De Cuenca al mundo en morse: Veteranos radiotelegrafistas en la primera red social

Los veteranos radiotelegrafistas Bermell y Herráiz, comandante y teniente del Ejército del Aire (ya retirados), se comunican desde sus viviendas en Cuenca con aficionados de todo el mundo
Imagen de archivo del día del Telegrafista - Fotografía: Mariano Macz/DCA
photo_camera Imagen de archivo del día del Telegrafista - Fotografía: Mariano Macz/DCA

Cada lunes y jueves, con puntualidad militar, a las 21.30 horas, los veteranos radiotelegrafistas Bermell y Herráiz, comandante y teniente del Ejército del Aire (ya retirados), se comunican desde sus viviendas en Cuenca con aficionados de todo el mundo mediante código morse, su "red social" con pulsaciones cortas y largas con casi dos siglos de historia.

“No hablamos ni pío. Solo morse”, explica en una entrevista con EFE Julio Herráiz, teniente telegrafista del Ejército del Aire quien ha ganado en los últimos años algunos de los concursos de telegrafía y fonía que se organizan.

Calcula que hay alrededor de 30.000 radioaficionados en España, quienes se puntúan en función de la dificultad y tiempo en establecer los contactos, que son nacionales pero también internacionales, y tienen amigos del morse de Puerto Rico o Alemania.

En pleno siglo XXI, Herráiz explica que hablan “de salud, de religión o política” mediante el primer sistema que permitió al hombre comunicarse en tiempo real en grandes distancias, y que ya tiene casi 200 años de historia.

Los “pitidos” forman parte de su vida, reconoce emocionado Herráiz, natural de Olmeda del Rey (Cuenca), mientras, a sus 89 años, hace sonar en su teléfono móvil una grabación de una de sus conversaciones en morse.

“La música del morse es preciosa”, señala por su parte el comandante Bermell, quien cumplirá 100 años de vida el próximo mes de agosto, "si Dios quiere".

Nacido en Salamanca pero afincado desde hace décadas en la ciudad de Cuenca tras su paso por la Base Aérea de Albacete explica que el morse, mediante puntos y rayas, “reduce las conversaciones a la mitad”.

Más de medido siglo en el seno de la vida militar le permite atesorar multitud de recuerdos que relata con lucidez, como cuando explica que el morse y la rapidez de la transmisión evitó, por ejemplo, fusilamientos de milicianos en la época de mayor conflicto bélico en España. 

El comandante Bermell y el teniente Herráiz se conocieron en Cuenca, donde trabajaron durante años en el antiguo observatorio meteorológico de la calle Camino de Cañete (ya derruido), desde donde atendían desde tierra a los aviones que sobrevolaban la provincia. 

Amistad que perdura décadas después tras su tiempo vivido en el Ejército del Aire, y que les ha hecho mantener aficiones como comunicarse con morse al caer el sol desde sus casas, donde conservan equipos HF, VHF y UFH de Icom, Yaesu y Kenwood de distintas frecuencias y potencias. 

Allí comparten además con sus hijos y nietos recuerdos de misiones, aviones y buques, con cifrados e indicativos, entre ellos los suyos: EA40A y ECJ3.

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