Jesús de la Cruz, primer guardia civil y periodista de la provincia de Cuenca

De la Cruz (Cuenca, 1969) es uno de los tres responsables de Comunicación del instituto armado en la provincia, donde además de formar parte de la Policía Judicial de la Guardia Civil desde hace un cuarto de siglo, es también desde hace un año Graduado en Periodismo por la UCLM
Jesús de la Cruz, primer guardia civil y periodista de la provincia de Cuenca - EFE/José del Olmo
photo_camera Jesús de la Cruz, primer guardia civil y periodista de la provincia de Cuenca - EFE/José del Olmo

En la oficina de Prensa de la Comandancia de Cuenca ejerce su labor Jesús de la Cruz, uno de los pocos guardias civiles de España graduado en Periodismo, formación que ha contribuido a mejorar la comunicación de la Benemérita en una de las provincias más seguras de España, pero que a veces es noticia por operaciones de trascendencia nacional.

De la Cruz (Cuenca, 1969) es uno de los tres responsables de Comunicación del instituto armado en la provincia, donde además de formar parte de la Policía Judicial de la Guardia Civil desde hace un cuarto de siglo, es también desde hace un año Graduado en Periodismo por la Facultad de Comunicación del Campus de Cuenca de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Tras realizar las pruebas de acceso a la Universidad para mayores de 25 años, De la Cruz ha sido el primer guardia civil en obtener el título en esta facultad, que este curso cumple una década, algo que ha supuesto para él un gran “reto personal”.

Así lo reconoce en la semana 47 de la pandemia de covid-19 en una entrevista con EFE, en las dependencias de la oficina de prensa de Cuenca, donde recuerda con detalle que ingresó como guardia civil “auxiliar” con 17 años, y tras pasar por Zaragoza, volvió a la provincia de Cuenca en 1995, primero en Motilla del Palancar y luego en la capital.

A sus 51 años, De la Cruz ha recibido varias condecoraciones, entre ellas la Cruz al Mérito Militar con distintivo blanco, la Cruz de Plata a la Orden del Mérito de la Guardia Civil o el distintivo de permanencia en la Olimpiada de Barcelona en 1992.

Explica con ilusión que durante toda su trayectoria como guardia civil ha participado en varios cursos de técnicas informativas para el desempeño de su labor, pero el paso por la facultad le ha servido sobre todo para ponerse “al otro lado”, en la piel de los reporteros de provincia, muchas veces apremiados por el tiempo y reclamando “inmediatez”.

También para conocer las dificultades del acceso a la información, cuando decidió que su trabajo fin de grado versaría sobre la contratación de la publicidad institucional en los medios de comunicación de Castilla-La Mancha.

De la Cruz reconoce que la Guardia Civil es un cuerpo “jerarquizado” y a veces la comunicación es “bastante limitada”, pero enfatiza el esfuerzo realizado en los últimos años por generar una “relación fluida” con la prensa, sobre todo en una provincia como Cuenca.

Es una de las más seguras del país aunque, a veces, los acontecimientos trascienden a toda España, como ocurrió en 2004 con la detención de dos etarras con explosivos en Cañaveras, con el robo de un helicóptero el pasado verano en Prado de los Esquiladores o la desarticulación de organizaciones criminales, como la que permitió detener en 2012 a dieciocho personas en la operación “Gargamel”.

Precisamente, desvela que esas denominaciones que luego plasman en las notas de prensa que difunden (unas ochenta al año en Cuenca) son fruto de un acuerdo con los investigadores y los mandos, ya que tienen que evitar además que coincidan con nomenclaturas anteriores registradas en la base de datos de la Benemérita y no generen “estigmas”.

Así, ya forman parte de la historia de la Guardia Civil de Cuenca operaciones como “estopacio”, “chándal”, “aspersión”, “belfalle”, “skoen”, “wintex” o “furtum carrus”, ésta última de la época en la que había predilección por el latín, confiesa.

La pandemia ha marcado su trabajo y el del resto de los agentes en los últimos meses, y entre sus cometidos ha estado el de velar por el cumplimiento del estado de alarma, que les ha llevado a practicar desalojos como el de Valsalobre hace unas semanas, cuando varias patrullas tuvieron que disolver una fiesta ilegal con ochenta personas.

Información que trascendió al ocaso de un sábado, en el que Jesús de la Cruz estaba al otro lado del teléfono “de guardia” de la Benemérita, para atender a la prensa casi a la medianoche, como hacen 24 horas al día, siete días a la semana, entre los miembros de la oficina, cuyo máximo responsable es el teniente coronel de la Guardia Civil de Cuenca desde 2014 Fernando Montes.

Desde allí gestionan las decenas de entrevistas y reportajes que les han solicitado en los últimos años y coordinan la participación de los agentes en acciones benéficas, como el calendario de la Asociación de Síndrome de Down de Cuenca (Adocu).

Mientras estudia un máster de Criminología en el que prevé analizar el papel condicionante de los medios en el tribunal del jurado, De la Cruz reconoce la importancia de las redes sociales en estos tiempos, aunque de momento no plantean crear perfiles conquenses en Twitter (donde la Guardia Civil tiene 1, 6 millones de seguidores) y tampoco en Tik Tok, la popular aplicación para compartir vídeos cortos, a la que la Benemérita se ha sumado este otoño.

Sí trabajan en la puesta en marcha de grupos de difusión de información de WhatsApp o Telegram entre los periodistas de la provincia, en la que estuvo en ejercicio hasta hace unos años Antonio Texeda, quien captó a un escuadrón de caballería en la Ciudad Encantada y cuyas fotografías de los años 70, cuando era fotógrafo de la Agencia EFE, cuelgan de las paredes de la Comandancia de la Guardia Civil de Cuenca.

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