Los reyes de España y el sexo: Robles entra en la trastienda de la historia

Como una "locura" ha descrito Marta Robles en una entrevista la labor de investigación que ha llevado a cabo para escribir "Pasiones carnales. Los amores de los reyes que cambiaron la Historia de España"
Marta Robles presenta el día 26 su primera novela negra en Valdeluz
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De reyes adictos al sexo a otros más castos, la trastienda de la historia demuestra que "las pasiones mueven el mundo", asegura la escritora y periodista Marta Robles, que entra en su nuevo libro en los amores carnales de los monarcas españoles que cambiaron el devenir de los acontecimientos.

Como una "locura" ha descrito Marta Robles en una entrevista con Efe la labor de investigación que ha llevado a cabo para escribir "Pasiones carnales. Los amores de los reyes que cambiaron la Historia de España" (Espasa), un ensayo con alguna parte novelada en la que cuenta aventuras amorosas y sexuales de los monarcas: desde Rodrigo, el último rey visigodo, a Alfonso XIII.

Aunque los arrebatos carnales y el amor son los que más igualan a los seres humanos de toda condición, "los poderosos se sienten muy distintos a los demás y, una vez que llegan al poder, creen que tienen no solo la capacidad sino el derecho de dar rienda suelta a sus pasiones carnales", asegura la escritora.

Y algunas de esas pasiones mal llevadas influyeron en el devenir de la historia, como ocurrió, por ejemplo, con el último rey visigodo, don Rodrigo, que llegó a violar en su palacio a Florinda, la hija del conde de Ceuta, por lo que la ayuda que este prestó a los musulmanes para entrar en la Hispania visigoda pudo deberse a una venganza.

También fue decisivo el caso de Leonor de Guzmán, amante del rey Alfonso XI durante 23 años, considerada como la reina, mientras la verdadera, María de Portugal, se tragaba su orgullo con su hijo, Pedro I el Cruel, quien también hizo gala de una gran incontinencia sexual.

Pero Pedro fue asesinado por su hermanastro, hijo de Leonor, y este accedió al trono dando paso a una de las dinastías más importantes de España, la Trastámara.

Entre los más castos figura Alfonso II, quien -explica Marta Robles- no tuvo ninguna relación sexual, ni siquiera cuando se casó, lo que lleva a pensar que quizá fuera homosexual. "Estuvo en diferentes conventos y al final hizo el voto de castidad y fue un buen rey".

Como también es considerado el mejor rey de la historia de España, Carlos III, quien tampoco sucumbió a las pasiones carnales con amantes, indica Robles. Se enamoró de su mujer, Maria Amalia de Saboya, y le fue fiel hasta la muerte.

Eso sí, relató a sus padres por carta con todo lujo de detalles su primer encuentro sexual con Amalia y aseguraba que mantenían relaciones dos veces al día.

Otros han pasado a la historia como ejemplos inmaculados sin serlo como es el caso de Alfonso X el Sabio: "Se hizo una campaña estupenda de marketing", dice Robles.

"Nos hemos quedado con sus Cantigas de Santa María pero tiene otras de escarnio y de sexo tremendas. E hizo toda su vida lo que le dio la gana. Iba de cama en cama", indica.

Pero los verdaderamente adictos al sexo fueron Felipe IV y Felipe V.

Felipe IV dedicaba la mayor parte de su tiempo y sus esfuerzos a seducir mujeres, mantenía muchas relaciones de pocos días. Y cuando abandonaba a sus amantes, las obligaba a ingresar en un convento. Un destino tan conocido que una dama con la que pretendía acostarse le rechazó diciéndole: "Id con Dios, que no quiero ser monja".

Pero su bisnieto, Felipe V, el primer Borbón, fue también un adicto al sexo y solo dejaba su obsesión cuando estaba en el frente. "Aparte de que estaba como las maracas de Machín, con un transtorno de personalidad, necesitaba el sexo de forma constante. Eso sí, solo con sus esposas. A Gabriela de Saboya, y a Isabel de Farnesio las machacaba a sexo", explica Robles.

Aunque para desagradables, dice la autora, "el del pene más feo de todos", el de Fernando VII. Era enorme y deforme y le provocó problemas para fecundar y dolores a sus parejas. Una cuestión de la que existe múltiple documentación e incluso el escritor francés Prosper Merimée describió pormenorizadamente el órgano del monarca en una carta a su amigo Stendhal.

En cuanto a las reinas, Robles recuerda que aunque las mujeres han vivido siempre en la desigualdad y han tenido que actuar siempre en la trastienda, "veleidades hubo, pero nada que ver con las de los reyes, que han sido unas constantes".

Una de ellas es María Luisa de Parma, sobre la que, dice, más allá de que no esté certificado cómo fue su relación con el rey Carlos IV y Godoy, lo que sí está confirmado es que cuando iba a morir le dijo a su confesor que de los 23 embarazos que había tenido en ninguno había participado su esposo.

"Isabel II sí que hizo lo que le dio la gana con el sexo y tuvo tantos amantes como otros varones reales", explica Marta Robles, que finaliza con Alfonso XIII, el más mujeriego de todos los Borbones.

Y acaba aquí porque el libro es de historia. "Lo que esté por investigarse y saberse ahora requiere una reflexión para que se cuente bien posteriormente. Hay que tener perspectiva", indica Marta Robles.

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