Marian Kratochwil, el pintor polaco que se enamoró de la ciudad de Toledo

El Museo de Santa Cruz de la capital castellano-manchega está exponiendo de forma temporal la obra de Marian Kratochwil, una pintura "de gran calidad"
Marian Kratochwil, el pintor polaco que se enamoró de la ciudad de Toledo
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Hace 65 años, el pintor polaco Marian Kratochwil llegó por primera vez a Toledo y se enamoró de una ciudad en la que vivió los días más felices de su carrera artística y los de más intenso trabajo, y a la que donó 80 obras, lo que hace que, fuera de Polonia, España sea el país que reúne el mayor número de sus obras. Y, en concreto, el toledano Museo de Santa Cruz.

"Toledo siempre ha atraído a mucha gente, a muchos artistas. En el caso de Marian Kratochwil sus dos referencias en España fueron Andalucía y Toledo, de forma más especial Toledo. Aquí estuvo en varias ocasiones, viviendo temporadas largas y pintó mucho", explica a Efe el exdirector del Museo de Santa Cruz Rafael García Serrano, que también fue director del Museo del Traje y que preside la Asociación de Amigos del Museo de Santa Cruz ¡Vivo!.

El Museo de Santa Cruz está exponiendo de forma temporal la obra de Marian Kratochwil, una pintura "de gran calidad", afirma García Serrano, que hacía tiempo que no se mostraba y que los Amigos del Museo han sacado de los almacenes porque consideran que es "una buena ocasión" para volver sobre ella.

Las obras que donó Marian Kratochwil (Kosów, 1906 - Londres, 1997) al Museo toledano en varias entregas, entre 1979 y 1985, son 34 óleos, 40 aguadas y seis dibujos, en su mayoría de paisajes, rincones y vistas de Toledo, aunque también hay escenas costumbristas, temas cervantinos (Quijote) y alguna vista de Andalucía. Y se incluye un retrato de Kratochwil realizado por su esposa, la también pintora Kathleen Browne (Nueva Zelanda, 1905 - Londres, 2007).

Kratochwil combatió en la II Guerra Mundial, en 1940 se incorporó al ejército polaco en Francia y, después, en Escocia, donde volvió a practicar dibujo, y a partir de 1947 se instaló definitivamente en Londres aunque residió temporalmente en Lisboa, Venecia, Roma y, en especial, Toledo, donde vivió doce meses en distintos periodos. En1961 se casó con Browne y juntos fundaron en Londres una conocida escuela de dibujo en activo hasta 1979.

Su interés por la cultura española surgió de su conocimiento de Cervantes y, de hecho, la lectura del Quijote en 1935, mientras hacía el servicio militar, fue el inicio de su fascinación por esta figura. Pero también se sintió atraído por el Greco, y del cretense surgió, inevitablemente, Toledo.

"EN TOLEDO VIVÍ LOS DÍAS MÁS FELICES DE MI CARRERA ARTÍSTICA"

Él mismo explicó, en un discurso durante la inauguración de la que fue Sala Kratochwil en el Museo de Santa Cruz (en 1985), cómo conoció al Greco en el verano de 1940, en Glasgow (Escocia), cuando, paseando, se detuvo ante una librería y se fijó en un libro cuya portada representaba un obispo anciano que sostenía en brazos el cuerpo de un caballero vestido con armadura.

Entró, compró el libro, que "salvó mi alma artística", reconoció, y así Toledo llegó a su vida.

Su primer viaje a Toledo lo realizó en septiembre 1956 y el artista confesó que en esta ciudad "viví los días más felices de mi carrera artística y acaso los de más intenso trabajo. Toledo, a mi modo de ver, no es una ciudad para perezosos. Aquí se experimenta una misteriosa fuerza que anima a trabajar intensamente".

La influencia de Toledo en su trabajo se refleja en sus escritos, en especial en la numerosa correspondencia que mantuvo con el Museo de Santa Cruz a raíz de sus donaciones, donde se refleja el valor que la ciudad y su naturaleza rocosa tienen en sus creación, la relevancia que da al color blanco (por influjo del Greco) y al negro (por Goya) o la importancia que para él tienen sus seis dibujos del Quijote.

De hecho, Marian Kratochwil se compara, humildemente, con el Greco en el sentido de que al llegar a Toledo su arte se transformó, y a pesar de haber vivido únicamente doce meses en la ciudad se consideraba toledano.

Las pinturas de Marian Kratochwil se encuentran en instituciones polacas como los museos nacionales de Cracovia, Varsovia, Poznan y Gdańsk, la Biblioteca Jaguelónica de Cracovia, los museos de Bydgoszcz y de Toruń y en el Museo Universitario en Toruń; y también en el Museo Británico de Londres, en el Victoria&Albert, en la Galería Nacional de Arte Moderno en Escocia, en el Museo Nacional Polaco de Rapperswil (Suiza) y en el Museo Polaco de Chicago, entre otros.

Pero, gracias al amor que sintió por Toledo, España es el país que reúne el mayor número de sus obras, la gran mayoría en el Museo de Santa Cruz aunque también hay obra suya en la Real Maestranza de Caballería de Ronda, el Ayuntamiento de Granada y el Castillo de Consuegra (Toledo).

UN CATÁLOGO QUE FACILITA EL CONOCIMIENTO DE SU OBRA Y SU FIGURA

El Instituto Polaco de Cultura de Madrid y la Embajada de Polonia han colaborado con el Museo de Santa Cruz y su Asociación de Amigos en esta exposición que, inicialmente, está abierta hasta primeros de octubre y que cuenta con un exquisito catálogo en el que el director adjunto de museos del Castillo Real de Wawel, Slawomir Majoch, escribe sobre este pintor al que califica como 'Quijote polaco'.

En el catálogo, la conservadora del Museo de Santa Cruz Estrella Ocaña y la antigua técnico de este Museo Susana Cortes detallan con numerosas referencias el largo proceso de donación de su obra al Museo y su fructífera relación con esta institución en un momento, además, que fue de gran actividad y transformación para el Santa Cruz ya que fue la época del traspaso de la gestión del Estado a la recién creada Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

"En una exposición es fundamental poder hacer un catálogo, que es lo que luego queda, un catálogo con toda la obra y con textos que enriquecen y facilitan el conocimiento de la obra y la figura de Marian Kratochwil", resalta Rafael García Serrano.

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