Hospital Ciudad Real beca un estudio sobre el dolor en personas con discapacidad intelectual

El Hospital General Universitario de Ciudad Real ha becado una investigación sobre la evaluación y manejo del dolor en personas con discapacidad después del estudio que ha realizado el enfermero Rubén Bernal, que ha determinado después de tres años de trabajo y más de cuatrocientas encuestas que ciertos comportamientos de las personas con discapacidad intelectual "podrían ser manifestaciones concretas de dolor y problemas de salud".

Así, la Unidad de Investigación y Docencia de este hospital, que recupera las ayudas a la investigación, va a investigar estas manifestaciones de dolor de personas con discapacidad, quienes son "más propensas a caer enfermas y padecer dolor, y recurren a cambios de conducta para manifestarlo", según ha señalado la Consejería de Sanidad en una nota de prensa.

Bernal ha estado trabajando durante tres años sobre este asunto con la intención de sistematizar estas modificaciones de conducta y poder determinar a través de ellas la procedencia y el grado de este dolor.

"La discapacidad intelectual no es una enfermedad, pero está constatado que estás personas padecen 2,5 veces más enfermedades que la población en general, hasta diez veces más en el caso de patologías musculoesqueléticas, y está demostrado también que las aquejadas de parálisis cerebral sufren más dolor", ha determinado el enfermero.

A esto, ha añadido Bernal, hay que sumarle los problemas de comunicación de estas personas y que son víctimas del denominado "ensombrecimiento del diagnóstico", que hace que "las enfermedades físicas y mentales que puedan padecer no se diagnostiquen al quedar ocultas por la discapacidad", una suma de condicionantes que hacen que "en muchas ocasiones no reciban un tratamiento adecuado".

"Hay veces en las que las alteraciones de conducta no se perciben como un problema físico sino de salud mental y en ocasiones, mejorarían con analgésicos", ha apuntado el investigador del Hospital General Universitario de Ciudad Real.

MANIFESTACIONES DE DOLOR A TRAVÉS DE LA CONDUCTA

En este sentido, Bernal ha señalado que se está viendo que "hay comportamientos faciales, vocales o cambios en los hábitos de alimentación que están relacionados con estreñimiento, afecciones bucodentales u otitis" y que determinadas conductas -retraimiento, falta de atención, hábitos repetitivos-- que pueden llegar a impedir a la persona con discapacidad participar en actividades sociales habituales pueden ser, en realidad, "manifestaciones de dolor que los cuidadores no interpretan como tales".

En cuanto a cómo se sabe qué y cuánto le duele a una persona con discapacidad intelectual, el investigador señala que si no lo puede reportar la propia persona con discapacidad, lo mejor es a través de la observación conductual estructurada e informes de los cuidadores.

A tenor de las respuestas a los 430 cuestionarios realizados, Bernal ha manifestado que "se puede sostener que ante la presencia de dolor las personas con discapacidad intelectual lo manifiestan con determinados comportamientos, indicadores faciales, vocales, aislamiento social o aumento de las estereotipias, las repeticiones de un gesto, acción o palabra características de algunos trastornos mentales".

NUEVO MODELO DE EVALUACIÓN DEL DOLOR

Por todo ello, el investigador espera que su proyecto de investigación sirva para validar nuevas formas de evaluación del dolor basadas en modelos comportamentales que tengan en cuenta las características de la persona con discapacidad y también las particularidades del cuidador.

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