Una investigación revela datos inéditos en un yacimiento de Ciudad Real

Un tejón de la Edad del Bronce desvela el final del culto sagrado en yacimiento de Castillejo del Bonete
Un tejón de la Edad del Bronce desvela el final del culto sagrado en yacimiento de Castillejo del Bonete
photo_camera Un tejón de la Edad del Bronce desvela el final del culto sagrado en yacimiento de Castillejo del Bonete

La Universidad Autónoma de Madrid ha publicado los datos de una investigación zooarqueológica sobre los mamíferos encontrados en el santuario prehistórico de Castillejo del Bonete (Terrinches, Ciudad Real), el lugar sagrado de la Cultura de las Motillas.

El estudio, han informado este martes los autores en un comunicado de prensa, aporta información acerca el final del uso de los túmulos y presenta datos inéditos de la industria ósea hallada en el yacimiento.

El profesor Luis Benítez de Lugo, arqueólogo director de la investigación, ha asegurado que en esta investigación zooarqueológica han analizado fundamentalmente piezas elaboradas con hueso, asta o dientes que fueron utilizados como medios de producción o complementos para vestir y adornar a los difuntos o elaborar ídolos.

De este modo, el estudio de restos de micromamíferos, como un pequeño carnívoro que podría ser un tejón, aportan información sobre el final del uso de estos túmulos, mientras que los perfiles de mortalidad de los grandes mamíferos sugieren una explotación mixta, tanto de productos primarios (carne) y secundarios (leche, lana y posibles animales de carga o tracción) en el caso de los ovicaprinos, bovinos y cerdos.

Las piezas arqueológicas depositadas aquí fueron puestas al servicio de un ritual creado en torno a los ancestros y a un culto solar desde el Calcolítico hasta la Edad del Bronce.

Se aportan dos nuevas dataciones radiocarbónicas del yacimiento, obtenidas de una vértebra de ovicaprino, que marcan el momento de monumentalización de la cueva utilizada como cámara funeraria, mediante la construcción del Gran Túmulo 1, y el momento de uso del Túmulo 2.

El estudio publicado por la Universidad Autónoma de Madrid, titulado "Fauna e industria en materia dura de origen animal del lugar sagrado de la Cultura de las Motillas: Castillejo del Bonete (Terrinches, Ciudad Real)", concreta que los patrones de edad de sacrificio de las cabañas de ovicaprinos reflejan un sistema de explotación mixta, en el cual la mayoría de los animales habrían sido mantenidos con vida hasta su edad adulta para poder aprovechar los recursos en vida del animal, además de los cárnicos: la leche y la lana en el caso de los ovicaprinos, y la leche y la fuerza de trabajo en el caso de los bovinos.

Aparecen también restos de perros, sin mostrar trazas de carnicería ni verse termoalterados.

Los canes son fundamentales para controlar los rebaños y protegerlos de depredadores.

En vida pueden considerarse vinculados con el cuidado de la cabaña ovina, pero la frecuencia de cráneos de estos animales en depósitos rituales calcolíticos obliga a considerar la posibilidad de que la presencia de restos de perros en Castillejo del Bonete fuese resultado de un gesto simbólico deliberado; quizás de un rito de sacrificio para ser enterrados junto a sus dueños.

En la cueva se ha encontrado también una especie de ratón (Mus spretus) que constituye una introducción reciente en las faunas ibéricas procedentes del norte de África, que puede considerarse resultado y evidencia indirecta de navegación prehistórica.

Los restos son abundantes e indican que en este momento su población estaba ya bien asentada en el sur de la Península.

Además, la ausencia en Castillejo del Bonete de otras especies como Mus musculus, Suncus etruscus, Rattus rattus o Rattus norvegicus -que en la actualidad habitan en el entorno del yacimiento- señala que la incorporación de estas especies a la fauna ibérica se produjo en un momento posterior a la Edad del Bronce.

Finalmente, la gran concentración de restos de microvertebrados en el interior de la cueva tiene su origen en su utilización como madriguera y letrina por parte de estos pequeños carnívoros.

La acumulación de excrementos -de los que se han conservado algunos en forma de coprolitos- y su descomposición produjeron la incorporación a los sedimentos de la cueva de grandes cantidades de huesos correspondientes a las presas ingeridas por este carnívoro, que utilizaba como madriguera, en una de sus cotas superiores, la Galería 2 una vez quedó en desuso por las comunidades de la Edad del Bronce.

El tamaño de las presas presentes en el yacimiento indican que el carnívoro que ocupó la cueva tuvo que ser de talla media o pequeña, probablemente un tejón (Meles meles), cuyos restos fueron encontrados en este lugar en el momento del descubrimiento de la cueva.

La ocupación de la cueva por este animal a mediados del segundo milenio indica que en ese momento, en el Bronce Medio, había dejado de funcionar como cámara sepulcral y lugar sagrado de la Cultura de las Motillas. 

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