López Simón se lleva la tarde en Ciudad Real y sale a hombros con El Fandi

El diestro López Simón durante la faena a su primer toro, en el segundo festejo de la Feria Taurina de Ciudad Real - EFE/Mariano Cieza
photo_camera El diestro López Simón durante la faena a su primer toro, en el segundo festejo de la Feria Taurina de Ciudad Real - EFE/Mariano Cieza

El diestro Alberto López Simón hizo hoy lo más destacado del segundo festejo de la feria de la Virgen del Prado de Ciudad Real, donde, además, fue el máximo triunfador numérico, con tres orejas, de una tarde en la que David Fandila "El Fandi" también salió a hombros tras desorejar al segundo de su lote.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis toros de la ganadería de Alcurrucén, bien presentados y de juego desigual. Corrida que osciló entre los complicados segundo y quinto, a los encastados -en mayor o menor medida- cuarto, quinto y sexto.

David Fandila "El Fandi", ovación y dos orejas.

Sebastián Castella, silencio y ovación.

Alberto López Simón, dos orejas y oreja.

En cuadrillas, Domingo Siro y Jesús Arruga saludaron montera en mano tras banderillear en el sexto.

La plaza registró un tercio de entrada en los tendidos.

CIUDAD REAL TAMBIÉN VIO A LÓPEZ SIMÓN

La renovación de los carteles llegó este año, y su principal protagonista de la pasada temporada, López Simón, evidenció en Ciudad Real que se trata, ya, de una realidad solvente y asentada. A sus dos toros, de condición no fácil, plantó cara.

A su primero fue dándoselos (los muletazos) de uno en uno al inicio, colocándose cabalmente para evitar el arreón, y terminando ligándole alguna serie meritoria.

Parecido aconteció en el sexto, otro toro que embestía sin ritmo aunque por abajo. El madrileño le plantó cara para hilvanar una labor con altibajos en la que hubo limpieza intermitente. Lo que sí hubo, en todo momento, fue disposición. Toda.

El Fandi se las vio en primer lugar con un ejemplar de viaje sin ritmo frente al que logró poco lucimiento.

Sin embargo lo bordó a la verónica en el recibo al cuarto -sí, sí, lo bordó, incluidas dos magníficas medias- aunque menos en el quite por chicuelinas. Con la muleta alternó naturales de algún quilate con bisutería.

Castella nada pudo hacer en su primero, un toro bronco con mucha guasa. Su segundo tuvo emoción, pues embestía por abajo con ambición, pero sin compás. El francés logró lo mejor por el pitón derecho, fallando con la espada y perdiendo trofeo.

Exigente corrida de Alcurrucén, a la que faltó armonía en sus embestidas, pero que tuvo su lidia lucida. Por otro aire distinto del toro artista, pero perfectamente válida. Simplemente distinta.

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