Mamá ¿qué hacía la mujer prehistórica?: También cazaba, pintaba y tenía poder

La técnico de museo Gema Alonso explica cómo los museos han empezado a incorporar la perspectiva de género para cambiar el sesgo androcéntrico y de roles estereotipados que surgió en el siglo XIX
La técnico de museo Gema Alonso durante la entrevista con EFE en la que ha explicado cómo los museos han empezado a incorporar la perspectiva de género para cambiar el sesgo androcéntrico y de roles estereotipados que surgió en el siglo XIX - EFE/ Angeles Visdomine
photo_camera La técnico de museo Gema Alonso durante la entrevista con EFE en la que ha explicado cómo los museos han empezado a incorporar la perspectiva de género para cambiar el sesgo androcéntrico y de roles estereotipados que surgió en el siglo XIX - EFE/ Angeles Visdomine

La arqueología feminista o de género busca trasladar a los visitantes de los museos que la mujer realizó en la prehistoria tareas hasta ahora invisibles. “Si las niñas van al museo y no se ven representadas van a preguntar: ¿mamá, papá, dónde estaban las mujeres en la prehistoria? Pues hay que saber que también cazaban, hacían pinturas rupestres y tenían poder”.

En una entrevista con la Agencia EFE la técnico de museo Gema Alonso ha explicado cómo los museos han empezado a incorporar la perspectiva de género para cambiar el sesgo androcéntrico y de roles estereotipados que surgió en el siglo XIX, precisamente cuando la Arqueología arrancó como disciplina científica y los arqueólogos de entonces intentaron encontrar respuestas a las preguntas que los hombres (en masculino) se hacían.

Esto se ha arrastrado hasta hace pocos años, ya entrado el siglo XXI, cuando ha surgido la arqueología feminista o arqueología de género cuyo objetivo es “poner en conocimiento de los visitantes de los museos que la mujer también realizó actividades en las que se nos ha hecho invisibles”.

A las mujeres se las representa amamantando a los niños o en tareas domésticas y al hombre cazando, “pero ya sabemos científicamente que la mujer también cazaba y ocupaba cargos de poder”.

Un ejemplo es la dama de Baza, una escultura del siglo IV antes de Cristo, expuesta en el Museo Arqueológico Nacional, que apareció con vasijas y armamento de modo que inicialmente se pensó que el enterrado sería un hombre “pero era una mujer”.

Otro ejemplo está en la provincia de Toledo: la tumba de la Casa del Carpio, del siglo VII antes de Cristo, se localizó en Belvís de la Jara y tiene un ajuar espectacular que se podría haber relacionado con un hombre poderoso. La antropología física ha corroborado que es una mujer, una mujer poderosa.

Gema Alonso ha resaltado la importancia de cómo están representadas las mujeres en los museos, generalmente con una marcada influencia del cristianismo o en arquetipos y modelos (nobleza), pero apenas hay ejemplos de mujeres artistas, algo que está empezando a cambiar.

Ha citado al Museo del Prado, que solamente tiene en sus salas 11 cuadros pintados por mujeres de sus 1.150 expuestos pero que ha incorporado un nuevo recorrido “en femenino” y está realizando exposiciones temporales de mujeres, como la que hubo en 2019-2020 de Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana.

Los museos juegan un papel en la “educación no formal” y si los niños y las niñas van al museo y las niñas no se ven representadas en las explicaciones y en las gráficas “evidentemente se van a preguntar, mamá, papá, ¿dónde estaban las mujeres en la prehistoria”.

Esto es lo que ya ha empezado a cambiar y se puede responder, con evidencia científica, que las mujeres cazaban, pescaban, hacían arte rupestre, iban a la guerra, se enterraban con ajuares valiosos y tenían cargos de poder.

“EPISODIOS DE LA HISTORIA QUE NUNCA HAN SIDO CONTADOS DE MANERA REAL”

La importancia del trabajo con perspectiva de género que están desarrollando arqueólogas y arqueólogos actuales es fundamental “para dar importancia y recolocar a la mujer” en las “ausencias” de referentes femeninos reales. Es decir, “incorporar episodios de la historia que nunca han sido contados de manera real”.

Y la ciencia, a través de artículos o proyectos, está avalando también este trabajo de “evidenciar el papel de la mujer”, que no solamente se ha ceñido a actividades de mantenimiento de la comunidad, algo en sí muy importante para la evolución de la humanidad, sino que ha tenido otros roles.

Otro caso a citar es 'El chico de la Gran Dolina', el libro sobre uno de los fósiles más conocidos de Homo antecessor de Atapuerca: en 2021 se conoció que el chico era, en realidad, una chica.

“Estamos corrigiendo errores que hemos cometido por pensar siempre en masculino”, ha subrayado Gema Alonso.

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