Resilencio Rural se abre paso en Molinicos para luchar contra la despoblación

Entre sus objetivos se encuentran buscar un espacio común para desarrollar proyectos que abarquen la cultura, el medio ambiente, la soberanía alimentaria o aspectos sociales y, al mismo tiempo, fomentar un modo de vida sostenible que ayude a repensar la relación con la naturaleza, los pueblos y sus habitantes
Proyectan en Molinicos (Albacete) un espacio de retiro espiritual para ayudar a artistas
photo_camera Resilencio Rural se abre paso en Molinicos para luchar contra la despoblación

Molinicos es una pequeña localidad albaceteña encuadrada en la Sierra del Segura, al sureste de la provincia. Con menos de 1.000 habitantes, cuenta con un entorno rural y turístico privilegiado cercano a los principales puntos de interés de la zona. Desde hace casi un par de años cuenta con unos nuevos habitantes. Se trata de las personas que conforman la asociación Resilencio Rural.

Entre sus objetivos se encuentran buscar un espacio común para desarrollar proyectos que abarquen la cultura, el medio ambiente, la soberanía alimentaria o aspectos sociales y, al mismo tiempo, fomentar un modo de vida sostenible que ayude a repensar la relación con la naturaleza, los pueblos y sus habitantes.

La historia de Resilencio comienza en 2017 cuando un grupo de personas residentes en Albacete se juntaron con unos intereses comunes para rehabitar zonas rurales e irse a vivir fuera de la capital.

"Hicimos un pequeño sondeo por pueblos cercanos, hablamos incluso con algunos ayuntamientos. Nuestra prioridad era aportar donde fuésemos. Caímos en Molinicos y nos acogió muy bien", explica Antonio, integrante del colectivo, a Europa Press.

Una vez elegido el lugar, varias personas comenzaron a vivir allí y comenzaron a darle forma a la iniciativa, naciendo así formalmente entonces el colectivo Resilencio Rural en 2019.

Compraron entonces la antigua fonda del pueblo, cuyo origen se remonta a 1900 y que estaba en desuso. Para ello, lanzaron un crowdfunding en las redes sociales para el que consiguieron apoyo por valor de más de 10.000 euros.

FRENAZO POR LA PANDEMIA

La pandemia frenó mucho el calendario que tenían previsto tanto para comenzar a realizar actividades como para la propia reforma de la fonda aunque previamente, en todo caso, ya habían comenzado a realizar actividades en Molinicos.

Entre ellas se encuentran unas jornadas llamadas 'Goza en la poza', que consistían en limpiar una poza cercana al pueblo y pasar un día de encuentro allí. También se realizaron talleres o encuentros de baile.

"Nos interesa mucho el tema del folklore y cómo la gente del pueblo baila el suyo propio", apunta María, integrante de Resilencio. "Las actividades que hemos hecho han tenido buena respuesta. Nos han ofrecido huertos en desuso para cultivar y la aceptación ha sido muy buena tanto por la gente como por la administración. Teníamos claro que queríamos vivir aquí no solo para alejarnos del bullicio de la ciudad sino que hubiera algo de intercambio. Es un proyecto de vida personal de cada uno pero también un proyecto social que aporte al pueblo", añade.

Con la actividad social restringida por la pandemia, sus labores se centran en los últimos meses en rehabilitar el espacio físico de la fonda para que pueda usarse lo antes posible. "Tenemos claro que va a ser una rehabilitación del espacio, no una reforma al uso. Lo estamos haciendo un poco con nuestras manos, usando barro y cal. Lo vamos haciendo poco a poco", comenta Antonio.

En este sentido colaboraron hace unos meses con las Jornadas de Arquitectura Popular de Castilla-La Mancha. "Lo hacemos todo de manera sostenible y tradicional", explica Bea, que también forma parte de Resilencio.

