Logran el objetivo de descender 818 kilómetros del río Guadiana en barca de enea

Los dos aventureros que hace un mes iniciaron una expedición para descender en barcas de enea los 818 kilómetros que recorre el río Guadiana por la península ibérica han culminado su objetivo con éxito tras alcanzar su destino final en Ayamonte

Fotografía faciliada por Nuria Hernández de los dos aventureros a su llegada a Ayamonte (Huelva)
photo_camera Fotografía faciliada por Nuria Hernández de los dos aventureros a su llegada a Ayamonte (Huelva)

Los dos aventureros que hace un mes iniciaron una expedición para descender en barcas de enea los 818 kilómetros que recorre el río Guadiana por la península ibérica han culminado su objetivo con éxito tras alcanzar su destino final en Ayamonte (Huelva).

Maikol García y Alejandro del Moral llegaron ayer con sus barcas de enea hasta la desembocadura del río Guadiana en Ayamonte tras navegar durante veinte jornadas la mayor parte del Guadiana, desde su nacimiento en las Lagunas de Ruidera (Ciudad Real) hasta su llegada al mar en Ayamonte.

Alejandro del Moral ha explicado a Efe que ayer fue un día que marcarán el resto de sus vidas y ha dicho que el objetivo "era aprender y conocer mejor el río Guadiana para así poder ponerlo en valor y defenderlo, y es lo que hemos hecho".

Del Moral ha afirmado que, a pesar de la dureza tanto física como mental de la expedición, los dos compañeros se sentían felices de pasar a formar parte de la historia del río Guadiana.

Ahora comienza otra aventura, ha agregado, que es la de "poner en valor y divulgar todo lo bueno" que han conocido durante la travesía y "todo lo malo" que amenaza la conservación del río.

La expedición seguirá trabajando en un ambicioso proyecto divulgativo que prevé, entre otras iniciativas, la realización de un documental para el que contarán con la colaboración de la productora Air Drone View.

Maikol García, por su parte, se ha mostrado orgulloso de formar parte de la expedición "Aborigen caminos del Guadiana", que ha calificado como "increíble".

Ha reconocido que había sido muy especial encontrarse con su familia después de un mes sin verse así como la llegada a la playa dorada de Isla Canela.

Para él la travesía concluyó devolviendo a la naturaleza lo que le prestó, por lo que decidió cortar todas y cada una de las amarras que conformaban su barca y dejar que en el océano Atlántico se llevara las cañas y eneas de su barca.

"He dado mi remo a mi hijo Pol, para que reme por la vida con fuerza, a mi hija Susan le he regalado mi cuchillo para que corte todo cuanto la ate, y a mi esposa Mer le he dado la pluma que le puse a la barca en la proa y que veía cada mañana al zarpar y me recordaba donde debía ir", ha manifestado.

Comentarios