La madre y 5 testigos respaldan la versión de los 2 acusados de asesinar a su hermano y culpan al padre

Una vecina dice que oyó dos disparos "sobre las diez de la mañana" del día de los hechos

Casilda N.T., la madre de Diego M.N. y Rubén M.N., los dos acusados de asesinar a su hermano, Roberto M.N., en la localidad conquense de Campillo de Altobuey en la noche del 18 al 19 de julio de 2012, así como cinco testigos, entre ellos, Francisco López, alcalde del municipio, han respaldado la versión de la defensa y han inculpado al padre de ambos, Argelio M.S., como autor de los dos disparos que acabaron con la vida de Roberto. Argelio se suicidó, ahorcándose, el 18 de septiembre de 2013.

En su declaración ante el Tribunal del Jurado y a preguntas del Ministerio Fiscal, Casilda N.T. ha declarado que Roberto "era bebedor y no se portaba nada bien ni con sus hermanos", ni con ella ni con su marido. "Casi todos los días estaba discutiendo y bebía casi todos los días", ha insistido.

El día 19 de julio, ha puntualizado, ella desayunó y se fue a andar con su marido "a las nueve menos algo y él --en referencia a la víctima-- se quedó durmiendo", a la vuelta, "a las diez menos algo de la mañana", ella se fue "a comprar y él siguió durmiendo".

A continuación, ha declarado, "a mis hijos les llamaron diciendo que mi marido había matado a mi hijo" y que fue "él el que efectuó los disparos sobre las diez de la mañana". Según ha testificado, fue su hijo Rubén quien le "recogió en la carnicería, pero no me dijo nada".

Respecto a la presencia de pólvora en su ropa, circunstancia que, según el Ministerio Fiscal, denotaría, al igual que en el caso del resto de los miembros de la familia, que se encontraban cerca de la víctima en el momento de los disparos, la madre no recuerda si entró a la casa, "porque a mí no me dejaban pasar" o pasó "porque me dijeron que me tenía que cambiar de ropa porque se la tenían que llevar".

Asimismo, ha detallado que cree que sobre las diez de la mañana del día 19 de julio su hijo Roberto aún "no era cadáver" y que sobre las tres o las cuatro de la madrugada no escuchó "ni disparos ni peleas", tal y como sostiene el Ministerio Fiscal. "No lo veía venir", ha concluido, antes de confirmar que no ha reclamado la indemnización de 112.000 euros que solicita para ella la Fiscalía a los dos acusados en concepto de responsabilidad civil.

Por su parte, Precepta I.V., una vecina de la familia, ha declarado que en la mañana de los hechos se encontraba "tendiendo la ropa en el corral" cuando oyó "dos ruidos muy fuertes, uno detrás de otro, me parecieron dos disparos y fueron muy seguidos". "Entré a casa a ver si se había caído la televisión y salí al callejón", ha continuado, "miré y no vi nada, por lo que seguí tendiendo la ropa, me cambié para ir a comprar y, al salir, vi a un policía en el callejón".

En el interior de su vivienda, según ha explicitado, se encontraba su hija, quien, a pesar de tener las ventanas cerradas, también "oyó algo, creyó que era un petardo". Ninguna de las dos, ha agregado, oyó de madrugada "nada que llamara la atención, ningún ruido extraño, porque yo tengo el sueño ligero y si hubiera oído algo supongo que me habría despertado".

TESTIMONIO DEL ALCALDE

El alcalde de Campillo de Altobuey, Francisco López, que también ha declarado como testigo en esta causa, ha testificado que recibió una llamada de Diego M.N. instándole a llamar a la Guardia Civil porque su padre había matado a su hermano Roberto y que, "automáticamente", sobre las 10.51 horas, llamó a la Benemérita y subió a la casa familiar, donde se encontró a Argelio M.S. "sentado con las piernas estiradas hacia delante y con la escopeta apoyada en la pared, a su lado izquierdo", aunque, ha dicho, "no le vi sangre".

Al preguntarle por lo sucedido, le respondió que le "había matado" y que ya había "hecho lo que tenía que hacer" y podía "morirse tranquilo".

Al llegar al domicilio, ha recordado que le vio "tranquilo", que los presentes "trataban de darle ánimos" y que Diego y Rubén "ya estaban allí".

Otro de los testigos, F.S.R., también vecino de la familia, ha declarado que, en la mañana de los hechos, sobre las diez menos unos minutos, Argelio M.S. fue a su casa a llevarle dos calabazas y "a los diez minutos se presentó otra vez, me llamó por la ventana, que tenía cerrada, y me dijo que llamara a Diego porque él había matado a Roberto, aunque no le vi restos de sangre ni nada, estaba normal". "Me dio dos cartuchos de caza vacíos, que dijo que eran con los que lo había matado, le pedí el teléfono y llamé a Diego". A continuación la Guardia Civil llegó a recoger los dos cartuchos que él "había tirado".

Este testigo ha subrayado, además, que su casa se encuentra situada a unos 60 o 70 metros de la vivienda donde sucedieron los hechos y que no oyó "disparos a las diez de la mañana, no oí nada" y que la relación entre los hermanos "era buena, los veía normal, pero lo que pasara en su casa ya no lo sé".

Interrogado sobre si la víctima salía a trabajar con sus hermanos, ha recalcado que lo hacía "cuando quería, habitualmente estaba en su casa". "Yo lo veía pasar unas veces con una y otras veces con dos garrafas de cinco litros de vino, no sé si se lo bebía todo o no", ha espetado.

El juez de Paz de la localidad y presidente de la cooperativa agraria San Andrés, donde Roberto compraba vino, José Antonio L. R., ha confirmado que la víctima compraba vino allí "algunas veces" y que el día de los hechos, una vez tuvo conocimiento del suceso, fue "a su casa porque estaba con el alcalde cuando le llamó Rubén", que ya estaba en su domicilio junto a Diego y su padre cuando ellos llegaron. "Se supone que estaban nerviosos", ha valorado.

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