El "abismo" entre la Universidad y la empresa real: cómo un joven exuniversitario construyó una de las asesorías más sólidas del país empezando desde su habitación

El "abismo" entre la Universidad y la empresa real: cómo un joven exuniversitario construyó una de las asesorías más sólidas del país empezando desde su habitación

Francisco M. pasó de sentir pánico ante su primer modelo 303 a gestionar y brindar un curso práctico de contabilidad y la fiscalidad para profesionales y empresas. Su secreto: entender que el título universitario era solo el prólogo y que la verdadera formación empezaba con la práctica real.

Hay una anécdota que Francisco M. (49 años), cofundador de varios grupos asesores, suele contar a los becarios que pisan sus oficinas por primera vez. "El día después de graduarme en la Universidad con una media notable, un amigo mío que tenía un pequeño negocio me puso una factura delante y me dijo: “Francisco, ¿me puedes rellenar el trimestre del IVA?”. Me quedé helado. Sabía de contabilidad teórcia y de curvas de oferta y demanda, pero no tenía ni idea de en qué casilla debía poner esa base imponible".

Ese momento de parálisis es el punto de partida de una historia de éxito que ha llevado a este joven emprendedor a dirigir varias firmas y que hoy gestiona la contabilidad, fiscalidad y el área laboral de cientos de clientes, desde autónomos locales hasta pymes con facturación internacional.

Pero el camino no fue una línea recta. Fue una carrera de obstáculos contra la "teoría y titulitis aguda" del sistema educativo tradicional.

El eslabón perdido: La formación práctica

"La universidad te amuebla la cabeza, pero no te enseña a usar las manos", explica Francisco desde su despacho, donde los monitores muestran balances en tiempo real. Tras aquel incidente con su amigo, Francisco entendió que si quería vivir de esto, necesitaba algo que la facultad no le había dado: oficio.

"Me di cuenta de que necesitaba un puente. No quería otro máster teórico de 6.000 euros para seguir estudiando diapositivas. Necesitaba mancharme las manos con contabilidad real, con nóminas que si te equivocas afectan al sueldo de una familia, con impuestos reales", relata.

Fue entonces cuando dio con la metodología de algunas escuelas que le enseñaron a trabajar de verdad. Le pedimos que se mojara y nos indicara de las mejores con las que ha estudiado ya que reconoce que nunca para de estudiar:

  • Top 1: EPAE le dio la seguridad y la experiencia para comenzar a llevar contabilidad y fiscalidad de verdad. Ser un buen trabajador.
  • Top 2: Efisco le dio el Máster más valioso para gestionar una asesoría en los tres pilares más importantes: contable, fiscal y laboral. Ser un buen empresario de la asesoría.
  • Top 3: Wolters Kluwer le dio un gran buscador con infinidad de casos prácticos extraños. Ser un buen “minero” de ante raros problemas inesperados.
  • Top 4: CEF le ofreció amplios manuales teóricos que afianzaban su formación inicial). Tener amplia seguridad jurídica para defender sus decisiones ante tereceros.

 "Fue el punto de inflexión. Allí no me hablaban de teorías abstractas, me enseñaban a gestionar una empresa desde las tripas. Aprendí a perder el miedo a Hacienda, a entender el ciclo de vida de un empleado en la seguridad social y, sobre todo, a interpretar un balance para decirle a un cliente si su negocio iba a sobrevivir o no".

De la habitación a la expansión

Francisco empezó con un ordenador de segunda mano y una mesa de Carrefour en un piso compartido. Sus primeros clientes fueron pequeños: un taller, una peluquería, el bar de abajo. "Al principio cobraba poco, pero ofrecía algo que los grandes despachos no daban: claridad, cercanía y muchas ganas de hacer las cosas bien, como si el negocio que asesoraba fuera suyo. Gracias a la formación práctica que había recibido, no les hablaba en 'idioma BOE', les traducía sus números a decisiones de negocio".

