Filólogos españoles, al rescate de la romántica carta manuscrita

En un correo electrónico es imposible que caiga una lágrima, decía Saramago, resumiendo el romanticismo de la correspondencia de papel, un sistema de comunicación sepultado por las muchas formas de lo digital. En su auxilio se celebra la no menos idealista Semana de la Carta Manuscrita, que comienza mañana en Murcia.

La iniciativa, que comenzó el pasado año, está auspiciada por un grupo de filólogos vinculados a la Universidad de Murcia, sin "ninguna" ayuda institucional por parte del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte o de un organismo tan "interesado" como Correos, según explica a Efe la coordinadora del proyecto, Yolanda Ruano.

La Semana pretende conmemorar la tradición de la correspondencia, poniendo también en valor los pormenores de esa forma de comunicación: el cuidado de la ortografía y la limpieza en un lenguaje, que, además, tiene que ser comprensible.

"La carta genera relaciones humanas, nos hace interactuar los unos con los otros", sostiene Ruano sobre la gran protagonista de esta celebración, que "no tiene precedentes" en el extranjero.

Su homenaje al arte y la tradición de mandar cartas contará con actividades que unirán vía postal a alumnos de 200 centros españoles con estudiantes de otros colegios extranjeros, o a ancianos de la residencia de Almansa (Albacete) con coetáneos de Paraguay.

"La iniciativa nace porque escuché a las personas mayores que echaban de menos ese medio de comunicación que tanto les unió en su vida. Estaban melancólicos, recordaban que para todo necesitaban una carta. Era el único medio que tenían", comenta Ruano.

A esa nostalgia se unió la constatación de que los más jóvenes no sabían cómo se estructura una carta o dónde se pone el sello en el sobre, y por ello decidieron poner en marcha este proyecto.

Esa juventud, criada en tiempos de la inmediatez, de wasap y redes sociales, se ha perdido la "emoción" de abrir un sobre que contenía una auténtica "sorpresa", algo que era "más personal, bonito, más romántico", explica a Efe Francisco de Paula Fernández González, más conocido como Blue Jeans.

"El wasap lo que ha dado ha sido la inmediatez, el estar todo el día pendiente. Me hacía muchísima ilusión recibir cartas de mis amigos de la universidad, porque en verano, claro, no nos veíamos", explica el ídolo de masas juveniles, aunque reconoce que sus fans siguen enviándole cartas y guarda en un baúl más de mil misivas.

Porque las cartas tienen una "consecuencia muy positiva", explica Ruano, y, aparte de constituir un medio de comunicación sosegado, son una fuente histórica: "Todavía se están descubriendo cartas de hace siglos que nos siguen dando información", comenta.

Gracias a ellas se conocen sucesos peculiares, como la carta en la que Gandhi advertía a Hitler, un mes antes de la invasión de Polonia, de que este era la "única persona en el mundo" que podía evitar una guerra; o de los encuentros y desencuentros entre Picasso y Dalí, y, cómo no, también son testimonio de historias de amor.

Los romances entre Enrique VIII y Ana Bolena, o Napoleón y Josefina, se pueden documentar a través de su correspondencia, y eso hizo la escritora Pilar Bellver para plasmar la pasión amorosa entre la escritora Virginia Woolf y la aristócrata Vita Sackville-West en "A Virginia le gustaba Vita", con estructura epistolar.

"Se trataba de contar una historia de amor real que realmente se fraguó por carta, eso lo sabemos, que se hizo explícita y sexual antes por carta que de viva voz", explica a Efe Bellver.

Esa complicidad epistolar que podía afianzar la relación de dos personas contrasta con los tiempos que corren porque "ahora parece que, cuando empiezas un email, tienes que terminarlo enseguida y mandarlo", dice Bellver.

"No es como antes, que podías escribir una carta durante días y no la mandabas hasta que no estaba terminada", argumenta.

Ese misticismo de la escritura sosegada ha quedado sepultado por las muchas formas de lo digital, aunque, como ejemplifica el joven escritor y "youtuber" Javier Ruescas con sus novelas "Pulsaciones" y "Latidos", las nuevas tecnologías también son una original fuente de inspiración para la creación literaria.

Francesc Miralles y él escribieron esos dos tomos como si fuesen intercambios de mensajes de una aplicación ficticia, Heartbits, una manera, explica a Efe, de "acercar la novela epistolar a la actualidad y con el formato que más utilizan hoy día los chavales por la mañana, por la tarde y por la noche".

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