El centro de creadores contemporáneos: una experiencia de "fecundación cruzada"

Acoge a una decena de jóvenes artistas que conviven y desarrollan sus proyectos en la Casa de la Demandadera, promoviendo el intercambio creativo entre disciplinas
El centro de creadores contemporáneos de Cuenca: una experiencia de "fecundación cruzada" - EFE/José del Olmo
El centro de creadores contemporáneos de Cuenca: una experiencia de "fecundación cruzada" - EFE/José del Olmo

María, Fran, Ilaria, Perla o Álvaro viven juntos en una casa del Casco Antiguo de Cuenca; pero no es una vivienda cualquiera, sino el centro de creadores contemporáneos de Cuenca 4C, ni ellos son unos jóvenes cualquiera, sino pintoras, escritores o investigadoras que forman parte de este proyecto de "fecundación cruzada". 

Así denomina la Fundación Antonio Gala, que gestiona esta iniciativa impulsada por la Diputación de Cuenca y el Consorcio de la ciudad, a la interacción y el intercambio de visiones entre creadores de distintas disciplinas; un modelo que la Fundación inició en 2002 en su sede de Córdoba, y que desde este año se está aplicando en una remodelada Casa de la Demandadera, uno de los puntos más elevados de la zona histórica conquense.

En sus cinco plantas una decena de jóvenes creadores tienen sus habitaciones, comedor, cocina, biblioteca, terraza así como un gran taller para llevar a cabo sus proyectos, y durante ocho meses conviven, acuden juntos a actividades culturales y aportan cada uno su perspectiva sobre el trabajo de los demás.

Según ha explicado a EFE el director adjunto de este centro, Manuel Creus, esta "fecundación cruzada" permite un enriquecimiento de los distintos proyectos que han presentado los jóvenes para conseguir su plaza en el 4C, donde "todo está muy pensado para favorecer la convivencia y la interacción", con unas reuniones quincenales en las que "el pintor opina de lo que hace el escritor, éste sobre lo que hace el compositor, que le da referencias de obras al escultor..."

"Aquí prima el potencial", ha sentenciado el director adjunto, ya que todo está orientado a "fomentar la capacidad de creación de los artistas", que además del contacto con sus colegas tienen tutores, como Isis Saz o Alberto de la Rocha, con los que se reúnen periódicamente para analizar el avance de los proyectos. 

"Enriquecedor" es uno de los términos más usados por los alumnos del centro, que han relatado a EFE su experiencia desde el mes de abril, cuando comenzó este curso que les llevará hasta finales de diciembre, y que culminará con una exposición de sus trabajos. 

Hay pintores como Fran, Lucía o Ilaria, fotógrafos como María, investigadores como Perla, mientras otras han apostado por proyectos con técnicas o materiales tradicionales, como el ganchillo en el caso de María y la madera, el mimbre o el esparto en el de Marina.

"Un aprendizaje constante"

María Góngora (Fiñana, Almería, 1999) ha valorado que es un período de tiempo "en el que tú te puedes a dedicar completamente a trabajar en lo tuyo, sin tener que preocuparte de si estás ganando dinero, de mantener una casa... y al compartirlo con otros compañeros es un aprendizaje constante, porque te sugieren cosas que a ti no se te ocurren cuando estás aislada, trabajando".

María trabaja en un proyecto para "elevar el ganchillo al mismo nivel que el resto de disciplinas artísticas", y en estos meses ha aprendido que puede recibir muchas aportaciones de otros campos, como la poesía o la literatura. 

A ese campo se dedica Álvaro Guardiola (Cieza, Murcia, 1998), que trabaja en una novela que quiere adaptar después como guión cinematográfico, y ha reconocido que "somos tantos, tan diferentes en nuestras disciplinas y como personas, que es siempre súper enriquecedor" a la vez que ha manifestado que "te impregnas" de las actividades culturales a las que asisten en Cuenca, como presentaciones o exposiciones.

Y es que no sólo los compañeros o los tutores suponen un estímulo, sino que la propia ciudad juega ese papel según ha confesado Fran Baena (Priego de Córdoba, Córdoba, 1999), para quien la tradición pictórica de Cuenca, con la abstracción, y la cantidad de documentación que tienen a su alcance ha acabado influyendo en su trabajo, "más figurativo". 

La propia casa supone un ambiente "inspirador", en palabras de Ilaria Cutolo (Nápoles, Italia, 1996) que está llevando a cabo un proyecto relacionado con la tradición más espiritual y familiar, y que ha apuntado que "compartir la experiencia diaria de los trabajos es muy útil".

Cada uno a su ritmo

En los diferentes espacios de trabajo que ofrece la casa, especialmente el taller, "cada uno tiene sus ritmos" según ha relatado Marina Íñiguez Calero (Villarrobledo, Albacete, 2001), que ha matizado que siempre pueden recurrir a los compañeros cuando quieren consejo sobre la dirección a seguir. 

Aunque su proyecto inicialmente consistía en dibujos tradicionales sobre madera con un pirógrafo, ha añadido otros materiales como el esparto o el mimbre, al conocer el proyecto de investigación de su compañera Perla Alejo (República Dominicana, 1999). 

Ella realiza un trabajo sobre la Ruta del Mimbre, en el que ha buscado "crear vínculos con los artesanos" y realizar entrevistas sobre el manejo de este material; un acercamiento a la población local en el que coincide con la fotógrafa María Tenoury (El Hierro, Tenerife, 1999) cuyo proyecto busca plasmar en instantáneas los recuerdos o vivencias de la población del Casco Antiguo de Cuenca".

Los escritores Kevin Soto y Diego Santana, ambos de La Habana (Cuba) y la artista sevillana Lucía Tello completan el plantel de este centro, que puede albergar más de una docena de creadores y en el que, para futuras ediciones, Manuel Creus espera contar también con proyectos de otras disciplinas, como la música. 

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