí se me acabaron los contratos en multinacionales el día que me corté el pelo y cogí la guitarra eléctrica. Era una cara bonita para la portada del disco", afirmaba Vega, otra de las ponentes. Para ella, otro "hándicap" fue superar la condición de exconcursante de "Operación Triunfo".

"He negado entrevistas a la cuarta vez que me han titulado con 'la triunfita', porque después de 15 años no aportan nada sobre qué disco he hecho, ni cuentan que monté un sello, que he compuesto para Raphael o que obtuve dos nominaciones a los Grammy Latinos. Nada, pero el día que me casé, estaba en todas las páginas. ¿Por qué no lancé disco ese día?", se preguntaba con sorna.

A ello suma su condición de músico en la difusa línea entre lo "mainstream" y lo alternativo, en un país con medios tradicionalmente muy segregados entre ambas corrientes, como Amaral.

"La prensa nos ha tratado estupendamente y les estoy muy agradecido, porque además sus condiciones son muy difíciles", reconocía Aguirre, orgulloso aún de un editorial sobre la banda publicado en la revista de rock Ruta 66.

Comentaba, eso sí, que algún periodista les había confesado "de tapadillo" que, aún gustándoles su música, "no podían sacar a Amaral" en su medio.

A la democratización de contenidos parece haber ayudado enormemente la proliferación de blogs. "Más allá de fans que nos preguntan cuál es nuestro helado favorito, también hay personas con muchos conocimientos y ganas y menos prejuicios", afirmaba Ana García Perrote, de Hinds.

Es la misma opinión mostrada a Efe por Sidonie. Para ellos, nacer como una banda del lado alternativo de la música no les evitó ser cuestionados en sus comienzos, como recuerdan en su nuevo álbum, "El peor grupo del mundo".

"Ya no hay críticos que te miren por encima del hombro desde su atalaya. Los de ahora no son músicos frustrados, sino gente a la que le gusta la música y escribe sobre ella sin recurrir al insulto para encontrar notoriedad", apuntan, algo en lo que, pese a los resquemores, coinciden con su amigo Dani Martín y dibuja un panorama más halagüeño para todos.

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