Una de las pocas actividades de cara a los habitantes de Molinicos que sí han podido poner en marcha es el Concurso de Leñeros. "Es como un arte que tiene la gente de aquí, el colocarlos bien para que no desmoronen es un arte y hay que saber hacerlo. Nosotros cuando empezamos a colocar los leñeros no sabíamos y este año surgió lo del concurso para animar a la gente. Es un poco como un museo, son estructuras, era algo que la gente podía participar porque prácticamente todo el mundo tiene leña para calentarse. Fue para promover un poco ese orgullo rural", explica María.

La idea era hacer una exposición en el Ayuntamiento con todas las fotografías de leñeros que se hicieran. De momento, por la crisis sanitaria, la exposición no se ha podido hacer aunque las muestras se han difundido en redes sociales y se han otorgado los premios. Las personas agraciadas tienen sus leñeros en Fuente Higuera (Molinicos), Jartos (Yeste) y Yeste.

También han lanzado el proyecto 'Palabras con raíz' para recuperar el lenguaje de la zona. La inspiración les vino de la escritora María Sánchez, que está está recuperando palabras de su zona. "Es un proyecto a largo plazo. Creamos una serie de buzones, los colocamos en comercios y aldeas para que toda la gente, la más mayor sobre todo, introdujera ahí palabras y tener esa recuperación de lenguaje en desuso", explica Natalia, también integrante del colectivo.

Una vez que la fonda esté rehabilitada, los objetivos son varios. Uno de ellos es que el espacio sirva para residencias artísticas y que compañías o colectivos artísticos puedan usar el edificio para sus creaciones. "La idea es que ellos aporten algo al pueblo a través de su obra. Es una forma de atraer esa cultura al pueblo", comenta Natalia.

Otras funciones que pretendan que cumpla la fonda es servir de espacio coworking, de aprendizaje (a través de formación y talleres) y de espacio sociocultural con diferentes actividades colectivas.

"El espacio nos gustaba que fuera una casa antigua. Que mantuviera su estructura tradicional. Eso nos tiró mucho, vimos varios espacios y se eligió esta por la arquitectura popular. Es una fonda del siglo XXI, antiguamente se alojaba gente que venía de paso. Y es ahora lo que queremos hacer adaptado a nuestro siglo. Que pase mucha gente por allí, nos gusta decir que será un espacio de acogida", comenta María.

LUCHA CONTRA LA DESPOBLACIÓN

Desde el colectivo Resilencio Rural muestran interés en luchar contra la despoblación y esta es su manera de contribuir a ello, pero no de cualquier manera ni apostando solo por la actividad turística. "El turismo puede hacer que llegue economía a los pueblos pero no fija población. Para luchar contra la despoblación o rehabitar lo necesario es fijar población", comenta María.

Por su parte, Beatriz añade que a nivel económico también es interesante diversificar la actividad. "Hay muchos oficios que sería interesante potenciar para que la economía no dependa solo de un punto como es el turismo, que viene una pandemia y lo cierras".

El impacto económico de una zona con tanto turismo como esta sierra albaceteña está aún por determinar. "En Riópar sí que hemos visto muchas casas rurales en venta", comenta Antonio, que cree que una comarca como esta con tanta riqueza natural no debería apostar solo por el turismo. Para Resilencio Rural, hay que postar por él pero no puede ser sólo eso, es una medida a corto plazo y beneficia solo a unas personas determinadas.

Ahora, con la pandemia se ha potenciado el teletrabajo. "Creo que solo venirte para teletrabajar no funciona. Traerte la oficina de la ciudad al pueblo no vale. Puedes teletrabajar pero viviendo como se vive en los pueblos, apostando por esa cultura, no por la novedad", reflexiona María.

"La gente que le estaba ya dando vueltas a irse fuera de las ciudades es la que puede dar el salto", añade Beatriz.

"Ha venido gente pero no hemos visto boom. Ahora estamos viendo mucha gente que se ha venido a teletrabajar de vez en cuando", indica Antonio.

Desde Resilencio tienen claro que la manera de rehabitar los pueblos no debería ser por el teletrabajo ni por el "agobio" de la pandemia. "Porque en un pueblo no hay que vivir como en una ciudad", concluye Beatriz.

Comentarios