¿El Bitcoin podría volverse sostenible?
A medida que transcurren los años, el mercado de las criptomonedas comienza un proceso lento pero seguro hacia la masificación, siendo cada vez más común ver el uso de criptomonedas como activos especulativos, pero también la implementación de la tecnología Blockchain para dar pie a nuevos negocios.
Si bien es cierto que estas herramientas de innovación financiera podrían cambiar la forma en la que el mundo maneja el dinero, lo cierto es que también estaría causando estragos debido a la contaminación generada por la minería. Pero, ¿este es un peligro imparable, o es posible crear un mercado “cripto” sostenible?
Cómo se vuelve sostenible
Aunque no son muchos los esfuerzos que se están realizando por mitigar la contaminación creada por el crecimiento del mercado “cripto”, lo cierto es que ya existiría un puñado de iniciativas que buscan proporcionar minería de criptomonedas basada en energía renovable.
El reporte más reciente se dio en Costa Rica con el centro de criptominería Poás I, una hidroeléctrica que utiliza las variables climáticas del país para generar energía y minar criptomonedas. Con el dinero generado, el centro estaría comenzando el proceso de reactivación de la planta, que llevaba varios años en decaimiento.
Algo similar se vería en Estados Unidos y en España, donde distintas empresas estarían utilizando energía renovable, ya sea mediante energía eólica o a través del reciclaje de desechos animales, para poder asegurar una minería de criptomonedas que no sea negativa para el medio ambiente.
Pero, ¿por qué el Bitcoin es contaminante?
El Bitcoin, al igual que todas las criptomonedas que utilizan algoritmos de prueba de trabajo (PoW) se crea a través del proceso denominado como minería, donde se necesita de poder computacional para resolver operaciones complejas.
Estas operaciones se utilizan para la verificación de transacciones con criptomonedas, y dan fragmentos del activo (Satoshi, en el caso del Bitcoin) como recompensa. Estos fragmentos son vendidos al precio que determine el mercado, generando una ganancia para el minero, y brindando activos para nutrir actividades de intercambio.
Las transacciones pueden darse directamente, con personas comprando y vendiendo activos a través de plataformas de intercambio, mediante productos derivados y subyacentes como los ofrecidos por profit revolution, e incluso a través de la inversión en empresas que trabajan directamente con estos activos.
La minería de una sola moneda requiere de una gran cantidad de máquinas trabajando por muchas horas, por lo que, quienes generan ingresos mediante la minería, suelen contar con aparejos o granjas de minería en las que se instalan decenas, cientos e incluso miles de computadores que trabajan día y noche sin parar.
Lógicamente, esto genera un gasto eléctrico gigantesco, con la minería global gastando más energía que países como Argentina o Suecia, lo que se traduce en un incremento significativo en la emisión de desechos contaminantes, así como en la saturación del sistema eléctrico de varios países de todo el mundo.
Las alternativas al Bitcoin
Debido al problema que representa el incremento en la minería, así como a distintas debilidades de las cadenas de bloques que funcionan con PoW, se han desarrollado protocolos de prueba de participación (PoS) que eliminan la minería por completo, funcionando mediante la participación de los usuarios.
Aunque los activos que utilizan esta tecnología aún no serían tan valiosos, sí estarían posicionados como los que más potencial tienen de cada al futuro, permitiendo transacciones más rápidas y económicas con un uso de energía hasta 90% menor.
Para muchos, estas serían las criptomonedas del futuro, con muchas redes iniciando el proceso de migración hacia los PoS para brindar herramientas tecnológicas y financieras mucho mejor adaptadas al mundo moderno.