Triunfo incuestionable de Fandiño en el fin de feria de Ciudad Real

El torero Iván Fandiño cosechó un triunfo rotundo e incuestionable de cuatro orejas en el festejo con el que se cerró la feria de Ciudad Real, y en el que tanto El Cid como El Fandi tocaron también pelo con un trofeo cada uno

Julio César Sánchez

El torero Iván Fandiño cosechó éste domingo un triunfo rotundo e incuestionable de cuatro orejas en el festejo con el que se cerró la feria de Ciudad Real, y en el que tanto El Cid como El Fandi tocaron también pelo con un trofeo cada uno.

FICHA DEL FESTEJO.- Toros de Miranda y Moreno, bien presentados, nobles y manejables en general. El peor, el quinto.

Manuel Jesús "El Cid": media y descabello (ovación); buena estocada (oreja con petición de la segunda).

David Fandila "El Fandi": estocada caída (oreja); y tres pinchazos y estocada desprendida (ovación).

Iván Fandiño: estocada desprendida (dos orejas); y estocada atravesada que hace guardia (dos orejas).

En cuadrillas, saludó tras banderillear al tercero "Jarocho", de la cuadrilla de Iván Fandiño.

La plaza tuvo un tercio de entrada.

Un martillo pilón

Hay toreros que quieren, pero que no pueden. Y los hay que pueden, pero no quieren. Iván Fandiño quiere y puede. Lo dejó de manifiesto en la corrida que cerraba feria en Ciudad Real.

Pero no es que se esforzara por encima de lo que hace habitualmente, es que es un martillo pilón que lleva dando golpes desde hace tiempo, aunque de manera más llamativa durante los últimos tres años.

Y es éste cuando está recogiendo los frutos de manera más clara, convirtiéndose en ejemplo a seguir para tantos y tantos toreros que están donde él ha estado hasta hace poco.

Hoy ha dado una lección de firmeza ante un lote de Miranda y Moreno que ofreció embestidas distintas. Su primero tuvo clase, pero le faltó algo de fondo. Lo pasó con quietud y ceñimiento por los dos pitones, dándole tiempo entre serie y serie, en un derroche de autenticidad que los tendidos captaron perfectamente, pidiendo para él las dos orejas, concedidas por el palco.

Su segundo, que cerró corrida y feria, fue un toro más complicado, que tuvo movilidad y bendita emoción, pero que se defendía con un tornillazo en el tramo final del muletazo. Fandiño le aplicó de nuevo la receta de la firmeza y de demostrar quien mandaba allí. Era él.

A pesar del mando, el toro le dio un recado en forma de cogida a la hora de interpretar unas manoletinas de máxima exposición. Afortunadamente se trató de una voltereta sin consecuencias serias. Fue una lástima que la espada hiciera guardia, lo cual no fue impedimento para que repitiera premio doble. Generosa la segunda oreja; no por la faena, sino por la estocada defectuosa.

El Cid anduvo sobrado y lucido con el capote en los dos recibos por verónicas. La faena a su primero, que tuvo clase y nobleza pero al que faltó fuelle, fue de más a menos.

Con su segundo no se llegó a acoplar. El toro tenía la raza justa, pero calidad a raudales. El sevillano se puso encima del toro ya en la segunda tanda, y el de Miranda y Moreno se acabó, dejándonos en la retina tan solo una buena y ligada primera serie por el pitón derecho. Mató bien, por lo que se le pidió la segunda orej, aunque no le fue concedida en justicia.

El Fandi anduvo animoso toda la tarde. Recibió de rodillas a su primero con largas cambiadas, banderilleó con su acostumbrada facilidad atlética, y dejó dos sensacionales naturales a su primero. Lo incomprensible fue que no insistiera por ese pitón y en cambio volviera a la mano derecha, con la que anduvo vulgar.

De su segundo poco cabe reseñar debido a la negativa del toro a embestir, prefiriendo el abrigo de las tablas.

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