La autopsia no pudo certificar con seguridad si las puñaladas mataron o no a Ángel Osorio

Prisión provisional sin fianza para los 2 detenidos por homicidio de Ángel Osorio. Imagen de archivo del fallecido Ángel Osorio y los juzgados de Valdepeñas (Ciudad Real)
photo_camera Imagen de archivo del fallecido Ángel Osorio y los juzgados de Valdepeñas (Ciudad Real)

Este jueves ha quedado visto para sentencia el juicio que durante dos días se ha celebrado en la Audiencia Provincial de Ciudad Real por la muerte de Ángel Osorio en 2013, después de que la Fiscalía y la acusación particular solicitaran 23 años de cárcel tanto para V.M.D. como para J.C.G. por considerarlos culpables de asesinato y robo con violencia mientras que sus defensas pidieron la libre absolución al considerar que no se ha probado.

En la última sesión del juicio, los forenses han puesto de manifiesto que el tiempo transcurrido entre la muerte de Ángel Osorio y el hallazgo del cuerpo --cinco meses después en una zona en la que había habido una charca y por el que pasó una máquina agrícola-- dificultó notablemente la autopsia del cadáver así como el establecimiento de la causa de la muerte.

En este sentido, han detallado que el cuerpo presentaba numerosas fracturas en diversas zonas como consecuencia del atropello cuando el cadáver ya estaba en avanzado estado de descomposición, aunque lo que más les llamó la atención fueron cinco heridas en el hemitórax izquierdo compatibles con lesiones por arma blanca monocortante --navaja o similar-- que cree que se pudieron producir antes de la muerte, si bien tal extremo no pudo ser certificado por las peritos del Instituto Anatómico Forense, quienes no hallaron signos vitales en las heridas.

"Que no las encontraras no quiere decir que no existieran", ha dicho la forense, quien ha insistido en el mal estado en el que se hallaba el cuerpo cuando se encontró, en la útima fase ya de descomposición. En este sentido, las peritos del Instituto Anatómico Forense que han declarado por video conferencia han agregado, a preguntas de las defensas, que "no se puede determinar si las heridas fueron antes o después de la muerte por el estado del cuerpo".

La fiscal, una vez escuchados todos los testimonios, ha estimado que las pruebas practicadas han demostrado que los acusados entraron en el domicilio de la víctima a robar --"si no lo hicieron es porque creyeron que la víctima había muerto"-- así como que la agredieron hasta que lo dejaron inconsciente, tras lo que lo trasladaron a una finca donde V.M.D. lo apuñaló y abandonaron su cadáver.

Por su parte la acusación particular ha mantenido la misma teoría que la fiscal y ha defendido que V.M.D. como para J.C.G. actuaron con alevosía al aprovechar que la víctima no se podía defender porque estaría incosciente, además de que eran dos contra uno.

En el caso de las defensas, ambos del turno de oficio después de que otros abogados renunciaran, han pedido la libre absolución de sus defendidos y, en el caso de J.C.G., la subsidiaria de lesiones con resultado de muerte u homicidio imprudente ya que los dos han sostenido que sólo se ha podido probar lo que contaron sus patrocinados sobre que estuvieron en la casa y que fue allí donde falleció la víctima al recibir un golpe, y no que muriera por apuñalamiento.

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