Invirtiendo en el futuro: las nuevas instalaciones deportivas impulsan el crecimiento regional
En los últimos años, hay muchas zonas del mundo que ya han apostado por un modelo de desarrollo económico diferente, un nuevo modelo en el que el deporte y la innovación tecnológica van de la mano. Tenemos nuevas instalaciones deportivas que van desde estadios hasta centros de alto rendimiento que ya se han convertido en motores de crecimiento económico. Algo que ha sucedido en paralelo a la digitalización, y es que esta ha transformado la manera en que los aficionados se relacionan con el deporte.
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De la infraestructura a la identidad regional.
Cada vez son más los gobiernos locales que entienden que las instalaciones deportivas no solo son sitios para entrenar o competir, sino también una herramienta de transformación a nivel nacional o territorial. Un nuevo estadio o una pista de atletismo moderna pueden modificar la percepción de una ciudad y también proyectarla hacia el exterior.
Tal y como sucede con muchas ciudades en las que se celebran los Juegos Olímpicos, que ven cómo sus instalaciones han sido protagonistas a la hora de ser elegidas como ciudad representante de los Juegos. Hay ejemplos como el Estadio Olímpico de Londres o el Parque Deportivo Panamericano de Guadalajara que muestran cómo esa obra puede convertirse en un símbolo.
Un catalizador económico de gran alcance.
Las nuevas instalaciones deportivas tienen un impacto económico tanto directo como indirecto. En la fase de construcción se movilizan importantes inversiones públicas y privadas. Inversiones que crean muchos puestos de trabajo en sectores que van desde la ingeniería hasta la construcción, y que, una vez terminadas, impulsan actividades económicas relacionadas con el turismo, la hostelería o el comercio.
Hay estudios que dicen que, por cada euro invertido en infraestructura deportiva, el retorno puede multiplicarse entre dos y tres veces, casi nada. Además, la organización de competiciones coloca a las regiones en el mapa local, atrayendo a muchos patrocinadores y medios de comunicación, lo que hace que la propia ciudad pueda expandirse al mundo.
Fomento del empleo y la innovación.
El crecimiento del sector deportivo también ha estimulado la creación de empleos sostenibles, así como la aparición de nuevos perfiles profesionales. Y es que no solo se trata de entrenadores o gestores de instalaciones, sino también de especialistas en tecnología deportiva, marketing digital o incluso en medicina del deporte y sostenibilidad.
A nivel local, hay espacios deportivos que funcionan muy bien como incubadoras de talento. Muchos jóvenes encuentran en este tipo de espacios una oportunidad de formarse y competir. Así, sueñan con ser el día de mañana atletas reconocidos a nivel internacional.
Con todo esto, el auge del deporte y las nuevas tecnologías también ha dado paso a una forma complementaria de ocio, un ocio que antes no existía. Hoy tenemos diferentes posibilidades: la posibilidad de jugar al casino online es una de ellas. Es una tendencia cada vez más popular, que combina diversión, estrategia y emoción. Plataformas modernas ofrecen opciones como ruletas, tragaperras o incluso secciones de apuestas, para que cualquier persona que admire a un atleta o a un equipo pueda sacar una emoción extra de un partido concreto.
Cohesión social y bienestar ciudadano.
Más allá de ese crecimiento económico, las instalaciones deportivas cumplen una función social de gran relevancia. El acceso a espacios modernos y accesibles permite promover hábitos saludables en la población, además de combatir el sedentarismo y reducir los costes sanitarios a largo plazo. Así, los municipios que han apostado por la construcción o renovación de instalaciones deportivas públicas ven mejoras en la participación ciudadana y también en la convivencia.
El turismo deportivo también es uno de los sectores que más crece dentro de la economía global. Viajar para asistir a competiciones, maratones o eventos internacionales ya es tan común como viajar para ver a un cantante en un estadio que llena toda la ciudad de encanto y alegría. El turismo deportivo, además, estimula la inversión en transporte, alojamiento y otros servicios complementarios, y cuando se gestiona de forma eficiente, se convierte en un factor de desarrollo equilibrado capaz de beneficiar tanto a residentes como a visitantes.
Colaboración público-privada y planificación estratégica.
Para que las inversiones en infraestructuras deportivas sean correctas y eficaces, es fundamental una buena planificación y una estrecha cooperación entre el sector público y el privado. Los gobiernos locales tienen que garantizar la transparencia, la equidad y la rentabilidad social, y las empresas, a su vez, pueden aportar gestión e inversión económica.
Como ves, las regiones que comprenden este potencial están siendo mucho mejores a la hora de afrontar los desafíos del siglo XXI. En un contexto global como el actual, la búsqueda de sostenibilidad y bienestar es imprescindible. El deporte es, por tanto, un lenguaje universal: un lenguaje que impulsa la economía y transforma los territorios.