Elena Ramírez, artista textil de Puertollano: El arte de bordar es un acto de rebeldía

Elena Ramírez, artista textil de Puertollano (Ciudad Real): El arte de bordar es un acto de rebeldía - EFE/Jesús Monroy
La artista textil de Puertollano es la creadora de 'Sindedal Creaciones', proyecto creativo que se articula en torno a tres líneas inspiradas en la naturaleza: tierra, mar y hielo, y combina técnicas tradicionales con investigación contemporánea.

La artista textil Elena Ramírez, natural de Puertollano y creadora de 'Sindedal Creaciones', reivindica el bordado como "un acto de rebeldía" frente a la inmediatez y el consumo rápido y afirma que cada puntada "es una forma de resistencia".

Según ha explicado en una entrevista, su relación con el bordado comenzó en la infancia, "a escondidas casi" porque su madre consideraba que coser era "una esclavitud", por lo que fueron sus vecinas y una tía quienes le enseñaron los primeros puntos, sembrando una pasión que, con los años, se transformó en lenguaje artístico.

Formada en la Escuela de Arte Pedro Almodóvar de Ciudad Real y en Bellas Artes en Cuenca, Ramírez amplió su trayectoria con un máster en Arteterapia en Madrid.

Su proyecto creativo se articula en torno a tres líneas inspiradas en la naturaleza: tierra, mar y hielo, y combina técnicas tradicionales con investigación contemporánea, como el electrobordado, una práctica que incorpora luz a las piezas.

Así, en sus obras conviven musgos recreados con lana, setas que emergen de lienzos y texturas que evocan paisajes fríos a través de luces azuladas.

"Me interesa lo que se ve y lo que no se ve, lo que la luz revela y lo que oculta", explica Ramírez, que encuentra en el bordado un espacio propio para narrar historias que atraviesan memoria, identidad y naturaleza.

Uno de los rasgos más personales de su trabajo es el uso de materiales reciclados y, especialmente, hilos heredados de abuelas y mujeres que ya no bordan, ya que para ella, incorporarlos es una forma de preservar sus gestos y su memoria.

Proceso lento y minucioso

Su proceso creativo es lento y minucioso. Parte de fotografías que toma en paseos por el campo, de bocetos o de imágenes encontradas, hasta desembocar en obras que pueden tardar meses.

"Nunca tengo la sensación de que una pieza esté completamente terminada", admite, aunque reconoce que ese ritmo pausado forma parte esencial del sentido de su obra.

Además de sus trabajos de gran formato, Elena crea piezas pequeñas como broches, pendientes o nombres bordados para bebés, que le permiten acercarse al público desde una vertiente más artesanal.

Entre sus obras más personales destaca 'Mamas', una pieza que recoge su propia historia: el contraste entre la prohibición materna y el impulso creativo alimentado por las mujeres del barrio que la animaron a seguir bordando.

"Son historias contadas a través de la lana y de los hilos", resume.

Resurgir del bordado

Para Ramírez, el resurgir del bordado tiene que ver con una necesidad colectiva de frenar y reconectar y lanza una reflexión: "Vivimos tan desconectadas y tan aceleradas que necesitamos algo que nos atraviese y nos devuelva a nosotras mismas. Para mí, atravesar la tela con una aguja es casi como meditar".

Sobre si existe un hilo conductor en su obra, explica que cada pieza "tiene su esencia y su personalidad", aunque reconoce que sigue una línea vinculada a la naturaleza y a la experimentación textil.

Además de participar en diversas exposiciones en Puertollano con la Asociación de Mujeres Artistas ARTFEM, de la que es comisaria, tesorera y vicepresidenta, este año ha formado parte de una muestra en 'Proyecto 5', en Ubrique (Cádiz), dedicada a mujeres artistas con motivo del 8M, donde presentó su obra 'A mar'.

Su pieza 'Musgo' también ha sido recientemente seleccionada en el encuentro internacional de arte textil 'Hilaku', celebrado en Zaragoza, cuyo objetivo es difundir prácticas creativas que utilizan el textil como soporte y crear redes entre artistas e instituciones.

"El arte textil ha tenido que luchar durante décadas para ser reconocido", afirma, recordando que no comenzó a considerarse parte del arte contemporáneo hasta finales de los años sesenta.

Ramírez confiesa que su gran objetivo es poder presentar una exposición individual y vivir plenamente de su obra.

"Ahora sí puedo hacerlo y tengo la suerte de dedicarme a lo que me apasiona. Mi deseo es que alguien conecte con una obra mía, la cuide y la haga suya. No busco trascender, solo dedicarme por completo al bordado y al arte", concluye.