Un investigador de la UCLM alerta de los riesgos de las plantas de biometano

El profesor e investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), Máximo Florín Beltrán, y María Manzano, miembro de la Plataforma Stop Biometano de Castilla-La Mancha, atendiendo a los medios este domingo en Manzanares (Ciudad Real)
El profesor Máximo Florín, de la Universidad de Castilla-La Mancha, ha expuesto los posibles impactos ambientales y sanitarios vinculados a las plantas de biometano, una fuente de energía renovable cuya implantación genera debate en la región.

El profesor e investigador de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) Máximo Florín Beltrán ha advertido de los "riesgos reales" asociados a las plantas de biometano, una fuente de energía considerada renovable pero que, según distintos estudios y datos oficiales, puede tener impactos ambientales y sanitarios "significativos".

Florín, que ha ofrecido una charla titulada 'Planta de biometano en Manzanares' ante más de 300 personas en Manzanares, ha explicado este domingo a EFE que, según el Plan Regional de Biometanización, actualmente en información pública, el biogás y el biometano se han promovido como parte de la estrategia de descarbonización de Castilla-La Mancha, aprovechando la infraestructura de transporte y almacenamiento del gas natural.

Sin embargo, ha advertido de que "las aparentes ventajas de estas instalaciones no deben ocultar sus impactos", especialmente en materia de gestión de residuos, emisiones fugitivas de metano y contaminación derivada del digestato.

El investigador, que ha estado acompañado por María Manzano, miembro de la Plataforma Stop Biometano de Castilla-La Mancha, ha señalado que los análisis disponibles han mostrado que la cadena de suministro del biometano genera perfiles de emisiones "similares a los del petróleo y el gas natural", con menores emisiones directas de metano (CH4), pero "tasas de pérdida mucho mayores".

A ello se ha sumado la compleja gestión del digestato, el subproducto principal del proceso de metanización.

"Solo alrededor del 5 % de los residuos se ha transformado en biogás; el 95 % restante se ha convertido en digestato, cuya gestión plantea graves retos ambientales", ha afirmado, citando a la propia industria del sector.

El caso de Manzanares lo ha destacado como "especialmente llamativo" por su limitada capacidad ganadera y, en este sentido, ha recordado que, según el Censo Agrario de 2020, el municipio ha contado con 18.745 cabezas de ovino, 1.113 de caprino y 4.443 de porcino, pero no ha tenido explotaciones bovinas ni avícolas.

Las estimaciones realizadas han indicado que sería necesario importar más de 8.000 toneladas anuales de purines desde otros municipios para abastecer la planta.

"En total, Manzanares podría generar unas 123.000 toneladas de residuos menos de las que la planta requeriría para funcionar", ha indicado Florín, quien también ha planteado interrogantes sobre el impacto logístico del transporte de 72 camiones diarios por el término municipal.

Aumento del riesgo de enfisema y otras afecciones respiratorias

Además de los efectos sobre el tráfico o los olores, el investigador ha apuntado que diversas investigaciones internacionales han relacionado la proximidad residencial a este tipo de plantas con un aumento del riesgo de enfisema y otras afecciones respiratorias.

"Los operarios han estado expuestos a endotoxinas y hongos y las fugas de sulfuro de hidrógeno han podido tener consecuencias graves o incluso mortales", ha señalado, citando estudios que han detectado mayores tasas de visitas a urgencias por causas respiratorias en un radio de hasta 10 kilómetros de las plantas de biogás.

Respecto al digestato, Florín ha explicado que se trata de un material "químicamente inestable", que puede contener metales pesados, antibióticos y contaminantes orgánicos persistentes.

"Su impacto ambiental no se ha regulado en toda su cadena de vida y su aplicación agrícola ha podido provocar sobrefertilización, eutrofización y contaminación de acuíferos", ha añadido.

Asimismo, ha dicho que según los estudios que ha analizado, hasta un 40 % del nitrógeno y un 50 % del fósforo contenidos en el digestato "no han sido asimilables por las plantas", reduciendo su valor agronómico.

Como alternativas, el experto ha defendido el fomento de la agricultura regenerativa, la fertilización de precisión y los modelos de planta de pequeña escala y uso local, ubicados fuera de zonas vulnerables a la contaminación por nitratos.

"El futuro no ha de pasar por megaproyectos que concentran riesgos, sino por soluciones descentralizadas que reciclen los residuos donde se generan y contribuyan a una economía rural más limpia y sostenible", ha concluido.