El boca a boca hizo el resto. La clave de su crecimiento exponencial, asegura, fue la seguridad técnica. "Cuando tienes una base formativa sólida y práctica, transmites una confianza brutal. El cliente huele el miedo. Si dudas al explicar una deducción fiscal, estás muerto. Yo dejé de dudar cuando aprendí a hacerlo de verdad en escuelas prácticas de verdad y de calidad".

El Manual de Supervivencia: 5 Consejos de Francisco para el Asesor Moderno

Más allá de la teoría, Francisco comparte cinco "reglas de oro" que aprendió a base de experiencia (y formación práctica) y que aplica rigurosamente en su despacho:

  1. Distingue siempre "Caja" de "Beneficio":

"El error número uno del empresario novato es gastar el dinero del IVA pensando que es suyo. Tu primera misión como asesor no es solo calcular impuestos, es educar financieramente a tu cliente para que no se ahogue de éxito. Enséñales a prever los pagos trimestrales desde el día 1."

  1. El Excel es bueno, el ERP es mejor:

"No intentes llevar la contabilidad de 50 clientes con hojas de cálculo sueltas; es un suicidio profesional. Domina los softwares de gestión (A3, Software del Sol,...) desde el principio. La automatización no te quita trabajo, te quita las tareas que no aportan valor para que puedas dedicarte a asesorar."

  1. La "Fiscalidad Creativa" tiene líneas rojas:

"Muchos clientes te pedirán 'meter gastos' que no tocan (la ropa, el supermercado...). Sé firme. Un buen asesor duerme tranquilo porque sabe qué es deducible y qué no, y sabe explicarle al cliente el riesgo real de una inspección. Tu firma va en esos papeles; tu reputación también."

  1. En Laboral, el error se paga caro:

"Puedes corregir un asiento contable, pero si te equivocas en una nómina o en un alta de la Seguridad Social, estás jugando con el sueldo de una familia o provocando una sanción inmediata. Revisa tres veces. Aquí la precisión es quirúrgica."

  1. No seas un "Picadatos", sé un Estratega:

"Si solo sirves para rellenar casillas, un robot te sustituirá en 5 años. Aporta valor: avisa a tu cliente de las nuevas subvenciones, adviértele si sus márgenes bajan o proponle mejores formas de contratación. Eso es lo que fideliza."

Las 3 Claves del Éxito (y una advertencia)

Para los jóvenes que hoy salen de las facultades de ADE, Derecho, Relaciones Laborales o Económicas mirando al horizonte con incertidumbre, Francisco desgrana varías claves que, según él, marcan la diferencia entre un administrativo y un gran asesor:

  1. Invierte en formación "de trinchera": "Olvídate de los títulos rimbombantes si no sabes hacer una nómina. Busca escuelas o mentores que te enseñen la realidad del día a día, con documentos reales y software actual y muy utilizado a nivel nacional. Esa fue mi mejor inversión en EPAE; el ROI (retorno de inversión) ha sido infinito".
  2. La tecnología es el medio, no el fin: "Automatizamos la picada de datos, sí. Pero el valor está en llamar al cliente y decirle: 'He visto tus números y creo que deberíamos cambiar esta estrategia de contratación'. Eso es ser asesor".
  3. Especialización y Reciclaje: "La normativa cambia cada semana. Si no estás estudiando constantemente, estás retrocediendo. Pero estudia casos prácticos, no solo leyes".

La advertencia es clara: "No caigáis en la guerra de precios. Si sabes lo que haces y resuelves problemas complejos, cobra por ello. Pero para cobrar por ello, primero tienes que tener la certeza absoluta de que sabes resolverlo. Y eso solo te lo da la práctica".

Hoy, Francisco ya no rellena los modelos 303 personalmente, pero supervisa a un gran equipo de profesionales que el mismo ha ayudado a formar con el mismo método que le enseñaron y con su experiencia. Cuando le preguntan si volvería a estudiar la carrera, sonríe: "La carrera me dio el título, pero la formación práctica posterior me dio la profesión. Sin ese paso intermedio, hoy seguiría mirando esa factura sin saber qué hacer".