Las Fiestas de Moros y Cristianos de la localidad conquense de Valverde del Júcar, declaradas de Interés Turístico Regional, han repartido este año más de 550 kilos de pólvora, disparada por centenares de trabucos en el marco de una celebración que, desde 1496, tiene lugar en honor al Santo Niño y que este domingo vive su día grande.
Así lo ha explicado en declaraciones a Europa Press el alcalde del municipio, Álvaro Cárcamo, quien ha puntualizado que se ha repartido una cantidad más reducida que la disparada en años anteriores, entre otras causas, porque el precio de la pólvora es más elevado debido a que los polvorines cierran en días festivos y ha sido necesario realizar una petición expresa de apertura.
Esta circunstancia no ha deslucido una fiesta cuya jornada central reunirá a unas quinientas personas divididas en dos filas, formadas íntegramente por hombres que encarnarán a la guardia real cristiana y a la del sultán moro para protagonizar el esperado recital de los "dichos", una tradición que data del siglo XIX y que el regidor ha calificado de "joya literaria".
Dividido en tres "encuentros", tiene lugar en la Plaza Mayor y a lo largo del mismo el general y los oficiales de ambas compañías alternan la "batalla dialéctica" con el enfrentamiento armado hasta lograr el arrepentimiento del general moro.
A continuación, una misa y una rueda de salvas, seguida por la arenga del general cristiano, correr de banderas y descarga general en honor al Santo Niño, dan contenido a uno de los grandes alicientes de estas fiestas en un municipio de apenas 1.200 habitantes que este domingo espera recibir a 1.500 visitantes.
No obstante, ha indicado Cárcamo, cada día "tiene su momento", destacando entre ellos también las "guerrillas" que se libran en vísperas del Santo Niño y en el transcurso de las cuales se producen numerosas descargas de pólvora con trabuco en un campo de batalla ubicado extramuros de una villa en la que, advierte, "si naces moro, mueres moro y si eres cristiano, lo eres para siempre".
Incluida desde el pasado verano en la Unión Nacional de Entidades Festeras de Moros y Cristianos, este evento cultural, que se desarrolla entre el 5 y el 10 de enero, reúne, a su juicio, "todas las condiciones" para ser reconocido como fiesta de Interés Turístico Nacional, a falta tan solo de conseguir entre veinte y treinta impactos mediáticos "a nivel nacional".
BIEN DE INTERÉS CULTURAL
El otro objetivo que se ha marcado la organización es que sea declarada Bien de Interés Cultural con el fin de que se "reconozca que es una tradición" y de poder conservarla "como está". "Es una fiesta que se lo merece", ha afirmado, espetando que "se ve en muy pocos lugares y es muy distinta a las de Levante".
